¿Vender vapers en las farmacias? Esta es una de las preguntas que más ha resonado en la profesión a raíz de que en Australia, el pasado 1 de julio, la Ley de modificación de la legislación sobre productos terapéuticos y otras leyes (reformas del vapeo) de 2024 impusiera nuevos controles nacionales sobre todos estos dispositivos. Sin embargo, lejos de potenciar el papel de la Farmacia como agente sanitario volcado en mejorar la salud de los ciudadanos, esta medida rompe todos los esquemas al convertir a estos establecimientos en el único lugar en el que se pueda adquirir estos dispositivos claramente nocivos para la salud. Esta decisión ha llamado notablemente la atención, ya que es uno de los países con más restricciones legales ligadas al tabaco.

El objetivo de esta iniciativa consiste en contribuir a la cesación tabáquica, algo que no ha convencido a la profesión farmacéutica española, que ha mostrado su total disconformidad ante esta decisión. En concreto, desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) aseveran rotundamente que “la farmacia comunitaria, como establecimiento sanitario, no es el espacio adecuado para su comercialización”. Además, según declaraciones a EG de diferentes Colegios, en la actualidad hay suficiente arsenal terapéutico para acabar con este hábito de consumo. En concreto, se dispone de medicamentos eficaces y seguros que permiten dejar de fumar en tres meses. El Ministerio de Sanidad, con el objetivo de contribuir en ello, ha financiado varios como Todacitan, Recigarum o la versión genérica del Champix.

Desde las organizaciones colegiales insisten en que es crucial que se enmarque dentro de una estrategia de deshabituación tabáquica y que sea el propio profesional farmacéutico el que lleve a cabo un seguimiento. Entre las reacciones adversas más frecuentes en los pacientes que quieren dejar de fumar destacan alteraciones del comportamiento o de la forma de pensar, ansiedad, psicosis, cambios de humor, comportamiento agresivo, depresión, ideación y comportamiento suicida e intento de suicidio.

Andalucía, Baleares, Canarias, Castilla y León, Cataluña, Navarra, País Vasco y Comunidad Valenciana disponen de diversos programas para promover la cesación tabáquica desde las farmacias. Cabe destacar que con la ayuda del profesional farmacéutico la tasa de éxito de cara a acabar con este hábito puede incrementarse entre un 25 o un 50 por ciento. Por este motivo, alzando la vista al futuro, la expansión de estos programas a todo el territorio nacional se postula como una opción factible de materializar.

Otro de los argumentos en contra de esta ley es que no son un producto cuyo objetivo sea la deshabituación tabáquica, ya que no existen evidencias que avalen su uso para ello. De hecho, lejos de contribuir a ello, mantienen un hábito que no es inocuo. De hecho, desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) advierten de que son igual de nocivos y adictivos que el tabaco y que no sirven como estrategia de reducción de daños.

Pese a que se reforzarán los controles sobre la cantidad de nicotina que contienen, se simplificará su embalaje y se limitará su número de sabores a tabaco, mentol y menta, los “vapers” nunca serán un aliado para acabar con el tabaquismo, ni en Australia ni en España.