El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró oficialmente la pandemia de COVID-19. Solo unos meses después, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) aprobó la primera vacuna contra la COVID-19 el 21 de diciembre de 2020 (Comirnaty, desarrollada por BioNTech y Pfizer). Unos días después, el 6 de enero, Moderna recibió la autorización para su vacuna Spikevax. Otras vacunas como la de HIPRA, aunque tardaron más en llegar, ahora cuentan con una mayor capacidad de respuesta.
Que las vacunas llegaran solo nueve meses después fue un hito significativo en términos de velocidad de desarrollo y despliegue de recursos. Sin embargo, la razón no es otra que décadas de investigación e inversión por parte de la industria.
Tal y como se reflejó en el encuentro “Pandemias, Preparación y Respuesta ante Futuros Retos”, es esencial invertir hoy en día en innovación para garantizar tener soluciones en el futuro, como ocurrió con la crisis sanitaria de la COVID-19.
El trabajo excepcional de los profesionales sanitarios y la coordinación entre administraciones no hubiera sido suficiente sin la llegada de las vacunas, las cuales fueron clave para frenar la propagación del nuevo coronavirus.
Sin embargo, no basta solo con potenciar esa innovación; tiene que llegar a los pacientes, como recordó Sergio Rodríguez, director de Health&Value y director de la Fundación Pfizer, quien incidió en la capacidad de producción, distribución y escalabilidad. “No vale de nada tener una vacuna muy eficaz y eficiente si no es escalable de forma masiva”, subrayó. Juan Carlos Gil, director general de Moderna España, aseguró que “no solo significa tener capacidad de almacenar y distribuir el material”, sino capacidad de generar el material necesario que pueda ayudar en posibles pandemias.
De cara al futuro, la industria ya está trabajando en nuevas tecnologías para hacer frente a futuras zoonosis. De hecho, Pepe Meseguer, country manager de CSL Seqirus Spain, informó que tienen la capacidad de producir vacunas para 22 gobiernos y hacer acuerdos para poder suministrar en caso de pandemia de gripe a través de distintas tecnologías. En esta línea, Toni Lloret, director de vacunas de HIPRA, alegó que en Europa ya hay compañías estratégicas para futuras pandemias, “se han designado cuatro compañías, una americana, otra india y dos españolas, entre las que está HIPRA”.
La tecnología de ARN mensajero es considerada uno de los avances más significativos de los últimos años. En ese sentido, varias compañías están inmersas en el desarrollo de nuevas vacunas basadas en esta tecnología debido a su “seguridad, versatilidad, adaptabilidad y rapidez” de desarrollo.
No obstante, todo este contexto requiere de un marco regulatorio estable y predecible para que las compañías puedan seguir potenciando la innovación. “Este marco debe proteger la propiedad intelectual, crear incentivos para la industria y facilitar que las innovaciones lleguen al país”, tal como resaltó el presidente de Farmaindustria, Juan Yermo.
Por su parte, en este binomio, la farmacia y la distribución juegan un papel fundamental, “como piezas estratégicas para dar una respuesta coordinada en momentos de enorme incertidumbre”, expuso Eduardo Pastor, presidente de Cofares.
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