La reciente aprobación de la Estrategia de la Industria Farmacéutica en España marca un hito para el sector farmacéutico nacional. Tras la experiencia devastadora de la pandemia, que tensionó los sistemas de salud y las cadenas de suministro, se busca ahora consolidar su posición como referente global en investigación biomédica y producción farmacéutica. El punto de partida es prometedor: España lidera en Europa la investigación clínica en hospitales, pero el sector necesita el impulso de una estrategia con visión de futuro como la que se presenta.
Autonomía estratégica
Uno de los aprendizajes más evidentes que deja la pandemia es la necesidad de una autonomía estratégica en la fabricación de medicamentos esenciales. España, que ya lidera a nivel europeo en ensayos clínicos —con un volumen solo superado por Estados Unidos a nivel mundial—, está en una posición privilegiada para fortalecer su industria farmacéutica en suelo nacional.
Según datos recientes, el país participa en casi el 20% de los ensayos clínicos de la Unión Europea, un indicador de la robustez de su red de investigación hospitalaria. Sin embargo, una oportunidad adicional se abre al ampliar y desarrollar la I+D más allá del entorno hospitalario, extendiéndola a la Atención Primaria. Integrar centros de salud en la investigación podría democratizar el acceso a ensayos clínicos, mejorar el seguimiento de enfermedades crónicas y permitir una innovación más cercana a los pacientes. Además, este enfoque permitiría generar datos más diversos y representativos, mejorando la calidad de los resultados obtenidos.
Infecciones
Las resistencias a los antibióticos, el desarrollo de nuevos antibióticos y las enfermedades infecciosas emergentes, incluyendo enfermedades olvidadas y de la pobreza, tienen un impacto crítico en la salud pública global. La resistencia antimicrobiana amenaza con revertir décadas de avances médicos. Esto no solo aumenta la morbimortalidad de las infecciones, sino que también eleva los costes sanitarios, socavando el desarrollo de la medicina moderna. Por otro lado, las enfermedades infecciosas emergentes, como el COVID-19, el Ébola y el Zika, pueden propagarse rápidamente y causar pandemias si no se desarrollan rápidamente tratamientos y vacunas efectivas. Recientemente, desde la OMS se recuerda que COVID-19 sigue “circulando, evolucionando, contagiando y matando a personas“.
Además, el sector farmacéutico es una parte importante de las infraestructuras críticas del país, contribuyendo como pocos a la autonomía estratégica, como se puso de manifiesto durante la reciente pandemia por el COVID-19. El sector farmacéutico desarrolló un papel importante en el suministro de medicamentos críticos durante esta crisis, incorporando mayores capacidades de fabricación y poniendo de manifiesto las fortalezas de la industria farmacéutica en la investigación, el desarrollo y la fabricación nacional de medicamentos.
Farmaindustria
Desde Farmaindustria se ve esta estrategia como una oportunidad histórica para convertir a España en un líder europeo en producción farmacéutica y desarrollo biomédico. Fortalecer el empleo cualificado, aumentar la inversión extranjera y garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario son metas alcanzables si se mantienen los incentivos adecuados y una colaboración efectiva entre el sector público y privado. Asimismo, el impulso a la fabricación nacional reduciría la vulnerabilidad frente a posibles crisis globales, fortaleciendo la seguridad sanitaria del país.
Sin embargo, esta ley llega en un contexto político complejo y polarizado. Pese a ello, desde la Comisión de Sanidad del Congreso se está trabajando con notable pragmatismo, centrando el debate en los contenidos de las normas más que en las siglas del grupo parlamentario que las presenta. Este ejercicio de responsabilidad política permite pensar con optimismo en que las regulaciones que necesita el sector farmacéutico, y que esta Estrategia va a impulsar, puedan llegar a buen puerto. El sector, los pacientes, los profesionales sanitarios y las administraciones públicas serán sus principales beneficiarios.