La crisis sanitaria provocada por el coronavirus ha puesto a la comunidad científica de testigo de un importante salto en el desarrollo de tratamientos médicos y científicos, que, hasta hace unos años, podrían haber parecido ficción. En palabras de la empresa farmacéutica Pfizer, uno de estos avances se refiere a la creación de las vacunas de ARN mensajero (ARNm) para luchar contra el SARS-CoV-2. No solo útil para la producción de vacunas, sino que presenta un amplio abanico de posibilidades para enfermedades raras, oncológicas e infecciosas.
Pero, para lograr liderar la investigación en ARNm, según Uwe Schoenbeck, director científico de Pfizer, va más allá del trabajo previo con esta tecnología. Lo que es imperativo para Schoenbeck es la capacidad de traducir los conocimientos presentes y futuros sobre la tecnología en el desarrollo de medicamentos.
El ARNm presenta un amplio abanico de posibilidades para enfermedades raras, oncológicas e infecciosas
Como afirma este experto, las claves de la investigación y el desarrollo de nuevos enfoques terapéuticos basados en tecnología se sostienen en la inversión, para seguir proporcionando soluciones frente a la COVID-19; y la expansión, para lograr ampliar el portofolio de este tipo de vacunas a otras enfermedades infecciosas, como la gripe o el herpes zoster, entre otras, así como para llevar la investigación del ARNm al abordaje de otras áreas terapéuticas, como las enfermedades raras genéticas. Todo ello con una vista a futuro.
En base a esta filosofía, Pfizer ha decidido redoblar su apuesta por el campo del ARNm, una tecnología “revolucionaria e innovadora”, a través de una inversión de más de 470 millones de euros, con los que expandir sus instalaciones de investigación neoyorkinas y, así, impulsar los programas enfocados en el estudio de vacunas.
Aunque la necesidad de la expansión de estas instalaciones ya estaba presente antes de la pandemia, la llegada de la COVID-19 ha dado el empujón último con el que Pfizer se ha decidido hacerlo una realidad, puesto que, en estos laboratorios, los investigadores consiguieron diseñar, probar y controlar la calidad la vacuna contra la COVID-19 (en asociación con BioNTech SE). De igual modo, estos expertos han realizado otros trabajos de investigación y desarrollo relacionados con las vacunas, que han incluido Prevnar de Pfizer para el neumococo potencialmente letal.
Pfizer invertirá 470 millones de euros para impulsar los programas enfocados en el estudio de vacunas
Una nueva cartera de vacunas ARNm
Tras la notoriedad que adquirió la vacuna contra la COVID-19, Comirnaty, Pfizer tiene como fin replicar ese éxito mediante la aplicación de ARNm a otras áreas de la enfermedad. Con esta inversión, la empresa podrá adquirir un espacio de laboratorio adicional —previsto para el primer trimestre de 2026— y, por ende, el desarrollo de una nueva cartera de vacunas de ARNm con la que se espera que prevenir la influenza y otros patógenos virales, según Steve Bjornson, vicepresidente, y director de operaciones de investigación y desarrollo de vacunas de Pfizer. Este paso también beneficiará a proyectos existentes, como la vacuna experimental de Pfizer contra el virus respiratorio sincitial, que utiliza una tecnología más tradicional.
En paralelo, Pfizer ha realizado recientemente una inversión de más de 29 millones de euros para establecer un laboratorio en el que estudiar agentes infecciosos potencialmente peligrosos, como la COVID-19. Asimismo, en la actualidad, la empresa farmacéutica está comprometiendo otros 20 millones de euros para duplicar la capacidad del laboratorio.
La inversión dará a Pfizer la posibilidad de desarrollar una nueva cartera de vacunas de ARNm
“En Pfizer estamos trabajando de manera pionera con esta tecnología para aprovechar muchas de las oportunidades que presenta. Contamos con una gran experiencia en el desarrollo la tecnología de ARN mensajero, tenemos un profundo conocimiento de la biología de las enfermedades en nuestras cinco áreas terapéuticas, además de sólidas capacidades de fabricación que nos proporcionan el potencial para hacer ARNm a gran escala, con alta calidad y a la velocidad necesaria para lograr un impacto en los pacientes”, concluye Schoenbeck.