En la actualidad, la Salud Pública se encuentra entre las prioridades más destacadas de la agenda política de la comunidad autónoma de las Islas Baleares. De hecho, ya ha echado a andar la nueva Agencia de Salud Pública de la región, que cuenta con un presupuesto de más de 29 millones de euros. En el marco de las VIII Jornadas de CSL Seqirus de actualización en gripe, EG ha entrevistado en exclusiva a Maria Antònia Font Oliver, directora general de Salud Pública de Baleares, quien ha puesto en valor este nuevo organismo regional, además de explicar las principales acciones que están llevando a cabo desde su departamento en el ámbito de la vacunación.

Pregunta. La pandemia ha ayudado a situar a la salud pública en el punto de mira de todas las comunidades. ¿Cuáles son las principales preocupaciones del Gobierno autonómico en este sentido?

Respuesta. Lo que ha quedado claro es que es necesario una apuesta por una salud pública moderna, es decir, una salud pública que dé respuesta a las necesidades actuales y no a las necesidades de una sociedad del siglo pasado como está configurado todo el entramado de los servicios de salud pública. Este es el principal reto que nos hemos marcado en nuestra comunidad autónoma: reorganizar la salud pública de forma que sea moderna y dé respuesta ágil. Las decisiones tradicionalmente se tomaban con mucha reflexión, que es necesaria, pero a veces era excesiva. Por tanto, necesitamos respuestas ágiles, con toma de decisiones basadas en la evidencia y con sistemas modernos de gestión.

“Necesitamos respuestas ágiles, con toma de decisiones basadas en la evidencia y con sistemas modernos de gestión”

P. ¿Qué acciones está llevando a cabo Baleares en materia de prevención y vacunación?

R. En el ámbito de vacunación estamos alineados con el resto de comunidades autónomas: todas estamos apostando por la mejora de los sistemas de información. El SIVAIN, el sistema único donde vamos a volcar todos los datos, liderado por el Ministerio de Sanidad (y a raíz de los fondos europeos), es la máxima preocupación. Aunque no me gusta hablar de preocupaciones, sino de retos. Por tanto, es el reto que ahora tenemos sobre la mesa: dar respuesta a estos fondos que hemos recibido con mucha satisfacción por parte de Europa, que han sido una inyección para que todos podamos apostar a la vez por tener estos datos que reclamamos. Todos los sistemas de información se organizaron para dar datos diariamente de COVID-19 y tenemos que conseguir tenerlos de todas las vacunas para reportarlos a nivel nacional y poder entender las diferencias entre comunidades autónomas, pero desde la equidad. Hay diferencias, pero se tiene que dar respuesta de la misma forma a los derechos de las personas.

Maria Antònia Font Oliver, directora general de Salud Pública de Baleares.

P. Baleares ha apostado por la creación de una agencia autonómica. ¿Qué diferencia marcará para la salud pública de la comunidad?

R. Se aprobaron los estatutos a finales de febrero, algo que nos llena de satisfacción porque llevamos más de un año preparándolo. La Agencia de Salud Pública en Baleares ya estaba contemplada en un artículo de la Ley de Salud Pública del 2010. Se trata de un organismo autónomo que, sobre todo, da una herramienta de gestión diferente a como se estaba gestionando la salud pública en ese momento. A raíz de la crisis, entrando otro gobierno, se derogó este artículo por la Ley de Presupuestos, pero al aparecer la pandemia se vio que realmente daba respuesta ágil al problema de salud pública de los servicios de salud: se contrataron a 150 enfermeras para ser rastreadoras de hoy para mañana, unas enfermeras que también hicieron todas las PCR, colaboraron en la vacunación, etc. Salud Pública no tenía esta respuesta ágil en Recursos Humanos ni en el resto de recursos antes de la COVID-19. Por ello, vimos que era necesario tener un organismo autónomo en salud pública. Lo vio la presidenta del Gobierno, lo vio la consejera y nosotros nos pusimos a trabajar rápidamente: incluimos en la Ley de Presupuestos de 2021 los artículos para la creación de la agencia, se presupuestó la parte que era necesaria y ya se han aprobado los estatutos.

P. ¿Qué presupuesto se ha destinado a la nueva Agencia de Salud Pública?

R. La agencia tiene presupuesto único. Es el mismo que tenía la Dirección General de Salud Pública, pero lo hemos pasado todo a la agencia. La diferencia no es el número, sino la forma de gestionarlo. Antes era un presupuesto que estaba dentro de una Consejería de Salud y ahora es un presupuesto que está blindado solo para la agencia. Esta es la ventaja: la forma de gestionarlo. Este año 2023 es un año de transición y el incremento de presupuesto ha venido para el equipo directivo que vamos a configurar ahora. La toma de decisiones serán de acuerdo a un Consejo Rector, donde se hará la propuesta del equipo directivo, que es el que empezará a funcionar para preparar realmente el verdadero cambio que será en 2024. La agencia ya funciona, tiene su presupuesto autónomo, pero estamos en un momento de transición. Por ejemplo, la agencia no tiene aún unos servicios jurídicos propios –los que nos están asesorando son de la Consejería de Salud–, pero los tendrá porque, poco a poco, se hará la transición.

P. Precisamente, Baleares ha aumentado el presupuesto de Salud Pública para vacunas del 2023. ¿Qué supondrá en la práctica ese incremento?

R. Es un incremento importante que ya pedimos. Empezamos a trabajar los presupuestos en junio, por lo que manejábamos los precios de vacunas de aquel momento. Teníamos claro que queríamos implementar en 2023 la vacuna del herpes zóster (HZ) y que suponía un esfuerzo importante en el presupuesto. Es una vacuna cara, pero coste-efectiva. También teníamos claro que vacunaríamos a la población de 65 años, pero con rescate de 80. Esto no se ha hecho igual en todas las comunidades autónomas, pero nosotros lo teníamos claro por los datos que tenemos de HZ en nuestra región. Hicimos un estudio de coste-efectividad y era totalmente efectivo vacunar a las personas mayores de 80 años, ya que sufrir HZ les crea un grave deterioro en sus actividades de la vida diaria. Así, hicimos un cálculo aproximado con la vacuna del HZ y, al incluirla en el calendario, ha bajado precios y eso nos ha permitido poder incluir todas las vacunas.

“Teníamos claro que queríamos implementar en 2023 la vacuna del herpes zóster y que suponía un esfuerzo importante en el presupuesto”

P. ¿Qué otras vacunas tenían previsto incorporar al calendario regional?

R. También queríamos apostar por vacunación infantil. No estábamos seguros de cuándo se llegaría a aprobar y, de hecho, no se ha probado aún a toda la población infantil, pero ya hicimos una compra importante de la vacuna de la gripe, pensando en que este año podríamos vacunar. Y esperamos poder incluir la vacuna intranasal en la próxima temporada de gripe. Pero además sabíamos que vendría la vacuna frente a la meningitis B y la del virus papiloma humano (VPH) en niños. Tengo pendiente de firmar la instrucción de la meningitis B; no hemos empezado a vacunar porque son los nacidos durante 2023 y la primera dosis la necesitan a primeros de marzo. De la vacunación frente al VPH en niños hice la instrucción ya hace un mes, aunque no hayamos recibido todas las vacunas. Todos los contratos precisan de unos tres o cuatro meses para ejecutarlos y poder disponer de la vacuna, pero tenemos en la comunidad un remanente importante porque ya vacunábamos a todas las niñas de VPH. En meningitis B no tenemos ese remanente porque solo tenemos las vacunas de la población de riesgo, que es la que ya teníamos en el calendario.

P. ¿Cómo está avanzando la vacunación frente a HZ en la comunidad?

R. Avanza tímidamente, pero tenemos grandes esperanzas. Avanza tímidamente porque en Baleares todas las vacunas son así. Yo la llamo la isla de la calma y eso se refleja en la población en muchos aspectos. Aún así hay una captación activa que se ha puesto en marcha desde los centros de atención primaria y, aunque va yendo tímidamente, esperamos que tenga buena acogida entre la población; por parte de los profesionales no tenemos ninguna duda en esta vacuna.

P. Los profesionales son, en definitiva, los que deben insistir en la vacunación…

R. Los profesionales en general y, en concreto, las enfermeras. Las enfermeras tienen mucho poder en este campo: el poder de dar la confianza a la población de que las vacunas son seguras y de que suponen un gran avance y una gran herramienta que nos permite vivir mejor y ser una de las comunidades autónomas con mejor esperanza de vida a nivel europeo. No solo influye el clima, son muchas otras acciones que hacen que tengamos unos buenos indicadores de salud.

P. A nivel nacional, se aprobó en diciembre de 2022 el nuevo calendario común de vacunación. ¿Qué opinión le merece?

R. El calendario vacunal ha avanzado a pasos agigantados estos últimos años. Yo empecé mi carrera profesional –soy enfermera– vacunando en los centros de salud y para nada tenía que ver hace 30 años el calendario vacunal con el que tenemos ahora, ni cómo conseguimos llegar a toda la población. Me parece que es un calendario que da respuesta a las necesidades de ahora, a lo que realmente necesita el mundo. Las enfermedades transmisibles se mueven de la misma forma que se está moviendo la población mundial, por lo que nuestro deber es proteger a la población con todas las herramientas que tenemos a nuestra disposición y que nos da la ciencia. Hay que agradecer continuamente a la ciencia por todo el esfuerzo que está haciendo, aun sabiendo que los recursos son limitados. Vivimos en un país donde tenemos a nuestra disposición todo lo que la ciencia nos da. Para mí las vacunas son tesoros y la población tiene que verlo así.

“El calendario nacional de vacunación da respuesta a las necesidades de ahora, a lo que realmente necesita el mundo”

P. Por lo tanto… ¿está a favor de un calendario vacunal único?

R. Estoy a favor de un calendario único recomendado en todas las comunidades autónomas porque, al final, tenemos un único Sistema Nacional de Salud. En lo que difiero es en la forma de implementarlo. Tenemos una toma de decisiones diferente en cada comunidad autónoma: podemos comprar diferentes tipos de vacunas en función de cepas o las que más se adaptan. Por ejemplo, en toda la parte mediterránea, la meningitis es una enfermedad importante que se debe tener en cuenta y ya hace tiempo que incluimos en 12 meses la vacuna tetravalente de meningitis porque nuestro Comité Asesor de Vacunas nos hizo esta reflexión, a pesar de que en el calendario nacional aún se mantiene la meningitis C. Por algo tenemos un Comité Asesor de Vacunas en cada comunidad, porque tenemos algunas diferencias que hay que asumir y dar respuesta.

P. Por otro lado, las resistencias antimicrobianas son otra de las grandes preocupaciones actuales en materia de salud pública. ¿Cuál es la acción de Baleares en este sentido?

R. La estrategia de implementar el PRAN es muy potente. Creo que ahí están las personas más relevantes de nuestra comunidad autónoma trabajando, porque es absolutamente imprescindible, junto con las vacunas, que trabajemos en esta resistencia a los antibióticos y lo hagamos todos juntos, no solo el sistema público de salud, sino también el sistema privado. En Baleares es muy potente el sistema privado y han sido nuestros aliados (y deben serlo), porque la población decide en función de los recursos que tiene dónde acudir y hay que dejar esta libertad de elección. El sistema público está cuando no llegan todos, pero no tenemos que olvidar que tenemos un sistema privado muy potente y tenemos que ir todos en la misma línea. Unirnos en el objetivo de reducir las resistencias a los antibióticos es absolutamente necesario porque si no, es como si diéramos una patada a la ciencia. La ciencia está, pero no podemos abusar de ella. El abuso de la ciencia no nos lleva a buen puerto y el ejemplo está en el uso de los antibióticos.


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