Estamos a la espera de qué listas de candidatos y candidatas, y los programas posteriores se formalicen de cara a las elecciones del 23J. Mientras tanto, se suceden los análisis de potenciales Gobiernos que salgan de los potenciales resultados electorales.
La realidad que todo está en el aire y que también es preciso que los votantes vean y conozcan los programas de los distintos partidos. Probablemente, los que tengan el voto decidido no necesitarán conocer mucho más. Sin embargo, en unas elecciones siempre reñidas, será relevante conocer cómo afrontará la sanidad un Gobierno que salga de las urnas.
Y esto no sólo le afecta a los 500.000 empleos del Sistema Nacional de Salud, sin contar con otros empleos de la medicina, el sector farmacéutico o la farmacia, que tambión forman parte de la sanidad, entre otros. Fuera de la sanidad, más de la mitad de la población tienen una enfermedad crónica, y la otra mitad sólo es cuestión de tiempo pero necesita en ocasiones la asistencia sanitaria.
Por eso, todos disfrutamos de una sanidad gestionada por nuestra CC.AA. que necesita el apoyo y coordinación del Gobierno. La sanidad es lo que determina, junto al cuidado y la responsabilidad individual, nuestra salud.
Prioridades de los partidos
Yo no creo que el programa sanitario político de los partidos con opciones a entrar o formar un Gobierno difiera mucho en lo esencial. Pero sí difiere en la capacidad y el conocimiento de gestionar, y en el orden de las prioridades. Las prioridades pueden no ser las mismas, y eso también determina la acción política.
Por ejemplo, para algunos partidos una prioridad es la posible constitución de una empresa nacional que investigue y produzca medicamentos, y para otros puede ser financiar adecuadamente la sanidad.
Para todos, por supuesto, los recursos humanos y la sostenibilidad del sistema son una prioridad. Todos los partidos apuestan por una sanidad universal y gratuita. Y desde las CC.AA. los electores saben que la gestión de la sanidad es autonómica. Pero los matices los veremos en breve y permitirá discernir equipos y capacidad para resolver los problemas y retos.
Pero es preciso que haya una iniciativa del Gobierno de España que salga de las urnas el 23J para resolver y afrontar los retos de la sanidad junto a las CC.AA. Cualesquiera de los retos identificados por los profesionales de la medicina, de la farmacia y de la enfermería. Retos que afectan al sector innovador como el farmacéutico, con una presencia industrial relevante en España. Y retos, también, que incluyen la salud pública y la prevención.
El talento sanitario
El talento es escaso, y el talento sanitario aún más escaso. Es preciso que los partidos sitúen a sus mejores y más experimentadas cabezas al frente del diseño de los programas sanitarios y muestren la capacidad de análisis de la sanidad precisa. Aunque un programa no garantiza que se cumpla, al menos muestra que se sabe la dirección en la que irá la inciativa política.
Las generalizaciones como “apoyar la atención primaria” o “afrontar el desafío de los recursos humanos” son humo si no se acompañan de medidas más concretas. Como se ha dicho por un destacado dirigente ya retirado de la vida política: “Programa, programa”.
La sanidad, no obstante, tiene tendencia a estar recogida de forma general en los programas electorales, por lo que será preciso preguntar y detallar en estos casos a sus responsables sobre las posturas de los distintos partidos en los retos que el sector afronta.
El error de no priorizar regulaciones relevantes en materia sanitaria al comienzo de la legislatura nos lleva a carecer antes de fin de año de normas muy necesarias y esperadas. Pero deja un regalo envenenado en forma de cuello de botella que producirá tensiones similares a la saturación de consultas que se provocó tras la pandemia. O dicho de otra forma, tenemos colapso normativo en sanidad que debe priorizarse con el Gobierno que salga de las elecciones del 23J, pero sólo el talento político sanitario puede hacer eso posible.