En España no todas las personas tienen aseguradas las mismas probabilidades de enfrentarse al cáncer tanto en su prevención, como en acceso a tratamientos o a los resultados de la investigación oncológica. Ese es el mensaje que la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (Aseica) manda al ejecutivo de Pedro Sánchez, en un intento por alertar sobre una realidad que afecta a miles de pacientes en todo el país. Por ello, los investigadores en cáncer reclaman que la administración garantice un “acceso equitativo” a todas las personas que requieran de tratamiento frente al cáncer, independientemente de dónde vivan.
Lo cierto es que esta no es una petición que pille por sorpresa al resto de los profesionales de nuestro país, pues otras sociedades científicas como la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) o el Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP) han publicado distintos informes donde ponen de manifiesto los problemas de acceso a los que se enfrenta nuestro país. Sin ir más lejos recientemente se actualizaron los datos del informe WAIT, realizado por la consultora IQVIA a petición de la patronal Efpia. La principal conclusión del mismo es que, aunque el nivel de acceso de los pacientes españoles está en la media europea, se encuentra por debajo de los grandes países de la UE.
España da acceso tan solo al 54 por ciento de los fármacos aprobados por la Unión Europea. Esta cifra choca con el 88 por ciento de Alemania o el 75 por ciento de Italia
La disponibilidad en España (desde que un medicamento se aprueba hasta que es financiado por el SNS) es la más baja de los grandes mercados. Basándose en datos de 31 de diciembre de 2020, en España había disponibles 82 medicamentos de los 152 que se autorizaron entre 2016 y 2019. Esto significa que en España están disponibles el 54 por ciento de fármacos aprobados en Europa, cifra que choca con el 88 por ciento de Alemania, el 75 por ciento de Italia. el 73 por ciento de Francia o el 72 por ciento de Reino Unido.
Garantizar el acceso y que este sea equitativo debe ser la máxima prioridad para cualquier sistema sanitario. De ello dependerá que los pacientes reciban la asistencia sanitaria que necesitan que, por supuesto, se traducirá en más supervivencia y una mayor calidad de vida. Los profesionales tienen claro que esta será su principal prioridad. Ellos son los que día a día tienen que tratar a sus pacientes; son los que saben lo que necesitan y a los que, por tanto, debemos escuchar.
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