El equilibrio económico es una situación que se produce cuando, en el mercado, la oferta y la demanda son iguales. Según la teoría económica, este equilibrio se produce por sí mismo, de una manera natural. Cuando sucede, se dice que el mercado funciona. Pero hay ocasiones en las que esto no ocurre, generando desequilibrios. En las últimas décadas el mercado farmacéutico ha crecido mucho en complejidad y da señales de ciertos desequilibrios que hay que corregir. Pero no es posible intentar alcanzar el equilibrio económico de un mercado sin tener en cuenta que todo sector es un ecosistema en el que cada uno de los que interactúan en él es imprescindible. No puede alcanzarse el equilibrio económico a costa de generar un desequilibrio ecológico.
Cualquier ecosistema está formado por eslabones impresdincibles. Actúa severamente sobre uno de ellos o elimínalo y el resto se verá afectado. Por obra del hombre o de la naturaleza, este ‘efecto mariposa’ amenaza actualmente a más de 16.000 especies. No conocemos ni sus nombres. Su desparición, pensará alguno, no afectaría a nadie salvo a unos cuantos. Es la supervivencia del más fuerte… Aunque este argumento sería fácilmente rebatible, lo importante es que en el caso que nos ocupa no ocurriría lo mismo. A nadie se le escapan las gravísimas consecuencias de un cambio radical en el ecosistema farmacéutico.
El símil no es baladí. No en vano a los agentes del sector se les denomina ‘cadena del medicamento’, una obviedad que sin embargo alguien ha tenido que recordar: actúa severamente o elimina un eslabón y adiós al ecosistema. Todos son necesarios, también la industria.
Han tenido que ser, claro, los eurodiputados de Francia y Alemania los que digan que al borrador de acceso de Soledad Cabezón ‘se le ve el plumero’. Lógico, ya que engloban buena parte del peso de la industria farmacéutica europea. En el fondo, el problema de este borrador, así como del informe de la ONU, es el mismo: ambos pretenden encontrar ese nuevo equilibrio pero lo hacen con unas propuestas totalmente desequilibradas.
Pero aún hay oportunidades en Europa. Si aprueba un informe más equilibrado, la Eurocámara puede estar a las puertas de un compromiso global que realmente apueste por el acceso, la sostenibilidad y la I+D, reconociendo a cada uno sus defectos, pero también sus virtudes.