La inestabilidad social y laboral ha llevado a un amplio porcentaje de la población a experimentar elevados niveles de estrés, ansiedad y frustración. Este malestar mental puede manifestarse en el cuerpo de diversas maneras perjudiciales, siendo una de las más comunes la gastritis nerviosa, conocida popularmente como ansiedad estomacal. El aparato digestivo es uno de los sistemas más sensibles al estrés, y su correcto funcionamiento puede verse significativamente alterado por problemas psicológicos. Síntomas como retortijones, dolores abdominales, falta de apetito y diarrea son algunas de las manifestaciones comunes de este impacto.

«Una buena salud mental es fundamental porque su estado se manifiesta en respuestas fisiológicas», destaca Modesto J. Varas Lorenzo, jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Sanitas CIMA. Para abordar este tipo de problemas, es fundamental analizar primero el contexto individual que genera el estrés. Si se trata de molestias gástricas recientes y puntuales, provocadas por un incremento significativo de estrés, como durante los periodos de exámenes, existen soluciones que actúan directamente sobre el aparato digestivo y pueden ser suficientes para aliviar estas molestias.

Gran parte de las soluciones a estos problemas se encuentran en la alimentación, comenzando por una dieta rica en frutas, verduras y hortalizas. El consumo de estos alimentos, ya de por sí esencial, se vuelve aún más importante durante episodios de ansiedad debido a su alto contenido en vitaminas, minerales y fibra. Además, su aporte de agua es fundamental, siendo recomendable un consumo diario de aproximadamente dos litros. «Para potenciar el consumo de agua, se puede recurrir a infusiones o té», puntualiza el especialista. Entre los alimentos a evitar, se recomienda reducir el consumo de lácteos, alimentos muy azucarados y platos muy picantes. Además, es preferible comer varias veces al día en pequeñas cantidades en lugar de realizar pocas pero abundantes ingestas. «Estas pautas alimenticias van encaminadas a un objetivo: realizar digestiones muy ligeras y lo menos exigentes posibles para nuestro cuerpo y nuestro sistema gastrointestinal», añade el Varas.

Ansiedad prolongada

Estos remedios pueden ser efectivos para episodios de estrés puntuales y asociados a circunstancias concretas. No obstante, si la ansiedad es prolongada y de carácter crónico, las soluciones no deben centrarse exclusivamente en el aparato digestivo, sino que deben enfocarse en el cuidado integral de la salud mental.

La ansiedad puede mitigarse a través de cambios en la rutina diaria que promuevan calma y tranquilidad. Uno de los primeros cambios suele ser la modificación de la forma de respirar. En este sentido, las respiraciones abdominales, que involucran los músculos del estómago, son especialmente útiles para lograr una respiración más lenta, profunda, placentera y consciente, y se ha demostrado que constituyen un remedio efectivo contra la ansiedad. Otro cambio en la rutina altamente recomendado es la práctica de ejercicio físico. Dependiendo de la persona, se sugiere adaptar el tipo de ejercicios, priorizando aquellos que promuevan relajación y satisfacción. Esto puede incluir actividades físicas con alta actividad cardiovascular y cansancio, así como prácticas más relajantes como yoga o pilates. «En todos los casos, el fin es el mismo: conseguir mantener un estado mental de desconexión, relajación y disminución de la tensión», afirma Varas.

Más allá de la práctica deportiva, también es beneficioso participar en actividades que estimulen la creatividad, ya que proporcionan una distracción psicológica adicional. Por lo tanto, interesarse en aprender a pintar, componer música o cocinar, por ejemplo, puede ser muy útil para mitigar la gastritis nerviosa y mejorar la salud mental.

Si ninguna de estas recomendaciones logra resolver los problemas, siempre se puede optar por un diagnóstico preciso y soluciones más personalizadas. Para abordar la ansiedad estomacal con un enfoque cercano, una opción a considerar son los servicios médicos digitales, como las videoconsultas con especialistas. Estas permiten conectar y conversar con psicólogos, gastroenterólogos o nutricionistas, cuyos diagnósticos y consejos pueden ser de gran ayuda para tratar estas dolencias y asegurar un seguimiento adecuado hasta su resolución.


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