Sabemos desde hace mucho tiempo que la llamada coloquialmente «vitamina D» es un sistema hormonal que afecta no sólo a la creación de hueso. Tiene otras funciones reguladoras, tanto en la proliferación celular como en la prevención de infecciones.
Otras funciones de la Hormona D
Las funciones reguladoras de la proliferación y diferenciación celular se han estudiado desde el CIBERONC. Esta red, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en 2019 estudió la relación entre la deficiencia de hormona D y la incidencia y mortalidad del cáncer.
También sabemos que la deficiencia de la hormona D es común a la población, y casi la mitad no tiene los niveles adecuados. Sin embargo, si nos centramos en la población mayor, el déficit alcanza al 80% de éstos.
Se trata de una más de las llamadas «epidemias silenciosas«. No duelen, no avisan y, sencillamente, las consecuencias se detectan tarde. Su detección se realiza con un sencillo análisis de sangre.
Tan peligroso es el déficit de la hormona D como sencillo es prevenir sus consecuencias, y alcanzar los niveles adecuados con su ingesta bajo prescripción médica.
COVID-19 y protección con hormona D
Para analizar su papel se ha puesto en marcha un Grupo de Trabajo sobre la vitamina D en 2021. Especialistas en masa ósea, urgencias, medicina de familia, endocrinología y nutrición, medicina preventiva, farmacia hospitalaria, metabolismo mineral y gestión han analizado su papel. Sus recomendaciones suponen una actualización del conocimiento de la mano de expertos y expertas que han estudiado la hormona y conocen sus efectos.
Un completo informe será hecho público en septiembre. Es el primer grupo multidisciplinar que analiza el papel de la hormona D y participan especialistas que han observado los efectos de su carencia, algunos desde la primera línea de las urgencias hospitalarias.
Herramientas para combatir la pandemia
La COVID-19 irá disminuyendo la presión sanitaria, pero la prevención seguirá siendo la principal herramienta para superar la pandemia. Mientras esto sucede, sabemos que la hormona D el puede mejorar la capacidad de respuesta de las personas a la COVID-19. Las implicaciones sociosanitarias y epidemiológicas de una mayor concienciación sobre la hormona D de los sanitarios, farmacéuticos y médicos, es indiscutible.
Daremos la bienvenida a finales de 2021 a nuevos tratamientos contra la COVID-19. La investigación nos ofrecerá nuevos antivirales, anticuerpos monoclonales y vacunas de 2ª generación que tratarán la enfermedad o que la evitarán. En este contexto emerge la hormona D como una herramienta de prevención que refuerza cualquier medida adicional o tratamiento que sea preciso. Porque nada hay más eficaz que todas las medidas en el momento y en la forma adecuada.
Este Grupo de Trabajo es oportuno y ofrecerá datos e información para un mayor conocimiento del papel que desempeña la hormona D y cómo asegurarse los niveles óptimos en las personas. Información esencial y que es preciso conocer.