Esta semana el Parlamento Europeo daba luz verde al Plan Europeo contra el Cáncer. Aunque este documento ya había recibido el visto bueno del Comité BECA a finales de 2021, el respaldo del Parlamento era el último empujón necesario para ponerlo en marcha. Una de las ideas en la que coinciden los eurodiputados involucrados en la elaboración de este plan, ha sido la necesidad de aplicar medidas concretas que realmente supongan un cambio de paradigma en el abordaje de la enfermedad oncológica. Para ello, han determinado tres ejes sobre los que actuar.
El primero de ellos, la necesidad de poner el foco en la prevención. Numerosas instituciones han incidido en esta idea durante los últimos años, ya que algunos tipos de cáncer que cuentan con un mayor número de diagnósticos -como puede ser el de pulmón- están directamente relacionados con hábitos evitables, como el tabaquismo. En este sentido, apuestan por mejorar la formación e información que se otorga a los ciudadanos; en esta y en otras enfermedades se insiste mucho en la importancia de que la sociedad esté bien informada para mejorar el estado general de salud de la población. Por ello, hacer que estos mensajes calen, puede suponer un punto de inflexión. Dentro del eje de la prevención, ponen de manifiesto la necesidad de intensificar la detección precoz, también dando un papel activo a los ciudadanos para que participen en programas de cribado.
La llegada de innovación en diagnóstico y tratamiento no es eficaz si no se aplica con equidad; por ello, el Plan Europeo pone el foco en la necesidad de reducir la desigualdad entre Estados miembro
La llegada de opciones innovadoras de tratamiento ha hecho que, a pesar de aumentar los nuevos diagnósticos, las tasas de supervivencia hayan mejorado. Esto refleja lo importante de impulsar la investigación, utilizando todas las herramientas disponibles para ello. Dentro del Plan se integra un punto muy importante y que en ocasiones queda desatendido: contar con soluciones que mejoren la calidad de vida de los supervivientes.
Todas estas medidas son ineficaces si no se aplican con la debida equidad. Por ello, esta es la tercera línea sobre la que se sustenta la estrategia. Las cifras revelan que, en función del país, la probabilidad de supervivencia de un paciente oncológico varía en un 25 por ciento. Así, intensificar la acción en aquellas áreas en las que todavía quedan carencias en términos de igualdad, es crucial. Luchar contra el cáncer y sus cifras, es trabajo de todos.