Con la campaña de vacunación frente al herpes zóster ya iniciada el pasado mes de marzo de 2023, la Dirección General de Salud Pública de Cantabria ha ampliado la cohorte candidata a la inmunización. A partir de ahora, se administrará la vacuna a personas que cumplan entre 65 y 70 años durante el año en curso, mientras que en marzo sólo podían vacunarse aquellas personas que cumplieran los 65 años en 2023.
Además de esta ampliación, Cantabria ha añadido un grupo de riesgo más a los seis que ya se consideraban grupos susceptibles de vacunación: los pacientes con trasplante de progenitores hematopoyéticos y de órgano sólido, en tratamiento con fármacos anti-Jak, VIH, hemopatías malignas, tumores sólidos en tratamiento con quimioterapia; y el nuevo grupo, pacientes con herpes zóster confirmado de repetición.
Según su ficha técnica, la vacuna frente al herpes zóster permite la coadministración con vacunas antigripales inactivadas no adyubadas, antineumocócicas, dTpa y COVID-19.
Autorizada por la Comisión Europea en 2018, esta vacuna contiene AS01B como adyuvante y la glicoproteína E como componente antigénico, y su introducción en el calendario vacunal de adultos de las dosis para prevenir esta enfermedad responde a la necesidad de proteger a la población de la comunidad por su alta incidencia.
Efectividad de la vacuna
Desde el Gobierno de Cantabria, tras el anuncio de la campaña de vacunación frente al herpes zóster, la Dirección General de Salud Pública afirmó que se había demostrado la efectividad de la vacuna para prevenir la enfermedad.
“Se estima que alrededor del 20 por ciento de la población podría llegar a padecer herpes zóster y el riesgo aumenta con la edad, debido a la inmunosenescencia y la inmunosupersión, entre otras causas no muy conocidas aún. Lo que sí está contrastado es que el riesgo de tener herpes zóster aumenta con la edad”, señalaron desde el organismo público.
Para la concienciación de la población, las autoridades cántabras emitieron un comunicado en el que explicaban las complicaciones que podría acarrear esta enfermedad, que, aunque no es de elevada mortalidad, sí es una patología dolorosa e incapacitante que se puede prolongar en el tiempo.
De hecho, una de las complicaciones más comunes es la neuralgia posherpética, que provoca que el herpes zóster duela durante mucho tiempo porque las fibras de nervios dañados envían mensajes confusos y exagerados de dolor desde la piel hacia el cerebro.
Además, en caso de afectar a las ramas del nervio trigémino en la zona ocular, la infección por herpes zóster puede provocar pérdida de visión, entre otras complicaciones. “También se han descrito casos de miocarditis o afectación de diversos órganos como el riñón, hígado o páncreas, pérdida de audición, parálisis facial o inflamación cerebral”, explicaba el gobierno de Cantabria en el comunicado.