Una vez más, la industria farmacéutica ha vuelto a servir de ejemplo para otros sectores con su Código de Buenas Prácticas de la Industria Farmacéutica, vigente desde el año 2002. En concreto, durante la primera Semana del Código de Buenas Prácticas de la Industria Farmacéutica, organizada por Farmaindustria, su presidenta, Fina Lladós, expresó con claridad el espíritu que ha guiado a este sector durante dos décadas: el deseo de adelantarse a las demandas sociales y de ofrecer garantías éticas tangibles en cada paso que da. Porque el compromiso con la sociedad no solo se materializa en la investigación científica o en la producción de medicamentos innovadores, sino también en la forma en que se gestiona y se relaciona con sus interlocutores.
Desde entonces, este código ha sido revisado constantemente (la última edición es de junio de 2023) para adaptarse y adelantarse a las nuevas exigencias de una sociedad en constante evolución. De este modo, José Zamarriego, director de la Unidad de Supervisión Deontológica de Farmaindustria, indicó que “el sistema de autorregulación ayuda a la industria farmacéutica a generar confianza y avanzó que en breve tienen previsto proponer “nuevas áreas de mejora dentro del código”.
La apuesta voluntaria por establecer un marco claro de comportamiento ético, basado en principios como la integridad, la legalidad, la transparencia o el respeto, ha posicionado a la industria farmacéutica como un modelo para otros sectores. Y no se trata solo de normas sobre el papel. Como recordó Lladós, estas buenas prácticas se reflejan a diario en la gestión empresarial, en la formación continuada de profesionales sanitarios, en el acceso equitativo a la innovación, en el diálogo con las administraciones y en la sostenibilidad del sistema sanitario.
A esto se suma una cultura del cumplimiento ejemplificada en iniciativas pioneras, como el examen de certificación del Código —único en la Unión Europea—, que refuerza la profesionalización y el conocimiento interno del propio sistema de autorregulación. Y también destaca la colaboración con las administraciones públicas, como el convenio con Cataluña que permitió aprobar el primer código sectorial validado por la Agencia Española de Protección de Datos tras la entrada en vigor del RGPD.
El reconocimiento de figuras como Zamarriego “alma del sistema” según Lladós y Juan Yermo, director general de Farmaindustria, es también un recordatorio de que detrás de cada avance en autorregulación hay un trabajo silencioso pero esencial. De este modo, como expresó con emoción Yermo, este código no es solo un conjunto de reglas, sino un proyecto colectivo que ha transformado a la industria desde dentro, situándola como un agente ejemplar en compromiso social, innovación y transparencia. Porque una industria fuerte no es solo aquella que innova, sino la que lo hace con responsabilidad.