¿Qué ha sido de la resolución de transparencia en el mercado de medicamentos, vacunas y otros productos sanitarios que la Asamblea Mundial de la Salud aprobó en mayo de 2019? Un año después de ese acuerdo histórico apenas se han producido avances o novedades, según se desprende del informe de progreso a la que se ha sometido la 73ª Asamblea Mundial de la Salud. Y es que todas las acciones de los países parecen haber quedado paralizadas ante la llegada de la pandemia de Covid-19.
Por primera vez, la convención anual se ha celebrado a través de videoconferencia. En ella, el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha instado a los Estados miembro a continuar con la transparencia en los precios de los medicamentos y las medidas para prevenir la escasez de suministros, algo esencial en el contexto de la pandemia. También ha insistido en la importancia de asignar los recursos necesarios para poder aplicar la resolución y en planificar una hoja de ruta a nivel mundial para que los países sean coherentes con la Estrategia mundial y plan de acción sobre salud pública, innovación y propiedad intelectual.
Acceso universal y equitativo de vacunas
Todo apunta a que buena parte de la culpa de que no se hayan producido avances suficientes un año después es la emergencia sanitaria. La máxima preocupación de los países es atajar la crisis actual. Por eso, la OMS ha hecho un llamamiento para que la vacuna contra la Covid-19 se distribuya de forma equitativa cuando esté disponible y a un precio asequible. La respuesta de la Comisión Europea (CE), ha señalado su presidenta Ursula Von der Leyen, fue “inmediata”: una iniciativa de donaciones bajo el marco de la “Respuesta mundial a la crisis del coronavirus” para la financiación de una vacuna contra la Covid-19.
Los 194 países han aprobado por unanimidad esta resolución, promovida sobre todo por los europeos, que pretende proveer acceso económico y universal a las vacunas y tratamientos médicos contra el virus. Incluso Estados Unidos, uno de los más críticos con el borrador inicial, ha votado a favor de dicha resolución. Eso sí, con reservas. En el texto preliminar se pretendía quitar a las compañías farmacéuticas sus derechos de patente, algo en lo que Estados Unidos no estaba de acuerdo, pues podría provocar que, al reducir sus ganancias, también perdieran incentivo para desarrollar nuevos medicamentos. Así, los países acordaron flexibilidad en los aspectos comerciales de los derechos de propiedad intelectual.
El primer ministro italiano, Giussepe Conte, ha apuntado a la cooperación entre países como única forma para superar esta crisis. Y ha reivindicado que Italia ha promovido la solidaridad internacional para gestionar la emergencia y “acelerar soluciones sostenibles a largo plazo guiadas por la ciencia, la investigación y la medicina”.
De hecho, junto a la OMS, Italia ha lanzado ACT-Accelerator, una plataforma global para agilizar las vacunas, las herramientas terapéuticas y de diagnóstico y “garantizar el acceso universal y equitativo a tratamientos que salvan vidas”.
Una evaluación independiente
Y, mientras la mayoría aboga por la unidad, otros se desmarcan de ella. Estados Unidos, uno de los más críticos con la OMS, ha amenazado con abandonar el organismo de la ONU y cortar la financiación de forma permanente. Su presidente, Donald Trump, argumenta que ésta “ha fracasado en su misión”. Aunque el mandatario tampoco puede presumir de buena gestión en esta pandemia que ha dejado, por el momento, más de 90.000 muertos solo en Estados Unidos. Además, ha calificado a la OMS de “marioneta” al servicio los intereses de China, país que, según Trump, no ha mostrado transparencia y ha ocultado información del virus.
Von der Leyen ha mostrado una opinión totalmente opuesta, pues ha afirmado que fue gracias al “intercambio de información a escala global” que se pudieron desarrollar test para diagnosticar la enfermedad. “En los últimos tres meses hemos visto lo crucial que es unir fuerzas para nuestra salud individual”, ha asegurado la presidenta de la CE.
Ante las acusaciones por parte de Estados Unidos, Tedros Adhanom ha señalado que “la OMS está comprometida con la transparencia, la rendición de cuentas y la mejora continua”. Por eso, ha aceptado realizar una investigación independiente que examine su propia gestión de la crisis de Covid-19. “Iniciaré una evaluación independiente lo antes posible para revisar la experiencia adquirida y las lecciones aprendidas y hacer recomendaciones para mejorar la preparación y respuesta ante una pandemia nacional y mundial”, ha dicho Adhanom. Asimismo, ha hecho un llamamiento a todos los estados para que inviertan en el fortalecimiento y la implementación de las herramientas disponibles, especialmente el tratado global que sustenta la seguridad sanitaria mundial: el Reglamento Sanitario Internacional.
En España, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha hecho hincapié en que la cobertura sanitaria universal es la clave para tener “sistemas de atención de salud efectivos, resistentes y de calidad”.
España, gestos en transparencia
Aunque no se hayan producido grandes avances, sí ha habido gestos importantes. Nuestro país es un buen ejemplo. Poco antes de su investidura, Sánchez se comprometió a fomentar una mayor transparencia en la fijación de precios de los medicamentos. En este sentido, añadió que pretendía orientar las políticas del sector hacia “el cuidado de la salud de la población”, dando prioridad a la eficiencia.
Más tarde, los planes del Gobierno fueron expuestos por el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en su primera comparecencia en el Congreso. Aunque no abordó de forma clara la transparencia en la fijación de precios, exigía a la industria “que la terapia esté disponible a un precio razonable”. Según el ministro, “muchas investigaciones que hace la industria solo se pueden hacer con la colaboración de lo público”. Pero desde entonces no se han conocido nuevos avances. Esta idea, como tantas otras, ha sido eclipsada por la Covid-19.
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