La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, por ello, refleja muchos desajustes que están sucediendo en nuestro organismo a todos los niveles. Como consecuencia, en ocasiones, se presentan lesiones cutáneas que han de ser identificadas y tratadas. Entre ellas, una de las más comunes es el desarrollo de dermatitis atópica (DA). Cuenta con una prevalencia global estimada de 1-10 por ciento en los adultos, y 10-20 por ciento en la población pediátrica. Si ponemos el foco en España, se estima que la prevalencia es del 7,2 por ciento en la población adulta, presentando entre el 41 y el 69 por ciento de los pacientes una enfermedad de moderada a severa. Motivo de ello, disponer de con farmacéuticos comunitarios que estén formados en la identificación y tratamiento de patologías cutáneas como esta es esencial.
En España se estima que la prevalencia es del 7,2 por ciento en la población adulta
La DA es un proceso multifactorial, en el cual factores como la predisposición genética y las alteraciones inmunológicas, vasculares y de la función de la barrera cutánea juegan un papel relevante. Además, durante los últimos años, ha habido un aumento exponencial de la incidencia, fruto del cambio del estilo de vida. Natàlia Borges Roig, vocal de dermofarmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Tarragona (COFT), indica que en la Farmacia Comunitaria se encuentran con dos tipos de pacientes: los que han sido diagnosticados de DA y los que presentan signos y síntomas de la misma, pero que aún no han sido diagnosticados por el médico de Atención Primaria y/o dermatólogo. No obstante, señala que desde la Farmacia se suelen resolver muchos problemas cutáneos leves.
Tratamientos farmacológicos y no farmacológicos
En el primer caso, además de la dispensación de los fármacos y/o productos prescritos por el médico, desde la Farmacia se les ofrecen recomendaciones no farmacológicas. Además, la representante del COFT incide en que hacen especial hincapié en que el paciente entienda que es una enfermedad de la piel que no solamente se trata con fármacos, sino que es muy importante que siga unas buenas medidas higiénico-dietéticas. Entre ellas Borges señala mantener una buena higiene e hidratación de la piel a diario o el uso de jabones syndet y cremas o lociones emolientes. Al respecto alerta de que “los emolientes no deben usarse en las zonas de brote si se está aplicando un tratamiento farmacológico tópico”.
También recalca que es esencial que el paciente tenga las uñas cortas y aseadas para evitar sobreinfecciones; que reduzca el contacto con alérgenos (polvo, ácaros, fibras sintéticas…) y use ropa de algodón. Al respecto insiste en que es importante que utilicen jabones que no sean irritantes y sin perfumes, eviten el uso de esponjas y de tejidos sintéticos o lanas y empleen cremas o lociones emolientes para restaurar y mejorar la función barrera de la piel.
“Los profesionales tienen que profundizar tanto en la anatomía de la piel como en sus patologías más frecuentes“
En caso de tratarse de un paciente que sospechan que pueda tener la patología señala que, además de darle las recomendaciones no farmacológicas, desde la Farmacia se le derivaría al especialista para que puedan realizar el diagnóstico. En este aspecto, Borges reivindica que es fundamental que los profesionales tienen que profundizar tanto en la anatomía de la piel como en sus patologías más frecuentes, ya que es el órgano más extenso del cuerpo y el responsable de proteger a todos los demás órganos. “Es la primera barrera de defensa que tenemos frente a todos los agentes externos”, incide.
Farmacia Hospitalaria y líneas de investigación
El tratamiento médico de la DA debe ser un programa terapéutico individualizado, muy enfocado a romper el ciclo de prurito-rascado-prurito. Motivo de ello, los objetivos terapéuticos en esta patología van orientados a reducir los signos y síntomas del paciente; prevenir reducir las recurrencias y que el paciente atópico presente el menor número posible de brotes; instaurar un tratamiento libre de efectos colaterales a largo plazo y modificar el curso de la enfermedad.
Para abordar esta enfermedad desde la Farmacia Comunitaria generalmente suelen dispensar corticoides e inhibidores de la calcineurina tópicos y tacrólimus. No obstante, la vocal de dermofarmacia sostiene que, en casos moderados de la enfermedad, desde los servicios de Farmacia Hospitalaria, se utilizan inmunosupresores sistémicos y, en casos más severos, se utilizan terapias biológicas. Con respecto a las nuevas líneas de investigación en las que se está trabajando en la actualidad desde los centros hospitalarios, Borges destaca terapias biológicas o sintéticas dirigidas.
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