Uno de los principales retos al que se ha enfrentado la industria farmacéutica durante la crisis de COVID-19, sobre todo en el inicio, ha sido asegurar el abastecimiento de medicamentos. En este contexto, la coordinación entre todos los agentes ha sido indispensable para asegurar que los pacientes contaban con los fármacos que precisaban. Este ha sido uno de los mensajes principales que se ha lanzado durante la jornada ‘Abastecimiento y producción Made in Spain: Desafíos 2021’.
En ella, Tomás Olleros, presidente del Grupo Farmasierra, destacaba que uno de los principales retos para acabar con los desabastecimientos reside en “apostar por la producción española, que se perfila como una opción segura por su cercanía y calidad”. Esta afirmación se puede extrapolar al territorio europeo. Según Olleros, con esta crisis, “Europa se ha dado cuenta de que hay que volver a producciones nacionales y compensar la deslocalización”. A este aspecto, Olleros agregaba que “la logística siempre va ser clave”. Así, aseguraba que es el “momento de mantener esas exportaciones” y que “si la logística se coordina, será un factor fundamental para garantizar un suministro rápido y seguro de los medicamentos”.
Preparación ante los desabastecimientos
Los primeros momentos de la pandemia fueron los más duros. En palabras de Emili Esteve, director del Departamento Técnico de Farmaindustria, “desde principio de marzo nos reunimos los agentes de la cadena de suministro con la Aemps y nos advirtieron que estuviéramos preparados ante peticiones anómalas de suministro”. Una vez avanzó la situación, Esteve detallaba que “desde Farmaindustria se advirtió a las plantas de producción que tenían que dar cuenta a la Aemps del inventario de productos para evitar dejar sin medicamentos a pacientes crónicos”. En este contexto, las reuniones entre patronal, compañías y agencia aumentaron para tener un control constante de la situación.
El objetivo era que los medicamentos llegaran a los pacientes. Tal y como explicaba Esteve, en las semanas más severas “se reguló la dispensación en oficinas de farmacia, mientras que en medicamentos de dispensación ambulatoria se dio un problema por dos factores: los pacientes tenían miedo a ir al hospital, y existía la posibilidad que al darles fármacos para varios meses hubiera rupturas de stock”. La solución fue limitar estas dispensaciones a dos meses de tratamiento.
Uno de los conceptos clave fue la coordinación. “Desde Farmaindustria unimos a todas las compañías desde marzo para lograr una cohesión importante; esto permitió que desde marzo hasta ahora los pacientes tuvieran la medicación necesaria”, aseguraba Esteve.
Para Esteve, la clave para progresar se basó en “los planes de contingencia elaborados por el sector”, también en “la cohesión y comunicación permanente entre todos los agentes del sector” y, por último, la responsabilidad individual de las personas “que han aportado lo mejor que tenían para que todo funcionara correctamente”.
Ahora, según Esteve, los retos pasan por “poner en valor la industria farmacéutica por su importancia estratégica” y consolidar “una industria enraizada en nuestro territorio para reducir la dependencia de terceros”.
Preparación ante la crisis sanitaria
La falta de preparación ante una situación sobrevenida como esta pandemia, fue uno de los principales obstáculos con el que se encontró la industria. Carmen Sánchez, gerente de Farmasierra Manufacturing, explicaba “ el número de posibles suministadores es limitado y todos los productores deben cumplir unas normas de calidad muy estrictas, lo que reduce el número de proveedores”. “Recibimos una avalancha de pedidos que no estaban planfiicados, no disponíamos de stock; además, dada la situación de pandemia, surgieron problemas como la restricción de exportación de principios activos o cierres de empresas por focos de COVID-19”, apuntaba Sánchez. Todo esto, según la experta, “se combinó con una mayor demanda a los proveedores disponibles y una reducción de la oferta, lo que derivó en escasez”.
Para hacer frente a este problema había que tener en cuenta además, planteaba Sánchez, que aunque la prioridad era el abastecimiento, “prevalecía la seguridad de los trabajadores y la salud de los pacientes”. Por ello, para cumplir este objetivo se recurrió a la contratación de más personal o al aumento de turnos.
Sánchez dejaba clara una idea: “aunque se ha trabajado con urgencia porque la situación lo requería, nada ha sido improvisado”. Así, “destacaba “la dedicación y el compromiso con las empresas colaboradoras”, que han contribuido a que lleguemos a la situación actual con “stock de seguridad de todos los componentes y logrando que se haya normalizado la producción”.