El aumento de la exposición a las radiaciones solares o la presencia de los pólenes, característicos de la primavera, impacta notablemente sobre las pieles más sensibles. Fruto de ello, las patologías dermatológicas crónicas tienden a agravarse e, incluso, hay pacientes que acuden a la consulta de los especialistas de la piel para informar de la aparición de lesiones cutáneas.

José Luis López Estebaranz, dermatólogo y presidente del Colegio Ibero-Latinoamericano de Dermatología (CILAD), indica a EG que “las patologías cutáneas empeoran notablemente en la estación primaveral, sobre todo con la radicación solar”. De hecho, hace referencia a enfermedades concretas como el lupus eritematoso o la porfiria, que “se agravan fruto de la exposición a la radiación ultravioleta intensa en primavera y verano”. Motivo de ello, recalca que estos pacientes deben tener especial cuidado.

Alergia al sol, dermatosis preexistente y erupción polimorfa lumínica

Según relata el especialista, los problemas que más detectan los dermatólogos en esta época son la alergia al sol, el agravamiento de dermatosis preexistentes, que se activan con la exposición solar, o la erupción polimorfa lumínica. “Esta última es una erupción que se manifiesta en la zona de exposición a la luz, provocada por los rayos UVA y UVB. Además, es más frecuente en mujeres jóvenes, en personas que residan en países nórdicos o que tengan pieles más claras, porque la melanina nos protege de esta reacción alérgica”, asegura.

José Luis López Estebaranz, dermatólogo y presidente del CILAD.

Poniendo el foco en la dermatitis atópica, señala que es una de las enfermedades autoinmunes más comunes y que también puede agravarse en esta época. “Estos pacientes presentan con más frecuencia fiebre del heno, asma, rinitis… que pueden afectar y agravar su patología de base“, alerta.

Además de en la piel, también es común que se observen procesos alérgicos en las uñas. Al respecto, Estebaranz destaca la aparición de eccemas o alergias provocados por distintos cosméticos como el esmalte de uñas o los pegamentos acrilatos, que se usan en las uñas de porcelana.

Motivo de ello, insiste en que desde las consultas es indispensable que los profesionales incidan en concienciar a los pacientes de los peligros de la radiación ultravioleta. “Hay que incidir en la importancia de la protección, ya sea haciendo uso de prendas que cubran la piel, de gafas de sol o de protectores solares en cremas o soluciones que sean de alto espectro”, subraya.

Dermatitis y abordaje multidisciplinar

A día de hoy, hay una sensación generalizada de que hay más personas alérgicas, consecuencia directa de que los pacientes también acudan más a los especialistas, cuestión que ha afectado en el diagnóstico de patologías como la dermatitis de contacto. Según Estebaranz, hay distintos compuestos que la desencadenan, como las isotiazolinonas. “Son conservantes presentes en distintos productos químicos que producen reacciones en un porcentaje pequeño de personas que son más sensibles y sufren una reacción alérgica de contacto”. No obstante, también hay perfumes o metales como el níquel que pueden desencadenarla.

En el caso de patologías como la dermatitis atópica, íntimamente relacionada con la alergia, la importancia del abordaje multidisciplinar, entre dermatología y alergología, adquiere especial relevancia. “Este paciente tiene una ‘marcha atópica’ a través de la cual, además de las lesiones cutáneas, desarrolla asma o alergias alimentarias“, informa Estebaranz. Motivo de ello, incide en que “la colaboración con los alergólogos es fundamental”.

Poniendo el foco en los pacientes derivados desde la consulta de dermatología a alergología y viceversa, el especialista indica que la cantidad es variable. Desde alergología relata que les derivan pacientes con asma, fiebre del heno o dermatitis atópica. Además, afirma que también recurren a los especialistas de la piel a la hora de realizar pruebas epicutáneas, método diagnóstico utilizado básicamente para el estudio de los eczemas alérgicos de contacto. Asimismo, hay patologías que abordan en común, como es el caso de las urticarias.

Enfermedades sin cura y cáncer de piel: los grandes retos

Incidiendo en la evolución del abordaje de las patologías cutáneas en los últimos años, sostiene que ha sido muy amplia, de hecho, la califica como “espectacular”. Dentro de la dermatología hay más de 3.000 enfermedades, en el campo de las patologías inmunomediadas, como la dermatitis atópica, la psoriasis o la urticaria, ha habido un desarrollo de conocimiento “muy relevante”, garantiza. Esto “ha permitido el desarrollo de nuevas terapias biológicas que van dirigidas a corregir esa alteración molecular o inmunológica y reestablecer el balance inmunológico en estos pacientes”, incide.

En los últimos años, paralelamente, según Estebaranz, la demanda de asistencia dermatológica ha ido aumentando por factores como la diversidad en el número de enfermedades dermatológicas existente o el aumento de la esperanza de vida, ya que hay patologías que aumentan con la edad, como el cáncer de piel. Entre las nuevas líneas de investigación en las que se está trabajando en la actualidad, el dermatólogo destaca nuevos tratamientos para cáncer de piel, melanoma, carcinoma basocelular y espinocelular, hidradenitis, dermatitis atópica, psoriasis, lupus, dermatomiositis y enfermedades del tejido conectivo.

Con respecto a los retos actuales a los que se enfrenta la especialidad, Estebaranz lamenta que “todavía hay muchas enfermedades crónicas para las que no tenemos cura“. Otro de los aspectos relevantes, y a su vez preocupantes, es el aumento exponencial de la incidencia del cáncer de piel, además del incremento de casos en jóvenes. En esta línea, señala que para combatir estas cifras “la prevención es fundamental”. También menciona que, en melanoma, “afortunadamente se ha producido un desarrollo avanzado de terapias dirigidas al check point inmunológico que nos permiten obtener supervivencias que antes no teníamos en pacientes con la enfermedad avanzada”.


También te puede interesar…