Durante una visita diplomática en Japón en 1961 el entonces presidente argentino Arturo Frondizi alababa la labor realizada por el pueblo nipón. Frondizi aseguraba que este, había demostrado una maravillosa experiencia de tesón y disciplina, al convertir una pequeña extensión superpoblada y no muy rica en recursos naturales, en una de las primeras potencias industriales contemporáneas. El denominado milagro japonés fue un fenómeno económico sin precedentes que se hizo realidad gracias a la puesta en marcha de dos estrategias políticas claras: la doctrina Yoshida que tenía como objetivo establecer la reconstrucción económica y el desarrollo como objetivos inmediatos de la nación y el Plan Ikeda que buscaba duplicar los ingresos obtenidos por los trabajadores japoneses y establecer un alto nivel de vida.

En definitiva, Japón hizo de su derrota bélica frente a Estados Unidos una oportunidad sin precedentes en términos económicos. Hoy, inmersos en un contexto económico de inestabilidad derivado de una pandemia global y de una situación geopolítica complicada, los estados deben plantearse cómo visualizar su reconstrucción económica y, por consecuencia, social. Analizar las fortalezas de la nación se hace vital para poder visualizar ese crecimiento a medio y largo plazo.

Esta semana, durante el Debate sobre el estado de la nación, el presidente Pedro Sánchez lanzaba un mensaje que invita a la esperanza, o al menos de momento. El líder socialista se mostró dispuesto a realizar una apuesta por una verdadera política industrial para recuperar “autonomía estratégica y no perder el tren de las industria del futuro”. Una estrategia que tendría sus bases en una estrecha colaboración con el sector privado a través del Plan de Recuperación y los PERTE, como el dedicado a medicina de vanguardia.

Sánchez subrayó además otras inversiones importantes que muestran la confianza en la modernización de la economía española en el espectro farmacéutico “para montar el principal centro de fabricación de vacunas ARNm en España“. Toda una declaración de intenciones que muestra un espíritu de diálogo y de escucha que podría llevar a España a convertirse en ejemplo global en un momento decisivo. La industria de la salud puede iniciar ese ‘milagro’ económico.