Cada 1 de diciembre, hay una cita con la conmemoración del Dia Mundial de la Lucha contra el SIDA. En la época contemporánea, si hay un virus ‘desconocido’ que irrumpió en la sociedad de forma brusca y devastadora —hasta que el SARS-CoV-2 rompió todos los registros— ese fue el VIH. Los testimonios de los profesionales que se enfrentaron a los primeros casos hace algo más de cuatro décadas dan fe de ello, como así se recoge en un  pasado reportaje de nuestros compañeros de GACETA MÉDICA con motivo del 40º aniversario de su descubrimiento.

Pero, en el lado positivo, si hay una patología que refleja con mayor celeridad el avance científico y los frutos de la investigación de la industria farmacéutica, ese es también el VIH. Apenas 40 años después, hay disponibles cinco familias de fármacos antirretrovirales  que han permitido disasociar SIDA y mortalidad. Ello, unido a la implicación de todos los agentes sanitarios y sociales en su mejor abordaje, hace parecer cada vez más cercano el Objetivo ONUSIDA: 95 por ciento de las personas con VIH diagnosticadas, de las que el 95 por ciento estén en tratamiento y al menos el 95 por ciento con carga viral indetectable.

Mientras continúan los avances científicos —que nunca paran—, aun hay retos pendientes. Llegados a este punto, queremos destacar la labor e implicación de la profesión de la profesión farmacéutica. Uno de ellos es seguir mejorando la tasa de diagnósticos tardíos. A ello contribuye que las farmacias de siete comunidades autónomas facilitan el acceso a las pruebas del VIH a más de 20.000 ciudadanos al año. Esperemos que sigan sumándose más CC. AA. a este servicio.

¿Qué decir, asimismo, de la labor que se realiza desde los servicios de Farmacia Hospitalaria? No solo facilitando el mejor tratamiento posible a los pacientes, sino realizando una atención farmacéutica de calidad y personalizada.

Otro de los retos aún pendientes lo apuntaba días atrás Alfonso Cabello, miembro de la Unidad de VIH del Hospital Fundación Jiménez Diaz, al recoger el Premio BIC a la mejor Unidad en esta área: “tan importante como luchar contra la enfermedad es luchar contra el estigma”.

Un conocido influencer farmacéutico (@Farmaenfurecida) ha rescatado una escena de la serie de ficción “Farmacia de Guardia” —pero que tan bien reflejaba situaciones reales en torno al mostrador— en la que varias madres comentan a la boticaria que impiden a sus hijos ir al colegio para no compartir tiempo y espacio con una niña cuya madre era portadora del VIH y evitar el contagio. “Mamá, si le doy un beso a Montse, ¿me puedo morir?”, pregunta una de las niñas tras escuchar el discurso de su progenitora, con la propia madre y niña aludidas entrando en ese momento a la farmacia. La actuación de las farmacéuticas, respondiendo con un mensaje claro, veraz e inequívoco y beso final incluido a la niña, es ejemplo (tan ficticio en la serie como real en la vida misma) de cómo la profesión lucha desde hace 40 años por romper este estigma.