Existe la creencia de que es normal perder más pelo en otoño que en cualquier otra época del año. La conocida como caída capilar estacional existe, pero no se sabe con seguridad porque pasa realmente, se cree que se debe nuestra a propia herencia como mamíferos, también se atribuye esta caída al cambio estacional de temperatura o a una menor exposición a los rayos del sol.

“Hemos notado un aumento de caída capilar producida por el covid-19”

David Saceda, miembro del Grupo Español de Tricología y Onicología de la AEDV

“En otoño se nota un incremento significativo de las consultas por este motivo”, explica a EG, David Saceda, miembro del Grupo Español de Tricología y Onicología de la AEDV y del Grupo de dermatología Pedro Jaén.

David Saceda

Esta caída es más común en mujeres que hombres. “Tampoco se sabe a ciencia cierta por qué, pero es posible que las mujeres sean más sensibles a estas caídas de pelo por estar más expuestas a cambios hormonales o fisiológicos. También puede deberse a que el tallo piloso suele ser más largo en el caso de ellas y, por lo tanto, es más fácil que perciban su caída”, añade Saceda.

El experto hace hincapié en distinguir entre dos cuadros, “por un lado, están los efluvios telógenos o caídas capilares aisladas, cuyos pacientes suelen tener un buen pronóstico y renovar el pelo. Luego, están las alopecias que debilitan el cuero cabelludo progresivamente hasta hacer aparecer una calvicie”.

Para diferenciar entre un cuadro y otro, estos médicos realizan un estudio con tricoscopia, una técnica de imagen que permite analizar las alteraciones de los tallos pilosos y de los funículos pilosos en el cuero cabelludo y detectar así los signos de una alopecia androgénica. Si esto último se descarta, se tratará de una caída capilar aislada o estacional. “También realizamos análisis de sangre, para asegurarnos de que no haya un problema asociado a niveles bajos de hierro u otros problemas como alteraciones hormonales o de tiroides, que pueden cronificar los cuadros o ser la causa de la propia caída”, apunta el especialista. Estas pruebas son importantes, porque las caídas pueden producirse en otoño, y que nada tengan que ver con la época del año.

COVID y caída de pelo

“El cambio climático no parece estar relacionado con variaciones en este aspecto, es algo que en principio ha pasado siempre, sí que hemos notado un aumento de caída capilar producida por el COVID-19”, afirma Sacedo.

Varias investigaciones han demostrado que el virus es capaz de infectar los propios funículos pilosos y pasar a la raíz del cabello, desestabilizando así el tallo piloso y provocando que se caiga con una mayor facilidad. “Las personas con cuadros más graves de COVID-19 pueden tener caídas capilares más graves que quienes han tenido una sintomatología más leve”, añade.

El aumento de estas consultas se debe al aumento de casos que se produjo durante esta pasada primavera-verano. “La caída se produce tres meses después de haber contraído la enfermedad, por eso estamos atendiendo ahora tantos casos”, explica Saceda.

En general, la caída de pelo puede deberse a multitud de motivos. “No podemos dar por hecho que la caída capilar sea en octubre y ya por eso no pase nada”. Hay un gran consenso entre la comunidad científica en relación a que esta perdida estacional es puntual y es pelo que luego suele reponerse, pero si las caídas son fuertes y superan las seis semanas, “Podemos llegar a recomendar suplementos, no siempre vitamínicos, sino suplementos que tienen ingredientes que pueden favorecer la evolución del paciente”, concluye Saceda.


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