Partiendo de la base de que la estrategia en biosimilares se va consolidando en el ámbito de la oncología, los expertos tienen claro que se encamina así hacia una innovación sostenible. Con este punto de partida ha tenido lugar el Café de Redacción Virtual, ‘Biosimilares en Oncología: Una oportunidad de presente y futuro‘ organizado por la Fundación ECO, con el apoyo de El Global, la colaboración de Pfizer y el aval de SEOM.
Sol Ruiz, jefa de la división de Productos biológicos, terapias Avanzadas y Biotecnología de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios; Enrique Aranda, Patrono de la Fundación ECO y jefe del Servicio de Oncología del H. Universitario Reina Sofia de Córdoba; Miguel Ángel Calleja, Jefe del Servicio de Farmacia del Hospital Universitario Virgen de la Macarena; y Carlos Camps, director de Programas Científicos de la Fundación ECO, y jefe del Servicio de Oncología del Hospital General de Valencia, han sido los encargados de trazar el escenario en este sentido.
En este camino hacia donde avanzan los biosimilares, para la AEMPS parece razonable pensar, de cara al futuro, avanzar también en la regulación de estas terapias. Como explicó Sol Ruiz, el conocimiento regulatorio y la estrategia se ha ido adaptando. De este modo, se plantea la regulación de estas terapias en etapas iniciales (1 y 2), “y no llegar a estudios clínicos”.
“A lo largo de los años, ha habido un enorme desarrollo de métodos analíticos. Tenemos incluso para moléculas complejas que nos permiten detectar pequeñas diferencias con una alta sensibilidad”, precisó. Del mismo modo, “también ha crecido el desarrollo en métodos de producción que han llevado a una mayor optimización en las formas de producción. Son capaces de obtener lotes de biosimilares con una mínima variabilidad”.
Uno de los aspectos más controvertidos, en su opinión, es la extrapolación de indicaciones. “Esta extrapolación de indicación se decide para cada molécula según los estudios clínicos. Pero si nos queda alguna incertidumbre no se autoriza como biosimilar en todas las indicaciones que si tendría el fármaco genérico”.
La gran pregunta para Sol Ruiz es si en un futuro se podrá prescindir de los ensayos de eficacia. Ante esta idea, Carlos Camps explicó que la extrapolación es una manera de reducir el coste de estos fármacos. “¿Por qué no podemos ser generosos en este sentido?”, ha preguntado el experto.
La respuesta para Ruiz es clara: “no nos queda duda que a pesar de las pequeñas diferencias, van a funcionar en todas las indicaciones terapéuticas y tenemos identificadas todas las variaciones que pueden afectar a todas las indicaciones”. Sin embargo, en ese ejercicio de extrapolación, los reguladores piensan que cuando se tome una decisión deben estar todos alineados.
“Qué pasa si prescindimos de esas etapas? El coste y el tiempo es muy elevado”, ha destacado la experta. Una cuestión que seguirá presente y que no descarta de cara al futuro.
En definitiva, esta experta incide en que la experiencia de los reguladores para analizar esas pequeñas diferencias proceden también de analizar las diferencias en la vida comercial de los fármacos. “Es decir esos cambios que sufren todos las terapias a lo largo de su vida”.
En cuanto a la intercambiabilidad de los medicamentos biosimilares, Ruiz ha recordado que aunque no deciden las agencias reguladoras, “la experiencia nos dice que la intercambiabilidad no hace alertas de falta de eficacia y seguridad”. Para la experta y con la experiencia desde 2003 el esquema actual que existe es robusto y está claro.
Desde el punto de vista de la regulación, Ruiz, ha recordado la extensa experiencia que existe en la Unión Europea en materia de aprobación de biosimilares. Desde 2003 hasta la actualidad se han autorizado más de 60 moléculas. De ellas, unos 30, ha dicho, son anticuerpos monoclonales y unas 15 son anticuerpos monoclonales biosimilares para enfermedades oncológicas.
Potenciar la innovación sostenible
En esta línea, para Miguel Ángel Calleja está claro que el biosimilar permite hacer una valoración sostenible. Ejemplo de ello es la Unión Europea, “que ha permitido reducir un coste de 40.000 millones de euros y en el mundo más de 90.000. Todo se ha invertido en innovación, por ejemplo en nuevas moléculas”.
No obstante, Calleja considera necesario potenciar el acceso y uso de biosimilares. “Tenemos que huir de la idea de que la aparición de un biosimilares es un motivo de discrepancia entre farmacéuticos y oncólogos”. Para este experto, no hay que olvidar que los biosimilares tienen un perfil de innovación en sí misma. “No son una copia barata del original, innovan en las indicaciones”. De hecho, ha recordado que hace unos años todas las sociedades científicas hicieron su posicionamiento respecto a los biosimilares y casi todas coinciden.
El farmacéutico no se ha querido olvidar de la importancia del trabajo multidisciplinar y de la implicación de todos los servicios. Además, este experto ha ido más allá al recordar los indicadores que existen en cada comunidad autónoma. En Andalucía, ha señalado, más del 50 por ciento de los biológicos que hay que adquirir, si tienen biosimilares se decantan por el biosimilar.
En cualquier caso, para Calleja “hay que hacer entre todos un esfuerzo para que la industria siga invirtiendo en la biosimilares”.
Ahondando en la angiogénesis
Como precisó Camps durante el debate, “hay que seguir con la investigación, la angioenesis no está en absoluto cerrada”. A pesar de ello, el conocimiento clínico en este campo sigue avanzando, abriendo paso así a nuevas oportunidades terapéuticas. Enrique Aranda ahondó en el papel de la angiogénesis en el abordaje del paciente. Un concepto que tiene que ver con una parte concreta de la historia del cáncer. “Donde antes no llegábamos”. Como ha explicado el clínico, el tumor es un superviviente.
En esta línea, los medicamentos antiangiogénicos pueden resultar en un aumento de la infliltración inmune tumoral induciendo la normalización de los vasos y/o aliviando la inmunosupresión. El aumento de la infiltración de células inmunes en los tumores permite, como ha señalado el oncólogo, que se activen más células efectoras (como las células T CD8 + o las natural killer) tras el reconocimiento de las células tumorales. En esta etapa, las inmunoterapias pueden activar aún más las células inmunes efectoras o revitalizar las células efectoras que han sido suprimidas (por ejemplo, por moléculas “immnune checkpoint”). Las células efectoras inmunes activadas pueden secretar interferón gamma (IFNγ), que puede promover la remodelación vascular, completando así el ciclo.