La promoción de estilos de vida saludable, la seguridad alimentaria, el impulso de los cribados o la incorporación de recursos humanos son algunas de las prioridades de esta legislatura para la Dirección General de Salud Pública de Baleares, con Antònia Elena Esteban Ramis al frente. Pero hay un gran reto que abordar de manera urgente y efectiva: las bajas coberturas de vacunación. Así, Esteban Ramis, en una entrevista con EG, expone que ya se han puesto en marcha para incrementar esas cifras, con programas de captación activa y planes de comunicación, entre otras acciones.
Pregunta. Cerca de cumplir un año desde su nombramiento como directora general de Salud Pública de Baleares. ¿Cuáles son las iniciativas y las líneas de trabajo a seguir en materia de salud pública?
Respuesta. Vamos a seguir con la promoción de estilos de vida saludables. En alimentación, tenemos un decreto de dieta mediterránea que hemos empezado ya a trabajar y a ver los resultados en los menús de los centros escolares. También insistiremos en el ejercicio físico, en evitar el consumo de tóxicos y, en cuanto a la prevención de la obesidad, tenemos dos iniciativas de la Unión Europea hemos implantado hace pocos meses. Vamos a trabajar en la transformación de entornos en espacios favorecedores de la salud, concretamente los centros educativos. Pretendemos también aumentar las coberturas vacunales, sobre todo en los adultos, y en las campañas de vacunación estacional, pero también tenemos un reto muy importante y muchísimo margen de mejora en los niños. Y queremos mejorar la participación en los programas de screening de cáncer de mama, cérvix y colon y recto.
P. ¿Prevén introducir alguna novedad?
R. La promoción de la cultura de la inocuidad alimentaria. Las características de nuestra comunidad autónoma, que multiplica la población en determinados meses, hacen que haya un elevado número de empresas de restauración, de hostelería… Y estamos trabajando en que la seguridad alimentaria sea una demanda de la población y, además, que los operadores alimentarios tomen conciencia de la importancia de la cultura de la inocuidad en sus establecimientos.
P. En materia de prevención, Baleares ha hecho grandes esfuerzos por reforzar el programa de vacunación. ¿Cuáles han sido los principales cambios de los últimos meses?
R. Este mes de abril hemos cambiado la vacuna antineumocócica 13-valente por la 20-valente. También queremos cambiar la del meningococo C por la tetravalente y lo haremos durante este trimestre. Pretendemos incluir la vacuna de rotavirus durante este año, aunque en principio lo hemos planteado para 2025, pero creo que tendremos reserva presupuestaria suficiente para incluirla durante este 2024. También hemos igualado en nuestro calendario la vacuna del papiloma humano (VPH) en niños y niñas.
“Aunque en principio lo hemos planteado para 2025, creo que tendremos reserva presupuestaria suficiente para incluir la vacuna de rotavirus durante este 2024”
P. El año pasado, Salud Pública destinó más de 3 millones de euros para la compra de 20.000 dosis de la vacuna contra la meningitis B para 2023 y 2024. ¿De qué forma está impactando esta medida entre la población infantil y sus familias?
R. La cobertura que tenemos en meningitis B es baja: 3 por ciento. Tenemos un reto muy importante para aumentar esas coberturas, porque en el calendario infantil se sitúan entre el 85 y 88 por ciento, pero también pensamos que tenemos un problema de cálculo del indicador, porque cuando algunas coberturas bajan del 95 por ciento, tendríamos brotes de sarampión, tosferina… Y no estamos detectando ese problema. Entonces, estamos planteándonos hacer un muestreo de la población para ver qué pasa exactamente en esa muestra y si son extrapolables los datos de la muestra a las coberturas reales que aparecen.
P. Ya ha concluido la campaña 2023-24 de inmunización activa frente al VRS en lactantes con el anticuerpo monoclonal. ¿Cuál ha sido la experiencia y los resultados obtenidos en Baleares?
R. Ha sido una vacuna muy bien aceptada y los datos de cobertura que tenemos oscilan entre el 53 por ciento en Ibiza y el 80 por ciento en Mallorca. Hay muchísima diferencia entre islas. Ibiza tiene coberturas históricamente muy bajas. Esto hace que baje nuestro porcentaje global. Los resultados en cuanto al descenso del número de ingresos en planta y en UCI han sido espectaculares. Ha sido muy bien acogida por los pediatras y también por los padres.
P. Respecto a la vacunación en la edad adulta, ¿contempla Baleares la vacunación de los adultos frente al VRS ahora que se han aprobado dos vacunas frente a esta enfermedad? ¿Es probable que España cuente con recomendaciones oficiales de VRS en la población adulta para la próxima temporada como ya está ocurriendo en otros países de nuestro entorno?
R. Sí, es una de las cosas que vamos a poner sobre la mesa en los próximos comités asesores de vacunas. Yo creo que en España serían muy bienvenidas unas recomendaciones de VRS en adultos. Los técnicos y la Ponencia de Vacunas deberían trabajar en este sentido. A medida que se vaya generando evidencia científica con las nuevas vacunas que aparecen en el mercado, tenemos que hacer el planteamiento de revisarlas e incorporarlas en cuanto sea posible.
P. Recientemente han ampliado las cohortes y grupos de riesgo que deben vacunarse frente a herpes zóster (HZ). ¿Cómo está impactando esta medida y qué coberturas de vacunación están obteniendo?
R. Las coberturas son bajísimas. Creo que no hemos sabido comunicar a la población los problemas derivados de un herpes zóster. Por ello, ya se han puesto en marcha desde los centros de salud algunos trabajos de captación activa y se está llamando de manera individualizada a los pacientes que se tienen que vacunar.
“Las coberturas en HZ son bajísimas; no hemos sabido comunicar a la población de los problemas derivados de esta enfermedad“
P. ¿Qué ocurre en Baleares para que las tasas de vacunación sean tan bajas?
R. Nuestra población tiene unas características especiales. Tenemos muchísima población flotante y, además, el porcentaje de doble tarjeta en nuestra comunidad es muy alta, con lo cual, quizás perdemos una parte del registro de la privada. Es un reto muy importante que tenemos. Estamos poniendo en marcha estrategias de captación activa para la vacunación desde los centros de salud. Pero también tenemos que sensibilizar, primero, a los profesionales, porque al fin y al cabo son los que tienen que transmitir de primera mano la información sobre los riesgos a la población con la que trabajan. Llama mucho la atención en el caso de gripe y COVID-19: solamente un 15 por ciento de nuestros profesionales se vacunan. Además, es probable que los profesionales sanitarios seamos de una franja de edad no excesivamente de riesgo, que puede ser, pero estamos en contacto con vulnerables en la consulta y deberíamos tener una sensibilidad especial. Hasta que no la tengamos y no seamos capaces de transmitirla a través de la formación… difícilmente podemos ‘vender’ las vacunas a nuestros pacientes.
P. Anteriormente mencionaba los cribados de mama, cérvix y colon y recto, pero ¿cómo avanza el proyecto Cassandra de cáncer de pulmón?
R. Se ha adherido el centro de salud de Pollença y el Hospital Comarcal de Inca al proyecto Cassandra. En caso de que haya lesiones sospechosas, son derivadas a la Unidad de Cirugía Torácica del Hospital Son Espasses. La última información que tengo es que está presentado el proyecto y pendientes del comité de ética de la aprobación. Pero nosotros teníamos mucho interés en participar en el Cassandra.
P. En el caso del cáncer de cérvix, ¿cómo se está desarrollando el nuevo protocolo?
R. Hemos pasado de un programa oportunista a poblacional. Se presentó el 26 de marzo y vamos a empezar a pilotarlo ya a final de este mes o a principios de mayo con un centro de salud para ver qué problemas tenemos, si hay alguna debilidad que tengamos que solucionar, pero vamos a poner el programa poblacional en marcha a final de este mes o el mes próximo. A mujeres de entre 25 y 35 años se les haría citología y a partir de los 35, detección de virus del papiloma humano de alto riesgo.
P. La consellera de Sanidad señaló en una entrevista con EG que la Agencia de Salud Pública en Baleares será una realidad antes de concluir la legislatura, pero no de manera inmediata. ¿Qué pasos se están dando para poder crearla y qué retos hay por delante?
R. Cuando llegamos, nos tomamos unos meses para revisar el trabajo que se había hecho en la anterior legislatura en cuanto al modelo, los estatutos, la estructura… Y revisamos, además, otros modelos de agencia que había en nuestro país, en Europa o en Canadá. Es una oportunidad muy importante desarrollar la Agencia, pero hay que hacerlo de una manera responsable. Lo que no puede hacer es sustituir a la Dirección General de Salud Pública con las mismas competencias y con un incremento del presupuesto, porque realmente va a necesitar un aumento del gasto. Ofrece algunas ventajas, como mayor flexibilidad para establecer los perfiles profesionales que necesitamos en Salud Pública, que permite una contratación más rápida tanto de profesionales como de recursos materiales y es un instrumento mucho más ágil para hacer frente a crisis de salud pública. Además, tiene la ventaja de que como trabaja con un programa plurianual, que exige la rendición de cuentas cada año, es una garantía de que está trabajando en los objetivos que plantea de una manera no ligada al color político de cada legislatura. Por ello, hemos creado dos grupos de trabajo en la Dirección General, con participantes de todos los servicios. Al final, vamos a poner en marcha una manera de trabajar de forma mucho más transversal donde nos coordinemos de otra manera entre nosotros, pero también con otras administraciones y otras entidades. Y, evidentemente, se tiene que hacer con la participación de los profesionales de salud pública, porque si no, no vamos a tener éxito.
“Es una oportunidad muy importante desarrollar la Agencia de Salud Pública, pero esta no puede sustituir a la Dirección General”
P. Las resistencias antimicrobianas son un gran reto de salud pública. ¿Qué acciones tiene previstas su Gobierno en este ámbito?
R. En nuestra comunidad, las resistencias antimicrobianas en salud humana es competencia de la Dirección General de Farmacia, que actúa como coordinador con el servicio asistencial. Estamos trabajando en monitorizar, a través de una plataforma interoperable, tanto la prescripción de antibióticos como la aparición de resistencias antimicrobianas y las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria. Es decir, vamos a trabajar en las mismas líneas de actuación que el Ministerio. En la Dirección General de Salud Pública, el servicio de la seguridad alimentaria coge muestras de ganado bovino o porcino y analiza las resistencias que aparecen y las remite al Ministerio. Las autoridades, efectivamente, deben fomentar la investigación, apoyar a la industria farmacéutica y es imprescindible disponer de antibióticos para defender aquellas situaciones de multirresistencias.
P. ¿Qué otros desafíos hay por delante en Salud Pública?
R. Ahora nos vamos a transformar en una empresa saludable siguiendo el modelo de la transformación de entornos en promotores de la salud y vamos a pilotarlo en la Dirección General de Salud Pública. Estamos preocupados también por el incremento que se está dando en la última década de las infecciones de transmisión sexual y tenemos que poner en marcha alguna iniciativa en este sentido. Y, sobre todo, tenemos que trabajar en tres cosas. La primera es la digitalización de la DG de Salud Pública, porque si queremos impulsar la Agencia debemos tener sistemas de información potentes con modelos de inteligencia artificial que nos permitan trabajar en modelos predictivos. También hemos empezado a diseñar un plan de comunicación para saber qué hacemos en Salud Pública y que esta se convierta en una fuente de información fiable para todos los ciudadanos. Y, por último, tenemos un reto a nivel de recursos humanos muy importante, porque en los próximos cinco años, el 25 por ciento de nuestra plantilla se va a jubilar y en muchos perfiles no hay recambio. Es muy difícil encontrar médicos y enfermeras que trabajen en salud pública, posiblemente porque no hemos sido capaces de comunicar en qué trabajamos. Además, habrá que sustituir algunos perfiles y dar entrada a otros. Biomédicos, nutricionistas, estadísticos… tendrán que empezar a formar parte de nuestra plantilla.