La pandemia del Covid-19 está aumentando las desigualdades ya existentes: desde el contagio, a la supervivencia o las dramáticas consecuencias económicas.La Organización Internacional del Trabajo, la agencia especializada de Naciones Unidas, ha remarcado que las respuestas políticas deben garantizar que el apoyo llegue a los trabajadores y a las empresas que más lo necesitan.
La entidad subraya que algunos grupos, como los trabajadores migrantes y los trabajadores de la economía informal, se ven particularmente afectados por las consecuencias económicas del virus. De igual modo, las mujeres, que predominan en el sector público, están especialmente en riesgo.
La OIT también pone el foco en la protección de la salud mental de los profesionales
Trabas para contener el virus
La oficina internacional hace hincapié en que el alto nivel de pobreza e informalidad, así como la desprotección de algunos puestos de trabajo, dificultarán aún más la contención del virus.
Insisten en que aunque algunos trabajadores pueden reducir el riesgo de contagio trabajando a distancia o beneficiándose de medidas de prevención, muchos otros no tienen esa ventaja pues ya están en situación de desigualdad.
2.000 personas trabajan en el sector informal y parten de una situación de inequidad
A nivel mundial, 2.000 millones de trabajadores y trabajadoras (el 61,2 por ciento de la población laboral mundial) trabajan en el sector informal. Muchas de estas personas viven en viviendas abarrotadas y en ocasiones carecen de incluso de suministro público de agua.
La organización insiste en que en el extremo inferior de la cadena salarial, la situación es catastrófica. Muchas personas en países en desarrollo carecen de la cobertura de un seguro de salud y quedan expuestos al riesgo de morir, sin acceso a servicios de salud, denuncian.
Profesionales sanitarios
El personal sanitario está desempeñando un papel vital en la lucha mundial contra el Covid-19. Desde la OIT apuntan que se necesitan medidas especiales en todo el mundo para protegerlos y apoyarlos, precisamente el caballo de batalla en nuestro país.
Christiane Wiskow y Maren Hopfe, del Departamento de Políticas Sectoriales de la organización, insisten en que la protección de estos profesionales, que reciben el aplauso diario de millones de ciudadanos, debe ser una prioridad.
Junto a los equipos de protección individual para evitar contagios, las expertas también ponen el foco en la salud mental. A medio plazo, el estrés postraumático puede pasar factura, a imagen de lo que ya a sucedido en algunos países con epidemias como el ébola.
Además, recuerdan que los profesionales también han de resolver aspectos de su vida personal y piden que se disposiciones apropiadas con respecto al horario de trabajo, para que los trabajadores no dejen en un segundo plano su cuidado y el de su núcleo familiar.