En muchas ocasiones, llegar el primero es importante. Esto cobra todavía más importancia a la hora de la llegada de medicamentos indicados para necesidades médicas no cubiertas.
Además de llegar el primero, en este caso la rapidez en sí misma y más allá de otros competidores, es esencial. La relevancia de la rapidez ya quedó demostrada en el caso de las vacunas y tratamientos COVID-19, pero no es un caso aislado. A pesar de los ingentes avances científicos que se han logrado en las últimas décadas, todavía hay pacientes que no cuentan con una terapia eficaz para la patología. Por ello, que las agencias regulatorias cuenten con mecanismos y herramientas que aceleren el acceso a fármacos innovadores, es determinante en muchos casos.
Prueba de ello es el impacto positivo de la iniciativa PRIME, desarrollada por la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés). Desde que arrancase su funcionamiento en marzo de 2016 hasta el mes de junio de 2021, un total de 98 medicamentos han sido incluidos en el esquema de esta acción. En este mismo periodo, en la Unión Europea se aprobaron un total de 18 medicamentos con el respaldo de PRIME; cabe destacar que, de ellos, el 89 por ciento de estas autorizaciones correspondieron a medicamentos huérfanos. Además, de estos 18 fármacos, 10 lograron una autorización de comercialización condicional, veredicto con el cual pueden llegar al mercado de una manera más temprana.
Y este sería el punto clave. Como han puesto de manifiesto en numerosas ocasiones organismos nacionales e internacionales, urge acelerar el acceso a fármacos y, a ser posible, de una manera equitativa entre territorios. Por ello, al observar que con algunas de las acciones emprendidas por agencias como la EMA, acelerar la llegada de medicamentos innovadores es posible, podría ser un buen momento para explorar nuevas líneas de trabajo que persigan este mismo objetivo. Como siempre, con el objetivo claro: ofrecer soluciones eficaces y seguras para los pacientes.