Hemos cerrado un buen año. Una afirmación tan sencilla puede parecer únicamente un deseo, un anhelo, pero revisado el camino recorrido por Unnefar, vuelvo a la misma conclusión: hemos cerrado un buen año.
El año 2018 ha sido para nuestro grupo cooperativo un año de consolidación, un año de cohesión, un año de integración a nivel político, filosófico y ejecutivo. La finalidad no es otra que la defensa de nuestro modelo de distribución y el apoyo sistemático a la oficina de farmacia en su calidad de modelo singular, solidario y social.
La madurez alcanzada nos ha llevado a consensuar ejes estratégicos de nuestra actividad: aprovisionamiento, comercial, territorial, financiero, tecnológico, personas… Hemos profundizado en aspectos fortalecedores para el grupo que nos aportan agilidad, eficacia y eficiencia, haciéndonos más competitivos y respondiendo al mandato de nuestros administradores, las oficinas de farmacia.
Ha sido este, también, un año intenso de diálogo (diálogo que siempre debe permanecer vivo), de acercamiento a otras operadores con quienes creemos entender la distribución y la farmacia de modo similar con el objetivo de crear un espacio de confianza cierta, un espacio de colaboración que nos eleve a una situación de mayor fortaleza frente a las amenazas que nos puedan acechar.
Estamos en un momento realmente estimulante para la distribución, tenemos ante nosotros el reto de generar un modelo colaborativo y cooperativo de nivel nacional que nos consolide como primera opción para cualquier oficina de farmacia. Tenemos por delante el reto de desinflar los ánimos a los modelos empresariales que anteponen el beneficio industrial al interés de la farmacia, y tenemos la firme voluntad de abordar grandes proyectos que nos introduzcan todavía más en el camino de la innovación y la excelencia.
Para la oficina de farmacia el pasado año ha sido un año duro, otro más. Continúan permanentemente las bajadas de precios de los medicamentos (ya en enero nos desayunamos con una nueva dieta de precios para ahorrar otros 88 millones de euros más a la administración), a la par vemos que la economía del país se va enfriando con el descenso en el consumo que conlleva, las reiteradas alertas sanitarias y retiradas de medicamentos del mercado, las interminables listas de productos en faltas, la falta de una explicación clara, creíble y pública que salve la cara de los farmacéuticos que permanentemente desde los mostradores hemos recibo la queja, el recelo y la indignación de la ciudadanía. También hemos sufrido el desconcertante ataque público por parte de compañeros sanitarios nuestros fruto, seguramente, más de un desconocimiento en profundidad de nuestra actividad que de la mala intención.
Se pierde uno en los recovecos de la memoria cuando empieza a recordar el camino recorrido por nuestra querida profesión farmacéutica: reducciones periódicas de precios, márgenes congelados a partir de 141 euros, reducciones del 7,5% y 15% sobre nuestro margen, reducciones de márgenes tanto en distribución como en oficina de farmacia, exclusión de medicamentos de la financiación del Sistema Público de Salud (medicamentazos)…
Por otro lado, ofrecemos desde la oficina de farmacia una atención personal y de calidad a nuestros ciudadanos, les medimos la presión arterial, la glucosa, el colesterol, controlamos su peso, elaboramos y seguimos dietas personalizadas, preparamos su medicación en sistemas individuales de dispensación, indicamos sobre manejo de dispositivos y facilitamos la adherencia al tratamiento, resolvemos sus dudas sobre los medicamentos y sus interacciones, relaciones adversas, posologías, enfermedades…
Desde la distribución, con los mismos mimbres de esta magra realidad económica, nos preocupamos de dar atención a todas las farmacias, todos los días, hasta 4 repartos, hasta la más lejana, con vocación de servicio, con innovación tecnológica, un compromiso grabado a cincel en nuestro ideario.
Hoy estamos, junto con el resto de implicados, participando activamente en la implantación del SEVEM aportando recursos y conocimiento. Somos un sector comprometido y responsable.
Todos los interlocutores de nuestra profesión: colegios, distribución, consejo, siempre hemos tendido la mano a la administración para llegar a buen puerto en todas las circunstancias, hemos sabido ser sensibles a la realidad del país una y otra vez, nos hemos apretado el cinturón hasta quedarnos sin agujeros, hemos apoyado, facilitado, aportado, ayudado en todas las circunstancias para mantener este sistema en el que creemos y que se reconoce como el mejor.
¿Nos es hora también de un poco de reconocimiento? ¿No es hora de colocar el foco del ahorro económico sobre otros actores? Recientemente hemos tenido noticia del incremento salarial que van a tener los funcionarios. ¿No es hora de poner en valor nuestro trabajo, servicio y profesionalidad?
Las situaciones de la vida siempre resultan satisfactorias cuando hay equilibrio entre las partes, cuando se habla y se escucha, cuando se da y se recibe. Nadie podrá discutirnos que somos una profesión volcada con la sociedad que nos rodea, que escuchamos y aportamos, y que somos generosos año tras año aportando recursos al sistema. Creo que es el momento de que también nosotros recibamos algo de lo que hemos aportado, de poder ver la luz al final del túnel, de poder afrontar el futuro con estabilidad, con seguridad, y con confianza.
“Es el momento de que también nosotros recibamos algo de lo que hemos aportado, de poder ver la luz al final del túnel, de poder afrontar el futuro con estabilidad, con seguridad, y con confianza”