“No voy en contra de la industria, ni mucho menos, pero apelo a un nuevo entendimiento entre poderes públicos y privados”. La eurodiputada socialista Soledad Cabezón tenía muy clara la postura con la que presentó ante la Comisión de Salud Pública (ENVI) del Europarlamento el borrador del informe Opciones de la UE para mejorar el acceso a los medicamentos. Pero no logró transmitirla y el borrador ha dividido en dos a la Cámara: aquellos que lo suscriben punto por punto y aquellos que creen que dibuja un panorama quizá demasiado sombrío, que no responde a la realidad y que al apuntar hacia un único culpable (la industria farmacéutica) puede poner en peligro puestros de trabajo, inversiones y hasta la propia innovación europea. Se abre un periodo fundamental hasta el mediodía del 19 de octubre, momento en el que finalizará el plazo para presentar unas enmiendas que otorguen al texto una línea más equilibrada y que convenza a todos. ENVI sabe que si el Europarlamento no fuerza la mano con este informe, tal vez consiga lanzar un buen mensaje conjunto con la Comisión y el Consejo.
El propio responsable de la Unidad de Medicamentos de la Dirección General de la Comisión Europea, Dominik Schnichels, consideró “alentador” que las reflexiones del Parlamento y del Consejo sean “bastante similares, a veces incluso complementarias”… Desde luego no lo son en cuanto a la consideración sobre la industria farmacéutica que algunos eurodiputados perciben en el informe. En previsión de lo que podría ocurrir, Cabezón presentó su borrador hablando de la competitividad del sector y de la necesidad de preservarlo, incluyendo el criterio de “calidad de la innovación” como principal medida. No funcionó.
Para algunos grupos (de Francia y Alemania), el papel de la industria como motor en la innovación, en el empleo y en la economía ha quedado relegado a un segundo plano. “Hay que evitar que este debate se vea dictado por simples consideraciones emocionales”, declaró la eurodiputada francesa del PP Françoise Grossetete. Esta representante encuentra varios puntos “incompletos o inexactos” en el borrador, fundamentalmente en relación a los precios de los medicamentos. Ante las acusaciones de que es la industria la que fija precios excesivos, Grossetete declaró que los precios “no están definidos por el laboratorio, sino en concertación con los poderes públicos”. En la misma línea, y teniendo en cuenta que la I+D farmacéutica es un proceso de riesgo tras el cual sólo se comercializa una molécula de cada 10.000, calificó de “reduccionista” la propuesta de definir los precios en base a los costes de producción y desarrollo más un beneficio razonable. “Los éxitos de una empresa deben financiar sus numerosísimos fracasos. Ése es el coste del progreso”, añadió.
No fue la única en mostrar su desacuerdo con el ‘desequilibrio’ de un texto que quiere encontrar otro equilibrio en el sector. “Nos da la impresión de que la industria del medicamento no es bienvenida, como si fuera persona non grata. No estoy de acuerdo”, indicó el alemán Karl-Heinz Florenz, también del PP. Su colega Peter Liese incidió en ello al pedir un marco que haga que “sea rentable” investigar en Europa. “La pregunta —dijo— no es cómo reducir el precio de los medicamentos, sino cómo aumentar la innovación”.
Françoise Grossetete: “Los éxitos de una empresa deben financiar sus numerosísimos fracasos. Ése es el coste del progreso”
Posibles cambios
A su paso, el primer debate en ENVI ha dejado indicios que permiten atisbar posibles cambios en el texto. Frédérique Ries, eurodiputada belga del grupo de Liberales y Demócratas, empezó dejando constancia de su “perplejidad” ante el tono general del informe y pidió más información sobre la “extraña concepción del partenariado público-privado” propuesto en relación a la ‘tasa farmacéutica europea’ anunciada. “Espero que trabajemos más en este tema”, se limitó a decir.
Tampoco está claro si se mantendrá la solicitud de crear un nuevo ente europeo encargado de la evaluación de las tecnologías sanitarias en Europa. Nadie se opone a potenciar un sistema comunitario de estas características, pero hay quien confía en que este trabajo puede recaer sobre la Agencia Europea del Medicamento sin necesidad de tener que aumentar el gasto público creando nuevos organismos.

También es probable que, tras la fase de enmiendas, el borrador incluya menciones a las reexportaciones paralelas de medicamentos. Se trata de un asunto prioritario para Eslovaquia, país que ostenta la presidencia semestral. Fue la checa Katerina Konecná la que alertó sobre esta ausencia en el borrador de Cabezón. En su país se estima que un 80 por ciento de los fármacos que importan se redistribuyen luego a otros países. Desde el punto de vista jurídico es problemático incluir restricciones en los porcentajes de exportación. Una solución, a su juicio, sería considerar los medicamentos como bienes “no sujetos a las normas de libre circulación de bienes” en el mercado interno.
Habla la Comisión
No sólo los grupos. La Comisión también ha trazado algunas fronteras iniciales en materia de propiedad intelectual. El informe adoptado sobre este asunto en 2009, así como los trabajos de monitoreo anual indican, según Schnichels, que los acuerdos sobre patentes “a veces pueden ser problemáticos” desde el punto de vista de la competencia, si bien “son la excepción”. Por ello, añadió que se ha de llevar a cabo una evaluación de los hechos de cada acuerdo de liquidación de patente “antes de concluir que se ha infringido la legislación europea en materia de competencia.
Según la Comisión, hay que llevar a cabo una evaluación antes de concluir que el sector ha infringido la legislación en materia de competencia.
La Comisión Europea también dice haber tomado nota de las dificultades de articular el artículo 81 de la legislación farmacéutica, relativo al aseguramiento del suministro, pero descarta tomar medidas inmediatas. “No tenemos intención de cambiar la legislación —dijo Schnichels— pero sí estamos abiertos a que haya un debate sobre esta disposición para que los estados desarrollen buenas prácticas”.
Los cuatro documentos base del ‘informe cabezón’
Tras las críticas recibidas, Soledad Cabezón aclaró que su intención no fue “dar la sensación de un panorama oscuro” en relación al sector farmacéutico, sino demostrar una “preocupación objetiva”. La eurodiputada esgrimió para ello cuatro estudios salidos del seno de la Comisión Europea que han sido la base de su borrador: se trata de la revisión sobre el trabajo de las agencias de evaluación del año 2015; las comunicaciones sobre el funcionamiento del sistema de patentes y sobre medicamentos innovadores, seguros y accesibles (ambas de 2008) y del informe sectorial sobre el funcionamiento de la industria farmacéutica de la Dirección General de Competencia (año 2009). Sus conclusiones, añade Cabezón, no sólo vienen avaladas por la autoría de estos documentos, sino que posteriormente han sido ratificadas por profesionales, pacientes y el propio Consejo de Ministros de Salud de la UE de junio de 2016. Todos ello avala, según ella, el objetivo del borrador: actualizar un marco que data de los años 70 y necesita ser revisado a la luz de los múltiples cambios acaecidos.