Cataluña apoyará un total de 19 proyectos de investigación e innovación para la prevención y tratamiento del Covid-19. Mediante la Dirección General de Investigación e Innovación en Salud (DGRI), el Govern ha derivado 4 millones de euros a la financiación de los mismos. Estos proyectos han sido seleccionados de entre investigadores de los diferentes centros de investigación sanitaria comprometidos con la alianza IRISCAT.
“Son proyectos de alta excelencia científica que responden a las necesidades actuales del sistema de salud de Cataluña y también a esta pandemia“, recalcó la consejera de Salud, Alba Vergés. Ello permitirá “la traslación de la investigación en la práctica clínica a corto plazo para poder dar respuesta con la máxima celeridad posible”, según el Director General de Investigación e Innovación en Salud, Robert Fabregat.
La Dirección General de Investigación e Innovación en Salud (DGRI) y Biocat darán apoyo y acompañamiento a los proyectos financiados. En este sentido, hará un seguimiento técnico y coordinando los recursos disponibles, como muestras clínicas, modelos de investigación o disponibilidad de infraestructuras, entre otros.
Líneas de trabajo
Dentro de los proyectos centrados en terapias destacan aquellos que buscan impulsar nuevos tratamientos. En esta línea de trabajo se encuentran las terapias basadas en anticuerpos y plasma; ensayos clínicos con nuevas combinaciones y usos de medicamentos que ya están comercializados; y ensayos clínicos con fármacos en investigación.
En otro orden, dos proyectos seleccionados dedican su labor a la búsqueda de una vacuna. Por un lado, se haya el del Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (Idibaps) del Hospital Clínic de Barcelona, basado en el material genético del virus. Por otro, el del Institut de Recerca de la Sida (IrsiCaixa), basado en una de las proteínas de la membrana del SARS-CoV-2.
Las otras líneas de trabajo de los proyectos son los estudios genéticos por una parte, y los biomarcadores y estudios preventivos por el otro. Estas se basan en factores de virulencia y biomarcadores de pronóstico, además de en la respuesta inmune poblacional y la predicción de complicaciones.