El sector aguarda expectante la formación del nuevo gobierno. Quien más quien menos ha aprovechado este periodo de barbecho gubernamental para preparar la estrategia a presentar a los nuevos inquilinos del Palacio de la Moncloa. Eso si, pocos han sido los que han comunicado sus intenciones o anticipado las medidas que van a proponer al Ejecutivo. Quizás por prudencia o por eso del efecto sorpresa, nada o poco sabemos de lo que los agentes del sector van a presentar a partir de esta semana de cara a evitar recortes o ser protagonistas en cuanto al sostenimiento del Sistema Nacional de Salud tal y como ha sido en los últimos tiempos.
Estrategias, propuestas y medidas aparte, el sector farmacéutico tiene que ser el primero de la fila, el que antes solicite y le sea concedida audiencia de cara a sentarse con los decisores. Tiene que anticiparse. Proponer para evitar medidas impuestas. Es la única forma que va a tener el ser sector farmacéutico de esquivar el tijeretazo. El trabajo hecho durante este tiempo sin gobierno tiene que refrendarse desde ya. Es el momento.
La farmacia, por ejemplo, tiene ante sí una oportunidad única de dejar atrás los tiempos de los reales decretos excepcionales que se convirtieron en eternos. Las propuestas que se llevarán a la mesa del nuevo ejecutivo van en la línea de asegurar la sostenibilidad sin comprometer la viabilidad de la farmacia comunitaria y sí comprometiendo un futuro de servicios y farmacia asistencial. La hora de convertir las palabras en hechos ha llegado. La apuesta por el sector no vale de nada si solo es el sector el que empuja. Es el famoso ‘quid pro quo’.