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En materia sanitaria es conveniente trabajar a largo plazo. Establecer unos buenos cimientos, especialmente en materia de prevención y salud pública, puede marcar la diferencia a la hora de responder y, especialmente, limitar daños ante una emergencia, como podría ser en el caso de una pandemia como la causada por el virus SARS-CoV-2 y la COVID-19. De hecho, ya hay países de nuestro entorno, como Alemania, que están dando pasos para estar preparados para hacer frente a futuras emergencias sanitarias.

En el país centroeuropeo pusieron en marcha en el año 2022 el ZEPAI (Zentrum für Pandemie-Impfstoffe und -Therapeutika). Traducido al castellano como Centro para Vacunas y Terapia Pandémica, se trata de una institución que depende del Instituto Paul Ehrlich y  que se dedica, precisamente, a diseñar las herramientas necesarias para que el país pueda resistir el envite de una futura pandemia.

En este sentido, este organismo tiene un peso decisivo a la hora de trazar los puentes entre la Administración y las compañías farmacéuticas. De esta forma, y entre sus tareas, figura garantizar el suministro de vacunas, el trabajo con el sector privado a la hora de desarrollar estos tratamientos innovadores, o diseñar un armazón legislativo que, en caso de emergencia, tenga la agilidad suficiente para que el Gobierno pueda disponer de vacunas seguras.

Reserva estratégica

De igual modo, el ZEPAI tiene como misión garantizar que existe una reserva estratégica de estos fármacos a la que se pueda recurrir en primera instancia para amortiguar el golpe, por ejemplo de una epidemia. Lo suscribe, como se puede leer en la propia página oficial del organismo, Joachim Bug, su director en funciones: “La pandemia de COVID-19 demostró que proporcionar vacunas lo más rápidamente posible es un componente fundamental para reducir los daños causados”. Y aquí entra en juego la figura de los contratos de preparación para pandemias.

Joachim Bug, director en funciones ZEPAI

Se trata de  acuerdos que el Gobierno alemán selló a través de esta institución en 2022 con varias compañías con presencia industrial en algún caso en su suelo –BioNTech, IDT Biologia y Wacker/Corden Pharm– para asegurarse el abastecimiento rápido de dosis en caso de emergencia sanitaria provocada por un virus emergente y que, también, le faculta a tener acceso a la capacidad de producción de vacunas de estas compañías con el objetivo de evitar que existan desabastecimientos o circunstancias de escasez en su territorio.

Estos contratos, que tienen una validez de cinco años y que después se van renovando año año -siempre que haya acuerdo entre las partes- aseguran a Alemania 160 millones de vacunas con la plataforma de ARNm y otros 80 millones de vacunas vectoriales, según las estimaciones del propio ZEPAI. Esta capacidad es fundamental en la medida en la que contribuye al concepto de autosuficiencia nacional en un aspecto especialmente sensible en caso de pandemia, como es el acceso rápido a los tratamientos.

Hacia la autosuficiencia

Y este es un punto en el que, según las fuentes del sector consultadas, a España todavía le queda un largo camino por delante. Después del golpe de la pandemia de COVID-19, estas fuentes interpretan que los poderes públicos en España no han dado todavía el espaldarazo necesario a un plan que nos permita responder de forma rápida y eficaz a situaciones de emergencia similares.

Las mismas fuentes lamentan que todavía existan ciertas reticencias en la Administración a la hora de potenciar la colaboración público-privada que permita aprovechar el potencial de las compañías. La cooperación redunda en crecimiento que revierte en el país a través de un tejido industrial más potente y, a la vez se mejoren las capacidades sanitarias en materia de prevención.

De sobra conocido es el caso español de HIPRA, compañía que logró el hito de la vacuna contra la COVID-19 con sello nacional. Los casos de éxito podrían incluir nombres de otras compañías como Rovi, que colabora con Moderna, o Pfizer que aseguró con mayor celeridad la producción a gran escala en los primeros meses de la COVID-19. Pero hay más actores y capacidades que las alianzas pueden explorar.

Estas capacidades precisan de la labor de coordinación estratégica que ejercen en Alemania organismos como el ZEPAI, aún ausente en España. El resultado de contar con un organismo similar en España sería obvio: mejoraría su posicionamiento como potencia farmacéutica y, además, caminaríamos hacia un escenario de autosuficiencia que evitaría que el país dependiera de terceros países poco fiables en un escenario pandémico.


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