La pandemia de COVID-19 ha sido una de las mayores y más difíciles pruebas que ha superado la ciencia. En concreto, el sector biotecnológico ha demostrado “una alta capacidad para innovar”, y lo ha hecho de una forma muy ágil, reorientando sus capacidades en tiempo récord. Así lo puso de manifiesto Ana Polanco, presidenta de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio), durante su intervención en la Comisión de Ciencia.
La presidenta de Asebio acudió al Congreso para participar en la Subcomisión relativa al desarrollo del Pacto por la Ciencia y la Innovación y el estudio y análisis de la modificación de la Ley de Ciencia, donde destacó que el sector biotecnológico, la ciencia y la industria han demostrado que son “un motor de prosperidad económica y social” y que la biotecnología es una palanca estratégica para la recuperación de España.
Sin embargo, más allá de la pandemia, existen otros retos sobre los que la biotecnología está trabajando y que tienen que ver con el desarrollo de la ciencia y de la innovación. “A través del trabajo de esta subcomisión, necesitamos apuntalar los cimientos sobre los que construir una economía más sostenible generadora de bienestar y de oportunidades. Y, sin duda, uno de esos cimientos tiene que ser el desarrollo de sectores industriales intensivos en conocimiento, como el biotecnológico“, señaló.
Y es que, apuntó Polanco, la biotecnología es el primer sector industrial que más invierte en I+D, con más de 940 millones de euros, capaz de transformar la ciencia en empleo de calidad y crecimiento económico alcanzando este año el 0,8% del PIB. De hecho, Asebio es “la octava potencia mundial en producción científica en biotecnología y la quinta en un área tan prometedora como las terapias avanzadas”.
Impulso de la colaboración
Uno de los retos que se fija Asebio es transformar la ciencia en innovación y que, además, se desarrolle en nuestro país. Para ello, “es necesario impulsar más y mejores mecanismos de colaboración público-privada y de transferencia”.
“Desde Asebio creemos que indudablemente el reto de nuestro sistema de I+D no es solo de inversión, sino que estas inversiones tienen que venir acompañadas de reformas profundas que modernicen nuestro ecosistema de innovación“, destacó su presidenta.
De este modo, Polanco propuso impulsar un cambio de paradigma para que, “en lugar de transferencia, hablemos de colaboración”. “Para ello, España tiene que crear espacios conjuntos de trabajo entre la academia y la industria, como ocurre en otros países, y acompañarlos con políticas e instrumentos de financiación adecuados”, añadió.
Así, considera que la reforma de la Ley de Ciencia es una “ocasión única para impulsar la colaboración y la transferencia en nuestro sistema de I+D”. Una vía fundamental para Asebio para conseguir ese fin es “incrementar las interacciones entre el sector público y privado que permita establecer espacios para trabajar juntos”.
“Desde Asebio propusimos desarrollar una ruta de movilidad del personal investigador entre el sector público y privado que mejorase el sistema de excedencias actual y estableciera incentivos curriculares para las personas que retornen desde las empresas a lo público”, afirmó Polanco.
La Asociación celebra el incremento del 19 por ciento de la partida en Ciencia de los Presupuestos Generales del Estados, pero también pide avanzar en modernizar el sistema de I+D+i. “Con esta con esta modificación de la ley de la ciencia tenemos la oportunidad de hacerlo. Debemos apostar por modelos de innovación abierta y por crear espacios de trabajo conjunto entre el sector público y privado como tienen los países de nuestro entorno; los centros públicos y las universidades juegan un papel fundamental”, insistió Polanco.
Igualdad de género
La presidenta de Asebio también quiso destacar el impacto de género positivo de la reforma de la Ley de Ciencia, pues “se refuerza la transversalidad de género con el fin de responder a las principales desigualdades de género que persisten en el sistema español de ciencia, tecnología e innovación”.
En el sector biotecnológico, el porcentaje de mujeres matriculadas alcanza el 60 por ciento, “muy por encima de otras disciplinas STEM”. “Además, casi el 60 por ciento del personal investigador en nuestro sector son mujeres”, agregó.
Aunque Polanco admite que queda aún camino por recorrer. “Según el Índice ClosinGap, en nuestro país todavía queda un 36 por ciento de brecha de género que debemos cerrar para conseguir la paridad”, aseguró. Por tanto, ve la Ley de Ciencia como un instrumento para incorporar de manera integral la igualdad de género y aprovechar, así, todo el potencial del talento español.