Un mundo “libre de enfermedades prevenibles mediante la vacunación”. El Plan de acción mundial sobre vacunas se elaboró para hacer realidad este objetivo del ‘Decenio de las Vacunas 2011-2020‘. Ahora que el plazo del Plan se acerca a su fin, es hora de hacer balance. Y en él hay tanto logros como fracasos. Esta constatación ha llevado al Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a abogar por renovar la estrategia de inmunización mundial.
No sólo eso. La necesidad es doble, dice la OMS, que recuerda la “necesidad urgente de responder al contexto mundial cambiante y a las dificultades emergentes”. Problemas como las “crecientes inequidades” entre (y dentro de) los países, los cambios demográficos, las migraciones y los desplazamientos de poblaciones, el cambio climático y los desastres naturales, así como la divulgación de información incorrecta sobre la seguridad y eficacia de las vacunas “amenazan”, dice la OMS, los avances alcanzados en inmunización y exigen respuestas nuevas y especializadas.
La idea de un nuevo Plan de acción mundial sobre vacunas partirá de los puntos fuertes y de las lecciones extraídas en el último decenio. Tendrá en cuenta las necesidades de los Estados miembro y las experiencias de las múltiples partes interesadas que apoyan las medidas de inmunización.
Antecedentes
En mayo de 2012, la Asamblea Mundial de la Salud adoptó la resolución que aprobaba esta “visión y estrategia de inmunización para el mundo” para 2011-2020. Desde entonces, la OMS ha informado puntualmente sobre los progresos realizados para alcanzar los objetivos mundiales de inmunización.
En mayo de 2017, la Asamblea ya expresó su preocupación por la “excesiva lentitud” con la que se avanzaba en algunos objetivos. Por ejemplo, en relación a la mejora del acceso equitativo a las vacunas salvavidas. También en relación a la erradicación de la poliomielitis o la eliminación del sarampión, la rubéola y el tétanos materno y neonatal.
Esta inquietud se concretó en un nuevo encargo para la Dirección General de la OMS. Se le pidió que informase a la 73ª Asamblea Mundial de la Salud de los aspectos epidemiológicos y de la factibilidad de la erradicación del sarampión y la rubéola, y de los posibles recursos necesarios para ello. Ese informe ha sido presentado en la 146ª reunión del Consejo Ejecutivo de la OMS, celebrada en Ginebra del 3 y 8 de febrero de 2020.
Éstas son las luces y las sombras del programa de inmunización mundial.
Balance del Plan de acción mundial sobre vacunas
Dentro de los logros generales del Plan, en el último decenio se han dado pasos importantes en el ámbito de la inmunización. Por ejemplo, se han vacunado más niños que nunca. Según la OMS, 116 millones de niños recibieron tres dosis de vacunas contra la difteria, el tétanos y la tos ferina. El número de países que introducen nuevas vacunas tampoco ha dejado de crecer. Un total 116 países de ingresos bajos y medianos han introducido al menos una nueva vacuna desde 2010. Asimismo, el número de países con comités asesores de prácticas de inmunización que cumplen los criterios del Plan casi se ha triplicado: de 41 en 2010 a 114 en 2018.
Un total 116 países de ingresos bajos y medianos han introducido al menos una nueva vacuna desde 2010
Pero al margen de estos resultados generales, los avances obtenidos en torno a objetivos más particulares quedan empañados. “En el Plan figuran objetivos ambiciosos de actuación, pero es difícil que muchos puedan lograrse antes de que termine su vigencia”, reconoce el informe.
En el mundo, la cobertura de vacunas esenciales ha alcanzado un nivel estable: entre un 84 por ciento en 2010 y un 86 por ciento en 2018. Pero estos esfuerzos no bastan. Así, “no se ha conseguido erradicar la poliomielitis y se está produciendo una reaparición alarmante del sarampión con brotes importantes en las seis regiones de la OMS”, recuerda el documento. Además, en solo 28 de los 40 países de mayor riesgo se ha validado la eliminación del tétanos materno y neonatal.
Pero, de nuevo, incluso las sombras del plan deben ponerse en contexto. La falta de avances se ha producido en un número pequeño de países, afectados por conflictos crónicos o inestabilidad política. La OMS lamenta que estos ‘fracasos’ puedan ocultar “el importante progreso realizado en el decenio en un gran número de países”.
Los objetivos siguen vigentes
Los objetivos generales y estratégicos del Plan de acción mundial sobre vacunas siguen vigentes en la actualidad. Sus metas han sido acordadas mundialmente mediante compromisos que ayudarán a lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El Plan no sólo sirve como estrategia mundial para eliminar enfermedades y fomentar actividades de programas de inmunización nacional. También sirve de marco mundial en el que las partes interesadas en la inmunización pueden debatir cuestiones de importancia. Pero esta capacidad no se ha llegado a explotar. La OMS achaca una “capacidad limitada para influir en las medidas que aplican los países y asociados para alcanzar sus objetivos”.
Baja visibilidad
No es la única laguna que deja el balance de una década del Plan de acción mundial sobre vacunas. Las “extensas comunicaciones y actividades de promoción” organizadas al inicio del Plan no se han mantenido a lo largo del decenio, dice la OMS. Junto a esa deficiencia, “la baja visibilidad del Plan, en particular entre las partes interesadas de los países”, también ha podido reducir sus efectos, continúa el informe.
La actualización de la estrategia también deberá mejorar en materia de comunicación. El Plan ha incorporado un marco innovador y completo de seguimiento, evaluación y rendición de cuentas. En él figuran medidas para evaluar los avances y que los Estados miembro puedan medir sus logros. Con todo, la presentación de informes tampoco ha sido suficiente para mejorar la rendición de cuentas o influir en las actividades de los Estados miembro.
A todo ello se une un último grupo de variables ante las cuales la OMS reconoce que el Plan “tiene poco margen de maniobra”. En este grupo se incluyen “el costo elevado de las vacunas en los países de ingresos medianos, la escasez inesperada de suministros de vacunas y el creciente escepticismo ante ellas han supuesto dificultades importantes a lo largo del decenio”.
El sarampión y la rubéola
El Plan de acción mundial sobre vacunas también ha abordado iniciativas ante enfermedades concretas. La OMS resalta que se han realizado “enormes avances” en la reducción de la incidencia, morbilidad y mortalidad mundial del sarampión y la rubéola mediante la vacunación. A octubre de 2019, un total de 83 Estados miembro (el 43 por ciento) habían eliminado el sarampión, y 81 (el 42 por ciento), la rubéola.
“Con todo, en el último decenio, la cobertura mundial de la primera dosis de la vacuna antisarampionosa se ha estancado en un 85 por ciento aproximadamente, una tasa inferior a la necesaria para alcanzar los objetivos mundial, regional y nacional de reducir la incidencia y la mortalidad del sarampión”, añade el informe.
A octubre de 2019, un total de 83 Estados miembro de la OMS (el 43%) habían eliminado el sarampión, y 81 (el 42%), la rubéola
El motivo de ese estancamiento se conoce. En general, todas las regiones han establecido un objetivo de eliminación del sarampión, y cuatro de las seis, uno de eliminación de la rubéola. El problema es que cada país y región están en un punto diferente en la consecución de esos objetivos. “La aplicación de las estrategias actuales en algunos países no es suficiente para alcanzar esos objetivos en un futuro cercano si no se modifican sustancialmente los compromisos mundiales, regionales y nacionales”, considera la OMS.
Pese a todo, la evidencia es clara. “La erradicación del sarampión y la rubéola se considera técnicamente factible y el Grupo de Expertos de Asesoramiento Estratégico sobre inmunización ya ha indicado que esas enfermedades pueden y deben erradicarse“, recalca la OMS. Apoyar a todos los países y regiones para lograr sus objetivos de eliminación debería ser, continúa el informe, un punto central en futuras estrategias.
La pelota está en el tejado de los estados
El alcance de los avances dependerá de varios factores. Entre ellos, la OMS recalca que se preste atención primaria de salud y haya una cobertura sanitaria universal. Pero también están el “alcanzar una cobertura de inmunización alta y equitativa”, que se solventen deficiencias en materia de inmunización, que se refuerce la vigilancia y que se responda eficazmente a posibles brotes.
La erradicación del sarampión y la rubéola es técnicamente factible y los expertos indican que “pueden y deben erradicarse
Para la OMS, la experiencia en el último decenio indica que “los objetivos de eliminación terminan dependiendo de si se aplican programas nacionales de inmunización rigurosos que ofrecen una alta cobertura de inmunización equitativa”. Por eso, su mensaje final no puede ser más claro: la pelota está en el tejado de los estados. “La Secretaría está preparada para apoyar el establecimiento de un objetivo de erradicación del sarampión y la rubéola cuando se hayan logrado más avances hacia los objetivos vigentes y los Estados miembro estén preparados para implicarse en el logro de ese objetivo”, remarca el informe.
En línea con este mensaje subyace otro que llama a no perder el tiempo. “Los grandes brotes actuales de sarampión en el mundo ponen de relieve la necesidad de actuar urgentemente”, dice la OMS.
Acabar con la meningitis para 2030
Otro eje estratégico de la inmunización para el próximo decenio es acabar con la meningitis para 2030. La meningitis puede causar epidemias, provocar la muerte en 24 horas y producir minusvalías en uno de cada cinco supervivientes a la enfermedad. A pesar de los importantes avances realizados en los últimos 20 años, se calcula que en 2017 todavía se produjeron 5 millones de nuevos casos y 290.000 muertes en todo el mundo.
Muchos casos y muertes podrían prevenirse mediante vacunación. No obstante, los avances en esta enfermedad son “menores a los realizados en otras enfermedades prevenibles mediante vacunación”, asegura la OMS.
El informe establece que para prevenir y controlar la meningitis se requiere actuar de forma “coordinada y multidisciplinar” mediante una mejora del acceso a vacunas asequibles. Además, recuerda la importancia de aplicar medidas profilácticas eficaces e intervenciones de control focalizadas y de prestar una atención sanitaria adecuada, diagnóstico temprano y tratamiento de casos eficaz.
El refuerzo de la vigilancia; la detección temprana o el aumento de la sensibilización pública y política son otras de las medidas necesarias, concluye la OMS.