“Es un momento deseado por todos, histórico”. Así ha celebrado la portavoz del PP en el Parlamento Europeo y exministra de Sanidad, Dolors Montserrat, el anuncio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el fin de la emergencia internacional por COVID-19.
La eurodiputada ha destacado ante los medios de comunicación su agradecimiento a todos los profesionales sanitarios por “el trabajo que han hecho salvando vidas”, idea que también ha destacado Nicolás González, eurodiputado socialista. “Los esfuerzos conjuntos de investigadores, sanitarios y reguladores nos permitieron contar con vacunas eficaces y seguras para proteger de los casos más graves y del riesgo de muerte a los ciudadanos europeos”, señala González.

Aunque es motivo de orgullo y alivio para ambos representantes políticos, la sensación de triunfo por el fin de la emergencia internacional queda se desdibuja cuando sale a relucir el futuro. “Este anuncio de la OMS no puede relajarnos, no podemos bajar la guardia en la construcción de la Europa de la Salud”, destaca Montserrat, y añade que se deben fortalecer los sistemas sanitarios “para evitar que, en caso de otra pandemia, los pacientes no se vean afectados a la hora del tratamiento o la detección, como ha ocurrido por ejemplo con el cáncer”.
González también apunta que el virus “no ha desaparecido y sigue siendo una amenaza global para la salud, con el riesgo de que surjan nuevas variantes”. Por ello, afirma el eurodiputado, “no bajaremos la guardia y seguiremos trabajando para crear una UE de la salud fuerte, con capacidad de hacer frente a futuros desafíos”.
Enseñanzas de la pandemia
La exministra de Sanidad ha recordado que “la pandemia nos ha enseñado que la salud debe ser una prioridad siempre”. “Debemos apostar por la atención primaria, por la producción de material sanitario y fármacos made in Europe, y por una plena coordinación entre los países europeos para no tener criterios dispares a la hora de actuar”, ha concluido.
Por su parte, González asegura que, a nivel europeo, “hemos aprendido las lecciones que esta situación nos han enseñado”.
“Si antes el ámbito sanitario era visto principalmente como una competencia nacional, ahora sabemos mejor que nunca que hay desafíos que solo podremos superar si unimos fuerzas”, reflexiona el eurodiputado, y añade que la aparición de nuevos agentes infecciosos, la resistencia a los antimicrobianos, el desarrollo de nuevos medicamentos o el efecto del cambio climático y la contaminación “requieren un planteamiento transfronterizo y coordinado”.

Sobre aquello que se ha logrado durante el desarrollo de la pandemia, González señala que se ha reforzado el papel de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC).
“Hemos creado un Reglamento específico para abordar las crisis sanitarias transfronterizas y hemos aplicado nuevos enfoques en todas nuestras políticas sanitarias para acelerar los procesos regulatorios de aprobación de nuevos medicamentos o reforzar la investigación y la innovación en Europa”, afirma el eurodiputado.
Fin de la emergencia internacional
El Comité de Emergencia de la Organización Mundial de la Salud declaró el pasado viernes 5 de mayo, que la emergencia de salud pública por COVID-19 que comenzó el 30 de enero de 2020 ha dejado de existir.
El anuncio lo realizó el director general de la agencia, Tedros Adhanom Gebreyesus, quien recordó que hace 1.221 días, la Organización tuvo conocimiento de un conglomerado de casos de neumonía de causa desconocida en Wuhan, China.
“El 30 de enero de 2020, por consejo de un Comité de Emergencia convocado en virtud del Reglamento Sanitario Internacional, declaré una emergencia de salud pública de importancia internacional por el brote mundial de COVID-19, el nivel más alto de alarma en virtud del derecho internacional”, afirmó Adhanom Gebreyesus. En aquel momento, fuera de China se habían notificado menos de 100 casos y ninguna muerte.
En el periodo de tiempo desde el anuncio de emergencia internacional, la OMS ha recibido la notificación de casi 7 millones de muertes, aunque el número de víctimas es varias veces superior, según aclaró el director general de la Organización.