Mantener unos niveles adecuados de vitamina D es muy importante para el buen funcionamiento del organismo a diferentes niveles. Entre las funciones que regulan se encuentra la correcta absorción del calcio en los huesos, que puede derivar en debilidad ósea o incluso osteoporosis y en otros síntomas como la debilidad muscular. También, la incidencia y gravedad de enfermedades cardiovasculares, neuropsiquiátricas, autoinmunes y problemas óseos y musculares podrían empeorar en situaciones de déficit de esta hormona
La vitamina D se absorbe mayoritariamente a través de la piel, y en mucha menor medida, por la dieta. Por ello, existe una percepción generalizada de que la síntesis de vitamina D es mayor en los meses estivales, en los que habitualmente se pasa mayor tiempo al aire libre y, por consiguiente, hay una mayor exposición a la luz solar. No obstante, existen factores como el tiempo de exposición solar, la latitud, la franja horaria, la selección de los protectores solares, el fototipo de la piel, la edad, la contaminación o conductas evitativas frente al sol que pueden hacer que no se alcancen los niveles óptimos de 25(OH)D, es decir, el metabolito que se usa para medir de la forma más exacta posible cuánta vitamina D hay en el organismo.
Además, existen mitos como que países como España registran de media niveles de vitamina D superiores a otros países. En realidad, estos son similares y, en ocasiones inferiores a países de Europa central o Escandinavia, debido a que en estos países se suplementan alimentos de uso habitual con vitamina D. De hecho, hay estudios que han puesto de manifiesto que el déficit de vitamina D no es algo exclusivo de zonas con poca luz solar y que se podría estar subestimando la prevalencia de la hipovitaminosis D en climas soleados. Uno de ellos, en el que se analizó la prevalencia de hipovitaminosis D en estudiantes de medicina de la universidad de Las Palmas de Gran Canaria, determinó que casi dos de cada tres estudiantes tenían niveles bajos de 25-hidroxivitamina D.
Por otra parte, existe controversia sobre la síntesis cutánea de vitamina D y el uso de cremas solares propio de esta época. Y es que, aunque se recomiende la exposición al sol de manera responsable para evitar hipovitaminosis D, también hay acciones que abogan por restringir este hábito para evitar daños como el melanoma u otras lesiones en la piel derivadas del sol.
Síntesis de vitamina D
En palabras de Esteban Jódar, jefe de servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid y profesor de Endocrinología en la Universidad Europea de Madrid, “son muchos los factores que dificultan la síntesis cutánea de esta vitamina, por lo que la llegada de los meses con más sol del año no supone una garantía de que la síntesis sea óptima”.
Así, un ensayo clínico aleatorizado realizado en España ha puesto de manifiesto el efecto de la suspensión de calcifediol (tratamiento para el déficit de vitamina D) en mujeres posmenopáusicas con deficiencia de vitamina D6. El objetivo principal del estudio fue evaluar la eficacia y seguridad a largo plazo de calcifediol mensual 0,266 mg durante 12 meses, calcifediol mensual 0,266 mg durante 4 meses + placebo durante 8 meses o colecalciferol mensual 25.000 UI durante 12 meses. Una vez alcanzados niveles óptimos de 25-hidroxivitamina D, tras la suspensión del tratamiento al mes 4, los niveles volvieron a caer dando lugar de nuevo a un estado de déficit. Los autores concluyeron por tanto que, al igual que se ha observado con colecalciferol[13], la interrupción del tratamiento con calcifediol conlleva que los niveles de 25(OH)D vuelvan a descender de forma abrupta hasta niveles previos al tratamiento, indicando la necesidad de mantener la suplementación una vez alcanzados los niveles óptimos.
“En la práctica clínica es común que existan las vacaciones terapéuticas en la suplementación con vitamina D, no tanto promovidas por los pacientes sino por los especialistas. Esto no es recomendable ya que, como cualquier otra suplementación hormonal, la suspensión del tratamiento lleva a una caída de los niveles previos al tratamiento que, por lo tanto, son los de insuficiencia”, desarrolla Jódar.
En concreto, el especialista refiere que hay determinados grupos en los que esto puede tener impacto. “Los pacientes que tienen más riesgo al suspender el tratamiento son aquellos que tienen osteoporosis. Sabemos que, en esa situación, sobre todo cuando no hay mucha exposición solar o se hace con protección, las caídas de vitamina D son la causa evitable más común del fracaso del tratamiento para la osteoporosis. Probablemente, otros colectivos u otras especialidades como neurología se encuentren en una situación similar”, explica Jódar.
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