El libro blanco ‘Redefinición del papel del Autocuidado en Europa’, que se ha presentado recientemente recoge las principales barreras para el desarrollo del autocuidado en Europa y propone diez recomendaciones elaboradas por un panel de expertos que persiguen el objetivo de de situar el autocuidado en primera línea sanitaria. Este documento recopila algunas razones de peso para adoptar políticas de autocuidado que puedan contribuir a mejorar las deficiencias de los sistemas sanitarios y pongan a la prevención en primer plano.
Davide Fanelli, director general de Haleon en España -compañía que ha impulsado esta publicación en colaboración con la consultora Vintura-, considera que este libro blanco aporta “conclusiones determinantes sobre la situación actual del autocuidado en Europa, así como barreras y recomendaciones para empoderar a las personas en el autocuidado”.
Una de estas conclusiones, indica Fanelli, es que es “fundamental aumentar los conocimientos en salud para que las personas puedan tomar decisiones sobre su propia salud -en relación con síntomas menores- en el momento adecuado. En estos momentos se calcula que el 46 por ciento de la población europea no tiene conocimientos en salud”. El director de Haleon en España opina que “esta falta de formación sanitaria incapacita a los pacientes a juzgar las opciones de tratamiento y a tomar decisiones sobre su propia salud” y además recuerda que “los sistemas sanitarios están cada vez más saturados, calculando que en estos momentos faltan unos 50.000 médicos en el sector público, y la formación de personas en salud aliviaría el sistema.”
En esta misma línea se expresa Jaume Pey, director general de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (anefp). “El autocuidado hace posible retrasar la entrada de cada ciudadano en la etapa de paciente, con todo lo que esto significa, tanto a nivel sanitario, social y económico, liberando recursos sanitarios y económicos para poder dedicarlos a las enfermedades más graves y al coste de tratamientos innovadores” afirma. Para poner esta situación en perspectiva, Pey aludió a los datos: “en un estudio realizado por la Universidad Pompeu Fabra se cifró en más de 3.000 millones de euros cada cinco años los recursos que el autocuidado liberaría y que podrían dedicarse al tratamiento de enfermedades graves. Estas cifras nos deberían hacer pensar a todos si realmente estamos haciendo todo lo posible para que España sea un país líder en autocuidado”.
Educación en salud
Según Fanelli y como recoge el informe, para mejorar en términos de autocuidado es fundamental la educación en salud desde etapas tempranas: “Es importante fomentar la alfabetización en salud ya desde pequeños, simplificar los prospectos de los medicamentos, amentar la accesibilidad digital y apostar porque desde la Unión Europea (UE) se contrarreste la desinformación. En definitiva, la alfabetización en salud conduce a elecciones saludables y a que la gente sea capaz de detectar el material promocional y la desinformación”.
Coincide en esta idea Pey agregando que “falta una apuesta decidida por formar a los ciudadanos en autocuidado”. “Es imprescindible incluir la educación en autocuidado en los programas educativos de las escuelas si queremos que las futuras generaciones, desde niños, estén familiarizados con la importancia de cuidar de su salud, de prevenir, de chequear la salud, y que al mismo tiempo puedan desarrollar un espíritu crítico que les permita diferenciar la información de calidad de las fake news”, precisa el director general de anefp.
Acción política
“Si queremos integrar la práctica del autocuidado en el sistema sanitario es necesario que todos, la sociedad en general, estemos formados en el cuidado de nuestra salud y dispongamos de la información necesaria para utilizar adecuadamente los productos de autocuidado, además de consultar con nuestros profesionales sanitarios las dudas que podamos tener”, expresa Pey.
Precisamente Fanelli expresa que una de las metas que se quiere alcanzar con la información contenida en este libro blanco es “promover el autocuidado en el Sistema Nacional de Salud, pero también, fomentar entre la población la importancia de la educación en salud y que desde las instituciones se invierta en dotar a los ciudadanos de las competencias adecuadas para que puedan tomar decisiones sobre su propia salud en el momento adecuado”.
Fanelli considera que las administraciones deben implicarse en el fomento del autocuidado puesto que, como se desprende de este informe “Europa, si la situación no mejora, necesitará en los próximos años 120.000 médicos más y que en 2050, 130 millones de europeos de más de 65 años vivirán con enfermedades crónicas que requieren tratamientos más costosos”, subraya. Pero, desde un prisma más positivo cree que “esta situación puede cambiar si las autoridades responsables europeas y nacionales apuestan por hacer el autocuidado más fácil y eficaz para todos”.
“Todos tenemos retos: nuestras autoridades el de apostar claramente por el autocuidado en sus objetivos estratégicos, tanto en temas normativos como de presupuestos y de actividad”, manifiesta Pey. Pero este trabajo no sólo debe impulsarse desde las administraciones. Para el director general de anefp “es fundamental la colaboración de los profesionales sanitarios, cada uno desde su responsabilidad, en la educación en autocuidado de los ciudadanos. Ellos son embajadores del autocuidado y la comunicación y conexión entre ellos, la e-receta y la historia clínica son buenos canales para ello, sin duda, ayudará a los ciudadanos en el cuidado de su salud”.
Colaboración entre profesionales
Pey llama a las compañías que trabajan en el sector a colaborar en este objetivo. “La industria de autocuidado tiene su reto en la educación sanitaria de los ciudadanos, a través de información de calidad sobre sus productos, que ayude a su utilización adecuada”, afirma el director general de anefp. En este contexto y teniendo en cuenta todo lo anterior, apuesta por “la creación de grupos multifunción que trabajen en conjunto el autocuidado supondría un gran paso en la integración del autocuidado en el sistema sanitario”.
Por su parte, Fanelli se refiere a los farmacéuticos, apuntando que tal y como se demostró durante la pandemia de COVID-19, “los ciudadanos ya confían en estos profesionales para que les aconsejen sobre productos, les hagan revisiones médicas básicas, coordinen el tratamiento de enfermedades, etc. Por todo ello, es importante crear estructuras económicas que apoyen y potencien las funciones de los farmacéuticos como asesores sanitarios de confianza”. Asimismo, Fanelli puntualiza que “es importante que exista una coordinación óptima entre los profesionales sanitarios para agilizar todos los procesos y que se desplieguen nuevas tecnologías al igual que planes económicos que faciliten la asequibilidad del autocuidado para las personas con rentas bajas y también aquellas que tienen enfermedades”.
Impulso entre la sociedad
Bajo el punto de vista de Pey, el autocuidado debe tenerse en cuenta como un “recurso amigo”. “Hay que ver en el autocuidado y en el ciudadano empoderado un aliado para solventar los problemas que tiene el sistema sanitario en la actualidad, como la falta de profesionales sanitarios, y que, sin duda, se agravarán si no fomentamos la prevención y el autocuidado”, resalta.
También Fanelli se detiene en este aspecto, exponiendo que uno de los puntos que recoge el informe es relativo a “motivar al público a que practique el autocuidado. Esto se puede hacer a través de desarrollar tecnología fácil de usar y garantizando que los datos sean almacenados de forma segura y estén en formatos que puedan compartirse con los profesionales sanitarios y otras terceras partes pertinentes”.
En definitiva, como concluye Pey, “no tenemos que tener miedo a que el ciudadano esté cada vez más formado y entienda más sobre su salud; tenemos que darle confianza para que la autogestión de su salud para síntomas menores pueda ser posible”.