En el debate de la dispensación de medicamentos DH ha primado la necesidad de sentirse vencedores y no la de aprender lo bueno de cada uno para ser competitivos
| 2017-03-10T13:50:23+01:00 h |

Uno de los pioneros en el desarrollo de la Inteligencia Artificial, Seymour Papert, afirmaba que “la única habilidad competitiva a largo plazo es la habilidad de aprender”. Una habilidad esta que debería imperar en el debate sobre la dispensación de medicamentos DH en el que seguimos instalados una semana más. Y nadie aprende. Más bien al revés. La discusión sigue enquistada y nadie pone el necesario sentido común para valorar los puntos de consenso e iniciar desde ahí la resolución de un conflicto que, como decíamos la semana pasada, no ayuda en nada a las aspiraciones de la farmacia hospitalaria y comunitaria. Unos por otros, otros por unos, se sigue estirando una polémica que debería terminarse para dar paso a un documento de unión suscrito por todas las partes.

Pero no, al contrario de lo que debería ser, se acumulan los comunicados, los informes y los observatorios que reclaman, cada uno a su manera, tener razón en este asunto. Es cierto que también se habla de coordinación inter niveles, todo sea dicho. Pero no es menos cierto que se hace con la boca pequeña. Organizaciones como la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac) que ha venido trabajando en explorar caminos comunes junto a la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) señala el paso atrás que supone para esos proyectos el informe presentado y defendido esta pasada semana por la farmacia hospitalaria.

El tiempo invertido por todos los protagonistas de este debate en argumentar sus informes bien podría emplearse en buscar puntos comunes y avanzar en ellos. Pero no, lo que ha primado es la necesidad de sentirse vencedores, ante lo que no queda más que preguntarse ¿quién ha ganado? Está claro que ni la farmacia comunitaria ni la farmacia hospitalaria lo han hecho.

El deseo del sector, toda vez que las aguas vuelvan a su cauce, es que se emprenda el camino del aprendizaje de cara a mostrarse realmente competitivos. Aportar, discutir y argumentar con datos claros y que respondan a la realidad. Y de poco sirve, más bien de nada, echar por tierra los argumentos del resto con peregrinas explicaciones como pueda ser el uso de la denominación farmacia comunitaria. Ese no es el camino y ese no es el rigor que se le puede exigir a quien quiere tener algo que decir en el futuro de la farmacia.