En cualquier ámbito de la vida o sector, cuesta encontrar una iniciativa o idea que consiga un consenso total —o cien por cien técnico, que dirían los estadistas— por todas las partes implicadas. Desde quien lo idea, quien lo facilita, lo ejecuta y sobre el que impacta la medida.
Pues bien, eso es lo que parece haber conseguido la denomina “dispensación coordinada (o colaborativa) de medicamentos DHDH” entre la farmacia hospitalaria y la farmacia comunitaria. Una medida autorizada por el Ministerio de Sanidad tras la irrupción de la COVID-19 en marzo de 2020 a fin de evitar las visitas de pacientes externos a los centros hospitalarios para recoger renovaciones de tratamientos en los servicios de Farmacia y en la que, con su envío alternativo a las boticas para su recogida en estos establecimientos, se mantiene la supervisión por un profesional sanitario.
Desde el Ministerio ya se ha manifestado la intención de mantener estos modelos de dispensación más allá de la pandemia (si bien solo lo aplican actualmente seis regiones). Los primeros estudios de satisfacción entre profesionales y beneficiarios (pacientes) ya revelaban una valoración positiva de esta dispensación coordinada de medicamentos hospitalarios.
Ahora, un nuevo estudio del Consejo General de Farmacéuticos (CGCOF) refleja que el 96 por ciento de los pacientes que se benefician de este servicio desean poder mantenerlo más allá de la pandemia. Por su parte, farmacéuticos hospitalarios y comunitarios también señalan múltiples ventajas.
El alcance de la medida no es nimio. Aunque no todos los perfiles de pacientes externos pueden beneficiarse de esta medida, en España hay cerca de un millón de ellos adscritos a servicios de Farmacia, que realizan una media de diez visitas anuales a estos centros (con una media de 42 kilómetros de trayecto). Ello supone que, anualmente, se llevan a cabo cerca de un millón de desplazamientos que esta dispensación colaborativa podría recortar sobremanera, manteniendo las garantías sanitarias.
Cada año se producen en torno a diez millones de visitas de pacientes a hospitales para recoger renovaciones de sus tratamientos que estos modelos colaborativos pueden reducir manteniendo las garantías sanitarias
Así las cosas, la farmacia —cabe recordar la también participación de la distribución en la logística— parece haber encontrado su “Fuenteovejuna”. Ahora bien, consenso no implica per sé perfección. El estudio del CGCOF también identifica las áreas de mejora: aumentar la comunicación entre profesionales, unificar protocolos entre CC.AA, posibles remuneraciones, etc. Retos de futuro de una medida de presente.