Mónica García, ministra de Sanidad, intervino en la reunión del Consejo Europeo de Empleo, Política Social, Sanidad y Consumidores (EPSCO). Europa se encuentra en un momento crucial, ya que se alzan voces sobre el peligro de la pérdida de competitividad del sector farmacéutico que ve como otros continentes ganan posiciones.
Por eso es preciso consolidar el liderazgo de la UE en el ámbito de la salud y la innovación farmacéutica. Sin embargo, alcanzar esta meta requiere un compromiso de los Estados miembro y una acción decidida para incrementar significativamente la financiación en investigación, desarrollo e innovación.
La Comisión Europea, en boca de su comisario de salud Olivér Várhelyi, ha señalado la necesidad de realizar un esfuerzo drástico en la inversión, enfatizando que, aunque la innovación es un motor central, Europa aún no ha aprovechado todo su potencial. Existe la convicción de que Europa perderá inexorablemente posiciones de liderazgo si sigue con la tendencia de los últimos 10 años.
Pérdida de liderazgo
Y es que Europa está perdiendo terreno frente a otras regiones en el sector farmacéutico debido a una combinación de burocracia, fragmentación regulatoria y falta de financiación estratégica, lo que pone en peligro su capacidad para liderar la innovación en salud y garantizar la autonomía estratégica en medicamentos. En 2023, la FDA americana aprobó 61 nuevas sustancias activas, por 31 de la EMA. Además, la FDA autorizó el 65% de sus nuevas moléculas por la vía acelerada (fast-track) mientras que la EMA aprobó tan sólo cinco por esta vía (16%).
Financiación
Una financiación adecuada permitirá acelerar el acceso al mercado de medicamentos innovadores, abordar necesidades médicas no satisfechas y reducir las vulnerabilidades de nuestra cadena de suministro, lo que afecta a la resiliencia de la UE.
Los Estados miembros tienen un papel clave en este desafío. Países como España tratan de cuadrar las cuentas, apoyando tanto la sostenibilidad del sistema sanitario como la competitividad de su industria farmacéutica. Asi lo expresó la ministra Monica García en la reunión de Bruselas.
Sin embargo, el éxito de estas políticas nacionales depende de una coordinación más amplia a nivel europeo. La creación de herramientas como el Espacio Europeo de Datos Sanitarios o la Ley de Medicamentos Críticos son pasos importantes, pero solo serán efectivas si van acompañadas de recursos suficientes y de los impulsos regulatorios oportunos.
Europa y España están en el camino de hacerlo con las modificaciones legislativas como la Estrategia Farmacéutica de la UE o la Ley del Medicamento y RD varios (Evaluación de tecnologías, precio y financiación) que adapten las necesidades actuales a la realidad del mercado farmacéutico.
Largo plazo
Además, el sector privado debe asumir su responsabilidad. Las grandes farmacéuticas, pymes y startups biotecnológicas deben incrementar su inversión en Europa para consolidar también su liderazgo global. Este esfuerzo debe complementarse por parte de las administraciones nacionales y europeas con incentivos como la reducción de la burocracia, un uso más intensivo de los registros acelerados de nuevos medicamentos, o potenciar un entorno favorable para atraer talento e innovación.
Las visiones a largo plazo chocan con los mandatos electorales que se fijan más en el corto plazo. Incrementar la financiación no es solo una cuestión económica, sino una apuesta estratégica a largo plazo para garantizar la sostenibilidad de nuestros sistemas sanitarios, la competitividad de nuestra industria y el bienestar de la sociedad. Europa tiene las herramientas y el talento; lo que falta es el impulso financiero necesario para convertir esta ambición en una realidad. Si queremos un ecosistema farmacéutico líder, debemos apostar por una financiación suficiente e inmediata.