Jesús Aguilar

Hemos cerrado 2023, un año convulso con muchos cambios de Gobierno pero que nos ha traído una de las noticias más esperadas y deseadas por todos, la declaración oficial del fin de la pandemia. Sin embargo, hemos arrancado 2024 con un pico de gripe y COVID que nos ha vuelto a recordar aquellos duros momentos y la importancia de disponer de un sistema sanitario fuerte y resiliente. Un sistema sanitario capaz de afrontar los envites que, sin duda, seguirán llegando en forma de nuevas pandemias. Pero también en forma de nuevos retos como la falta de suministro de medicamentos, las resistencias antimicrobianas, las crecientes desigualdades en el acceso a medicamentos, la necesidad de dar respuesta al reto demográfico y envejecimiento de la población o los desafíos sociales y medioambientales que están afectando a la salud de la población.

La farmacia comunitaria es el establecimiento sanitario más cercano al ciudadano, carece de listas de espera y de cita previa, y eso la ha convertido en la primera línea de fuego en todos estos nuevos retos del sistema sanitario. Es el primer lugar al que con frecuencia acuden los ciudadanos ante los primeros síntomas de gripe o COVID en busca de test o mascarillas. El primero en el que se enfrentan a los problemas de suministro de medicamentos, que no generan las farmacias pero que sí están ayudando a paliar. El primer sitio al que acuden personas con grandes vulnerabilidades que afectan gravemente a su salud, desde soledad no deseada a violencia de género. Y, con frecuencia, el primer profesional sanitario al que se acude en busca de ayuda y consejo.

Y por eso, desde el Consejo General de Colegios Farmacéuticos afrontamos 2024 con el convencimiento de que fortalecer esa primera línea de fuego del sistema sanitario constituida por la red de farmacias nos permitirá a todos disponer de un SNS más fuerte y resiliente, en línea con el lema que hemos elegido para el 23 Congreso Nacional Farmacéutico que celebraremos en febrero en Valencia, Fortaleciendo el sistema farmacéutico con el farmacéutico.
El intenso trabajo que hemos desarrollado en 2023 va ya en esa línea, con iniciativas como la firma del Protocolo para el Programa de Farmacia Rural Comunitaria, un proyecto rubricado por tres ministerios que permitirá contribuir, por un lado, a la equidad territorial en el acceso al medicamento y, por otro, fortalecer la farmacia rural, fijando empleo y servicios en zonas rurales.

“Estamos convencidos de que la farmacia comunitaria puede ser aún más útil si se integran en las estrategias de salud pública y se explota todo su potencial como red centinela”

Con esa misma visión de fortalecer el sistema sanitario, la farmacia ha volcado sus esfuerzos en 2023 en servir de radar sanitario y social con más de 600 iniciativas recogidas en el Barómetro Social de la Farmacia, como la creación de una red de farmacias para la detección precoz de la violencia de género o la soledad no deseada, los programas de salud mental desde la farmacia o el amplio número de iniciativas de adherencia y seguimiento farmacoterapéutico a través de SPD, los programas de deshabituación tabáquica, los cribados de cáncer o las campañas de vacunación.

Del mismo modo, en 2023 se ha duplicado el número de farmacias comunitarias adheridas a Farmahelp, que superan ya las 10.000, en un esfuerzo colectivo por ayudar a los ciudadanos a resolver los problemas de falta de suministro de determinados medicamentos, lo que ha facilitado el acceso a casi 50.000 medicamentos que habían presentado falta en la farmacia habitual.

Finalmente, la Farmacia ha dado un salto de gigante también en el ámbito digital: el sistema de receta electrónica privada ha facilitado en el último año la dispensación de cuatro millones de medicamentos desde cualquier punto del país y el Sistema Español de Verificación de Medicamentos (SEVeM), que ha cumplido cinco años, ha permitido verificar 900 millones de dispensaciones.

La que vamos a ver en este 2024 es ya una farmacia comunitaria más asistencial y más social. Pero puede serlo aún más. Estamos convencidos de que la farmacia comunitaria puede ser aún más útil si se integra en las estrategias de salud pública y se explota todo su potencial como red centinela y como centro de inteligencia de datos en salud pública.
Del mismo modo, facilitar medidas como la actuación del farmacéutico en situaciones excepcionales ayudaría también a paliar el problema de falta de suministro de determinados medicamentos. Y aprender del éxito de medidas como la dispensación colaborativa entre farmacia hospitalaria y farmacia comunitaria facilitará el acceso a los medicamentos a personas especialmente vulnerables. Una farmacia más social, más asistencial y más sostenible nos ayudará, en definitiva, a reconstruir en 2024 el SNS para que se más accesible, más eficiente y más resiliente.