La enfermedad de Alzheimer es la causa subyacente en el 70 por ciento de las personas que padecen demencia. Actualmente, se estima que 9,7 millones de personas viven con alzhéimer y demencia en Europa. Una cifra que se prevé que vaya en aumento y llegue a las 14 millones de personas para 2030. Con una población que envejece rápidamente, se trata de un problema creciente de salud pública que necesita tomar un nuevo rumbo.
De la necesidad de cambiar el avance de esta enfermedad neurodegenerativa, nace el Libro Blanco “Repensar la enfermedad de Alzheimer: Detección y diagnóstico”, que ahonda en la mejora de la detección, el diagnóstico y la atención de pacientes con alzhéimer.
El Libro Blanco fue presentado el pasado 24 de enero por el Consejo Europeo del Cerebro (EBC, por sus siglas en inglés), en colaboración con la Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas (Efpia). Ambas instituciones han colaborado con expertos de diferentes países de Europa para construir un consenso interdisciplinario alrededor de la práctica y la política sostenible para responder a la enfermedad de Alzheimer.
En concreto, el Libro Blanco analiza cómo detectar y diagnosticar la enfermedad en una etapa más temprana, es decir, en la etapa de deterioro cognitivo leve (DCL), y qué nuevas vías de atención deberían implementarse para llegar a los pacientes en esa etapa. Así, el proyecto está basado en recomendaciones que buscan provocar cambios tangibles para mejorar la vida de las personas que conviven con alzhéimer en toda Europa.
Costes sociales y económicos del alzhéimer
La enfermedad de Alzheimer progresa por etapas, comenzando con una “larga fase de silencio antes de que aparezcan los síntomas“, según apuntan desde el EBC. Mientras, la demencia no se trata de una enfermedad específica, sino que se describe como un conjunto de síntomas que incluye disminución de la memoria, el pensamiento, el comportamiento y la capacidad para realizar actividades cotidianas. En cualquier caso, ambas condiciones roban a las personas sus recuerdos, su independencia, sus relaciones y, en última instancia, sus vidas.
En este contexto, durante el evento del lanzamiento del Libro Blanco, varios expertos coincidieron que aún queda mucho por hacer para acabar con el estigma y abogaron por impulsar la educación y la comunicación para visibilizar estas patologías. “Hemos normalizado las conversaciones sobre enfermedades, pero no sobre la demencia”, lamentó María Teresa Ferretti, miembro del Women’s Brain Project.
Tal y como apuntó Sirpa Pietikäinen, eurodiputada de Finlandia, esta enfermedad no tiene cura en la actualidad, por lo que “el tratamiento preventivo es lo más importante”. En este sentido, la investigación es fundamental. Dado que los tratamientos modificadores de la enfermedad dirigidos a pacientes con DCL posiblemente llegarán al mercado en un futuro cercano, también es importante ver si los sistemas de atención médica están preparados para proporcionar estos nuevos tratamientos.
Por otro lado, Frédéric Destrebecq, director ejecutivo del EBC, destacó la urgente necesidad de reconocer la verdadera carga y el alto coste económico que supone esta enfermedad. Se estima que aumentará más de 250.000 millones de euros para 2030 (más del 5 por ciento se debe a los costes del cuidado de los pacientes). Por ello, no solo afecta a la vida diaria de los pacientes, sus familias y sus cuidadores, sino que supone una enorme carga para la economía y los sistemas sanitarios y sociales de toda Europa.