El pasado 22 de julio se celebró el 43º aniversario de un hecho memorable. Ese día del año 1977 fue el primer día de la primera Legislatura de la Democracia española. Políticos con todo por aprender se enfrentaban a una nueva tarea con diferencias aparentemente irreconciliables. Pronto, se dieron cuenta de que la responsabilidad que les unía era mucho mayor que las diferencias que les separaban. Porque la política es acuerdo y cualquier futuro se construye sumando, y no dividiendo. Así lo recordaba, literalmente, la portavoz del PSOE en el Congreso, Adriana Lastra, este 22 de julio de 2020. Misma fecha para otro día clave en la historia de la Democracia española que requiere que los políticos estén a la misma altura de sus predecesores. Queda constatado que el reto es de magnitud similar que por entonces. Pero lo segundo está aún por ver.
Se aventuró la portavoz socialista al calificar la aprobación del dictamen sanitario de la Comisión para la Reconstrucción como un pacto sanitario. Porque no puede haber pacto sanitario sin la industria. Hay que contar con ella, como con el resto del sector privado y las asociaciones de pacientes. Y los representantes de los ciudadanos demuestran haber hecho oídos sordos. No tiene sentido plantear la prohibición de la financiación por parte de la industria farmacéutica de las actividades de las asociaciones de pacientes, como no tiene sentido mantener en el dictamen el informe pre-COVID de la AIReF, ni consideraciones que ven en el sector un enemigo en casa.
Se aventuró la portavoz socialista al calificar la aprobación del dictamen sanitario como un pacto sanitario. Porque no puede haber pacto sanitario sin la industria
No. Este pacto sanitario no es, como dijo Adriana Lastra, “un acuerdo de país”. Por lo menos, no es un acuerdo de país lógico, que por una parte promueve un Pacto por la Industria y una estrategia de reindustrialización que atiende a sectores estratégicos y por otro plantea medidas dedicadas a minar esa industria cuyo futuro, precisamente, hay que potenciar porque es clave en la lucha contra la pandemia.
Es claro el PP al manifestar que lo aprobado “son propuestas” y que ahora toca transformarlas en reformas legislativas. Los populares ya se han puesto en marcha con propuestas dirigidas a garantizar la permanencia de aquello que dota de “riqueza” al SNS. Hasta entonces, y con permiso de los discursos oficiales, es preciso coger con pinzas este ‘pacto sanitario’, que no es un acuerdo de país porque, desde luego, no va en beneficio de todos.