Comienza el año 2023, un año lleno de retos. Mientras escribo esto, llegan noticias de China con un incremento sustancial del número de casos de COVID. Además en las imágenes, que se ven con gravedad, hay discrepancia con los datos que China facilita a la Organización Mundial de la Salud. Primero de los motivos de preocupación. Reflexionando, hay que reconocer que no estamos igual que cuando todo comenzó en Wuhan; los ciudadanos y ciudadanas tenemos una poderosa arma para combatir al virus y la gravedad del mismo, se llama vacuna. Y este es el primero de los retos del Sistema Nacional de Salud: llamar a la vacunación, seguir siendo un ejemplo de coberturas vacunales, con vacunas efectivas frente al virus.
En nuestro Sistema Nacional de Salud los barómetros sanitarios en sus diferentes oleadas nos indican que la sociedad española, tras el shock producido por la fase más aguda de la pandemia, cree que son necesarios cambios en el Sistema Nacional de Salud y, aunque aprobando al sistema sanitario del que gozamos, piden cambios para resistir mejor y adaptarnos a las necesidades de la salud de la población. Interpreto que la sociedad española estima la valía del Sistema Nacional de Salud y, sin querer renunciar a ello, pide cambios que nos permitan seguir disfrutando de él.
Escucho atentamente las manifestaciones de los profesionales de Atención Primaria de Salud. Manifiestan la sobrecarga y la falta de especialistas, con el consiguiente relevo generacional frustrado. Respeto lo que sienten, empatizo con ellos, creo que hay que aumentar la negociación colectiva, de tal suerte que podamos seguir con una sanidad cuyo eje vertebrador sea la Atención Primaria de Salud.
“Hemos salido a la batalla contra el virus con una excelente armadura (nuestro SNS), hecha de un excelente material (sus profesionales); sin embargo, de la lucha, la armadura ha quedado con rasguños y con algunas fracturas profundas”
¿Qué ha pasado? Haciendo un símil en términos bélicos, hemos salido a la batalla contra el virus con una excelente armadura (nuestro Sistema Nacional de Salud). La armadura está hecha de un excelente material (sus profesionales). Sin embargo, de la lucha, la armadura ha quedado con rasguños y con algunas fracturas profundas. En determinadas partes, esa armadura ya estaba un poco débil y eso ha hecho que se resienta mal a una batalla tan dura. Pero es reparable, tenemos la necesidad y la obligación de repararla. Las herramientas para hacerlo y recuperar su fortaleza son la voluntad política y los fondos next-generation.
Tenemos que impulsar la apuesta por la salud pública, por la prevención y por la vigilancia de la salud. Tenemos que orientar nuestras actuaciones a la comunidad, la educación sanitaria y el uso adecuado de los servicios sanitarios.
Apostar por la Atención Primaria de Salud, cumpliendo con el Plan de Acción de Atención Primaria. Incrementar las plazas de médicos, enfermeras y TCAEs, así como las plazas de especialistas, más en el ámbito de la atención primaria de salud. Potenciar la negociación colectiva sin desvirtuar las esencias, los principios y valores del Sistema Nacional de Salud. Combatir la obsolescencia tecnológica, reorientar el sistema pasando de atender solo lo agudo a la atención a la cronicidad. Y hacer frente al reto de incorporar terapias innovadoras a la práctica clínica.