Las vacunas han conseguido hacerse un hueco relevante como herramienta fundamental en salud pública. La cuestión es que las vacunas siempre han sido parte de cualquier plan o política de salud pública, pero lo han sido como una hermana pobre. Sin contar con las vacunas de la COVID-19, las vacunas suponen alrededor de 350 millones de euros, como un 0,3% de la inversión anual en sanidad en España.
Ha debido venir una pandemia para que dimensionemos el verdadero valor de las vacunas, muy por encima de su coste.
Hasta ahora, la política de incorporación de vacunas a los calendarios vacunales se hacía de forma rigurosa, pero quizás algo lenta. En los últimos meses, además, las Comunidades Autónomas animadas por la estrategia de corresponsabilidad promovida por el Gobierno de España por la pandemia, han comenzado a incorporar determinadas vacunas en sus territorios. Y es que las vacunas están en una implosión periférica que el ministerio de sanidad va a tener que canalizar para que avancemos “todos juntos”, y más rápido.
Mejorar la atención primaria
La vacunación pediátrica funciona muy bien en España. En parte gracias al trabajo de las enfermeras pediátricas. La no especialización de las enfermeras en atención primaria está entre las causas de no superar de manera amplia la barrera del 60-63% de vacunación de la gripe de personas de riesgo, por ejemplo. Enfermeras especializadas mejorarían esta cobertura vacunal y es una reflexión a realizar, ahora que tanto se habla de potenciar la AP.
España no sufre de movimientos antivacunas como Francia, pero nuestras coberturas de muchas vacunas podrían mejorar. Por eso hay que asignar más recursos a campañas de información, con más decisión y amplitud.
Comunidades y ministerio deben trabajar por mejorar la información sobre vacunas y factores de riesgo, y contribuir así a la prevención de distintas infecciones.
Consejo Interterritorial del SNS
La vacuna contra el meningococo B entra en una fase de normalización, incorporándose al calendario vacunal en media docena de CC.AA. de forma inminente. La disponibilidad de vacunas investigadas y desarrolladas, así como la evidencia de sus resultados, son parte de este renovado interés por las administraciones públicas.
También, por qué no reconocerlo, un entorno de mayor atención a la salud pública que está facilitando que nuevas vacunas se incorporen a los calendarios.
En este proceso, resultan fundamentales la Ponencia de Vacunas, la Comisión de Salud Pública y sus recomendaciones al Consejo Interterritorial del SNS, con todas las CC.AA.
Así, estamos asistiendo a una mejora de los planes de prevención contra distintas infecciones. Entre estas infecciones están el virus del papiloma humano (VPH) en varones, Herpes Zoster en adultos, neumococo veintevalente o la gripe en niños.
La tecnología en la fabricación de vacunas ofrece también mejoras en su producción o en la incorporación de nuevos antígenos.
Compra de vacunas
Los sistemas de compra de vacunas deberán planificarse con más tiempo, o no podremos satisfacer la demanda de vacunas necesarias que reclaman también otros países. El esfuerzo por conseguir vacunas es tanto de las administraciones públicas como de las compañías que se aseguran que lleguen a nuestro territorio, en competencia con otras regiones.
Toda esta nueva estrategia vacunal de las administraciones sanitarias es la muestra de que hemos aprendido lecciones de la pandemia.
Vacunas esenciales para toda la vida
Dado que las vacunas son esenciales durante todas las etapas de la vida, se necesita una profunda reflexión sobre cómo planificar e invertir en el presente de los programas de vacunación para, en el futuro. El camino puede ser igualar el actual éxito de la vacunación pediátrica en nuestro país a la vacunación de personas mayores y con factores de riesgo.
En definitiva, se trataría de reconocer ahora el papel adelantado de las vacunas en la sostenibilidad del sistema para hacer realidad la máxima de que prevenir es mejor, y más barato, que curar.
Con una buena planificación ahora, el futuro nos permitirá prevenir muchas infecciones a lo largo de toda la vida. De esta manera, facilitamos un envejecimiento saludable que la inmunosenescencia tiende a privar a nuestros mayores. Una tarea de todos.