
Hay un hecho evidente y es que la Unión Europea tiene superávit en la balanza comercial frente a Estados Unidos. Nos lo ha vuelto a recordar Trump y quiere compensar este desequilibrio.
Entre 2018 y 2020, la administración americana de Trump ya señaló este desbalance (desajuste) y se impusieron aranceles al acero y los automóviles, con la consiguiente respuesta de Europa con algunos productos e impuestos digitales.
La batalla comercial y el daño en la confianza mutua se vieron minimizadas durante el mandato de los Demócratas en Estados Unidos y la guerra en Ucrania, pero las nuevas políticas arancelarias de la administración Trump desestabilizan el orden económico mundial, y la industria farmacéutica se encuentra en pleno conflicto.
¿El sector farmacéutico tiene alguna responsabilidad en el superávit de la Unión Europea con los Estados Unidos?
La respuesta es muy simple. Mucha.
Desde Europa se exportan muchos productos farmacéuticos a EEUU, con especial importancia desde Irlanda. Hasta aquí todo bien, pero resulta que la mayor parte de las exportaciones de medicamentos son de compañías americanas que han invertido en plantas de producción y operaciones logísticas en Irlanda. Y todo ello tras la reforma fiscal del 2017 en el país norteamericano.
Fueron 55.000 millones de dólares exportados desde Irlanda de productos farmacéuticos en el año 2023, una muy importante proporción a EEUU. Sólo entre Irlanda y EEUU se produce un déficit en la balanza comercial de más de 60.000 millones de dólares en estos últimos años y los productos farmacéuticos son el principal responsable.
Se producen tres hechos preocupantes para la Administración Trump, el incremento del déficit comercial con la Unión Europea, una estrategia para evitar pagar impuestos en Estados Unidos y un aspecto importante de seguridad nacional por la dependencia de medicamentos críticos y estratégicos producidos en el extranjero.
¿Qué ofrece Irlanda para deslocalizar la producción desde los EEUU?
Pues principalmente un impuesto de sociedades mucho más bajo, ya que las exportaciones a los EEUU de medicamentos de compañías americanas que producen en Irlanda, se reconocen y tributan en Irlanda , además de una mano de obra cualificada y una fácil logística a Europa.
No estamos hablando de competitividad extranjera, hablamos de optimización financiera.
Según algunos analistas, si descontamos los productos farmacéuticos de alto valor, de compañías americanas que producen y exportan de Irlanda a EEUU, la balanza comercial estaría mucho más equilibrada. Y quién sabe si estaríamos viviendo, de igual manera, él vodevil de los aranceles.
¿Qué impacto están teniendo las políticas de la Administración y las amenazas, en la fabricación y la logística de las compañías farmacéuticas?
Trump podría corregir esta situación realizando una modificación de la reforma fiscal actual.
Varias compañías farmacéuticas estadounidenses han anunciado recientemente inversiones muy significativas en plantas de producción de medicamentos dentro del territorio nacional de Estados Unidos.
El objetivo es minimizar y anticipar posibles cambios en la política comercial, con aranceles a las importaciones, reforzar la cadena de suministro nacional y ampliar su capacidad de fabricación, en especial de alta tecnología y terapias avanzadas biológicas, celulares y génicas.
Una deslocalización o repatriación de la producción podría desviar y reducir nuevas inversiones extranjeras en Europa o España.
Una redefinición de las cadenas de suministro globales en Estados Unidos, como normas de trazabilidad nacional, producción local de principios activos o «reglas de origen» para compras públicas, podrían limitar la fabricación en España para el mercado estadounidense.
La integración de la geopolítica y la economía en el sector farmacéutico permite entender cómo este sector se ha convertido en un pilar central de las estrategias de poder global y del diseño de políticas industriales en el siglo XXI.
*Roberto J. Urbez ha trabajado en MSD, Roche, Gilead y BMS en responsabilidades internacionales y nacionales. Ha sido vicepresidente de Farmaindustria y presidente del LAWG