OPINIÓN. La vieja Europa y los nuevos retos del mercado único farmacéutico

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Europa afronta hoy un desafío transformador: reformar su mercado farmacéutico para responder a las necesidades cambiantes de su población y al dinámico entorno global. En un momento crítico marcado por recientes pandemias y cambios geopolíticos, la creación de un mercado único de medicamentos en la Unión Europea (UE) no es solo una necesidad, sino una urgencia que presenta grandes dificultades.

“la producción europea de ingredientes activos DE MEDICAMENTOS ha disminuido drásticamente a la mitad en sólo una década”

Proveedores externos

La pandemia de COVID-19, que sacudió los cimientos de la salud pública y expuso las vulnerabilidades de los sistemas sanitarios globales, ha dejado lecciones claras. La dependencia de la UE de proveedores externos para ingredientes activos y productos farmacéuticos finales ha emergido como un talón de Aquiles, evidenciando la fragilidad de las cadenas de suministro y la necesidad de una mayor autosuficiencia. Según el ex primer ministro italiano Enrico Letta, en su reciente informe encargado por el Consejo y la Comisión Europea, la producción europea de ingredientes activos de medicamentos ha disminuido drásticamente a la mitad en sólo una década.

Autorizaciones de medicamentos

El informe insta a la UE a utilizar el Mercado Único para fortalecer la resiliencia sanitaria y adoptar un enfoque más unificado en materia de salud. Esta llamada de atención no podría ser más oportuna. La fragmentación en la autorización de comercialización de medicamentos y las disparidades en el gasto sanitario entre los estados miembros resultan en un acceso desigual a tratamientos esenciales, exacerbando la migración sanitaria, la fuga de cerebros y la inequidad en el seno de la UE.

“Más allá de la autosuficiencia, el informe también destaca la necesidad crítica de revitalizar la innovación y la competitividad europea”

Más allá de la autosuficiencia, el informe también destaca la necesidad crítica de revitalizar la innovación y la competitividad europea. La UE ha sido durante mucho tiempo un crisol de innovación científica, pero está perdiendo terreno frente a la creciente competencia global, especialmente de países como Estados Unidos y China. La disminución en la inversión y la reducción del número de profesionales cualificados en el sector son tendencias preocupantes que requieren una acción decisiva para atraer y retener talento, garantizando así el futuro de la investigación y el desarrollo en la región.

Acciones concretas

Frente a estos desafíos, el informe plantea establecer nuevos objetivos que movilicen la voluntad política, la innovación científica y la inversión estratégica. Estos incluyen enfocarse en áreas como la salud mental, la resistencia a los antimicrobianos y las enfermedades neurodegenerativas, y añadir desafíos emergentes como el cáncer a la lista de prioridades.

El envejecimiento de la población europea presenta otro reto monumental. Con una mayor demanda de cuidados y la escasez de personal especializado, se hace necesario avanzar más en la prevención y el diagnóstico precoz de enfermedades crónicas. La propuesta de Letta para mejorar la formación y la captación de capital humano en todos los Estados miembros es fundamental para garantizar que la profesión sanitaria siga siendo atractiva y sostenible. La innovación requiere de profesionales que la puedan utilizar en beneficio de los pacientes.

Finalmente, el informe sugiere la necesidad de una mayor integración del Mercado Único para garantizar una mayor igualdad en el acceso a la atención sanitaria y la sostenibilidad para los ciudadanos de la UE. Esto incluye continuar desarrollando políticas como la evaluación de tecnologías sanitarias, la armonización de ensayos clínicos y el desarrollo de un Espacio Europeo de Datos Sanitarios. España lidera la investigación clínica en la UE y es la cuarta economía de la zona euro, por lo que debe tomar parte activa en estos cambios.

La “vieja” Europa está, por tanto, ante la encrucijada de adaptarse o quedarse atrás. La implementación de un mercado único para medicamentos no es solo una reforma económica; es un imperativo ético y práctico que puede definir la salud y el bienestar de generaciones futuras. La UE debe actuar con decisión y visión de futuro, asegurando que su legado de innovación y solidaridad continúe en el contexto de los nuevos retos globales.