Existen cerca de 100 enfermedades del sueño clasificadas y, además, son muchas las personas que conviven con patologías que, por su sintomatología, interfieren en el buen descanso. La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que más cuatro millones de españoles padecen algún tipo de trastorno del sueño crónico y grave y la ‘World Sleep Society’ calcula que al menos un 45 por ciento de la población mundial padecerá en algún momento algún trastorno del sueño grave. Pero, a pesar de su alta prevalencia, en España hay un gran porcentaje de pacientes que permanecen fuera del diagnóstico y que no se tratan adecuadamente.
Coincidiendo con el Día Mundial del Sueño, que se celebra el tercer viernes de marzo, Ana Fernández Arcos, coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la SEN, explica a El Global que “la falta de recursos y la poca posibilidad de destinar el suficiente tiempo a pruebas diagnósticas” son las razones principales por las cuales no se evalúan los problemas del sueño de forma precisa. Pero, añade que “se están investigando diferentes dianas terapéuticas con neurotransmisores que están implicados en cada una de las enfermedades del sueño, modulando los circuitos responsables de los ciclos de sueño y vigilia“.
“A menudo se emplean fármacos con intención de ayudar al paciente, pero a veces no son del todo certeros. Un ejemplo de ello sería el uso de benzodiazepinas de forma generalizada en las personas que tienen insomnio, el problema más prevalente de todos”. En este sentido, Fernández Arcos ha explicado que el tratamiento de primera línea para el insomnio es la terapia cognitivo conductual. Sin embargo, sostiene que esta debería hacerse con sanitarios especializados, como psicólogos o expertos en medicina del sueño, un tipo de profesionales que no abunda en España.
Importancia de educar en buenos hábitos
La especialista ha identificado que es importante educar a la población para que identifique cuáles son los buenos hábitos del sueño y prevenir que no se produzcan estos trastornos. “Estamos haciendo grandes esfuerzos para que se identifiquen que existen los trastornos del sueño. Estos pacientes se puedan tratar con terapia cognitivo conductual y aplicando tratamiento farmacológico en aquellos casos que realmente está indicado, pudiéndolo suspender a corto plazo sin que esto pueda generar un tratamiento muy prolongado que puede producir algún tipo de problema”, ha indicado.
A día de hoy, existen cada vez más medicaciones para el insomnio. De hecho, el pasado mes de septiembre se produjo un hito en el manejo clínico de la enfermedad en España con la llegada de Quviviq (daridorexant), un tratamiento desarrollado por Idorsia que cubre un vacío terapéutico en los pacientes adultos que también necesitan tratamiento para mejorar su funcionalidad diurna, sin generar problemas de dependencia. “Este tratamiento es una nueva vía terapéutica para esta enfermedad, ya que no incrementa la somnolencia y el sueño, sino que bloquea la vigilia”, ha matizado.
Respecto a otras enfermedades, ha indicado que el tratamiento estándar para la apnea del sueño, una patología que afecta a entre el 5 y el 7 por ciento de la población y que se caracteriza provocar pausas en la respiración durante el sueño, interfiriendo en el descanso y aumentando a largo plazo el riesgo padecer de enfermedades vasculares (como ictus), diabetes y otros problemas de salud graves, se articula en torno a los dispositivos CPAP. Sin embargo, ha afirmado que “cada vez se está avanzando más en tratamientos realizados por odontólogos con dispositivos de avance mandibular“, mencionando que en el Hospital del Mar ya se ha empezado a aplicar un tratamiento con estimulación sobre el nervio hipogloso para poder tratar esta patología.
En síndrome de piernas inquietas, una afección que padecen entre el 5 y el 10 por ciento de los españoles y que se manifiesta por sensaciones desagradables en las extremidades que aparece al atardecer o durante la noche y en reposo y provoca un impulso irresistible de moverlas durante el descanso, lo que dificulta la capacidad de conciliar el sueño y mantenerlo de manera adecuada, existen tratamientos farmacológicos, “pero también habría que evaluar a las personas que tengan un déficit en los depósitos de hierro para tratarlos en consecuencia”, ha reiterado.
Dificultades en el acceso
Aunque la SEN reconoce que en los últimos años ha habido un aumento en la concienciación sobre la importancia del sueño y de los trastornos del sueño en España, considera que aún es necesario realizar esfuerzos para mejorar la higiene del sueño y mejorar el acceso de los pacientes al tratamiento, que se antoja como otra de las problemáticas principales. “Los pacientes tienen dificultades en el acceso porque en algunas ocasiones consideran que es lo normal o que es a lo que se tienen que habituar. Por ejemplo, las personas mayores consideran que un sueño de mala calidad es normal cuando alcanzan una determinada edad. Por otro lado, también desconocen que existe el área de la medicina del sueño que puede evaluar de forma correcta y puede distinguir cuál es el problema que está dificultando el sueño de esa persona”, ha concluido Fernández Arcos.