De un tiempo a esta parte, la profesión farmacéutica ha conseguido —gracias al trabajo e insistencia de diversas entidades— formar parte de importantes foros sanitarios donde se discute el rumbo de la Sanidad nacional y que le tenían cerrada la puerta. Es el caso, por orden cronológico, de su integración en la Mesa para la Reforma de la Atención Primaria y, más recientemente, su estreno en el Foro de las Profesiones Sanitarias (representada por el CGCOF y con el que subsanaba un compromiso pendiente de cumplir desde los tiempos de Alfonso Alonso al frente del Ministerio).
Todos ellos son foros multidisciplinares donde la farmacia debía estar en su mera condición de profesión sanitaria. Pero a la propia farmacia le faltaba un foro interno aglutinador de todos sus colectivos y formas de ejercicio —más allá de la representación institucional de todos ellos que ejerce el CGCOF—. Al igual que ya los tienen otras profesiones.
El pasado 22 de diciembre, bajo la coordinación del Consejo General, ese vacío quedó resuelto con la constitución de la Mesa de la Profesión Farmacéutica, en la que convergen sociedades científicas de diversos ámbitos de ejercicio /farmacia comunitaria, hospitalaria, de Atención Primaria), empresarial, docente y estudiantil… Una Mesa que tiene como carta de presentación “construir y sumar fuerzas en torno a una agenda común, con vocación de servicio público y permanencia en el tiempo, sentar las bases de una cooperación, con fines que refuercen los intereses de todos los farmacéuticos en beneficio de la Sanidad y de los pacientes”.
Ahora, esta Mesa ha empezado a coger velocidad de crucero con la creación de los cuatro primeros grupos de trabajo. Todos ellos eminentemente asistenciales y centrados en mejorar la atención integral al paciente. Y es que la finalidad de estas Mesas debe ser ese: trabajar por el binomio profesión-paciente. Y no, como venimos asistiendo respecto a otras, a que de ellas solo emanen comunicados atacando sistemáticamente a profesiones “hermanas”.
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