En la industria farmacéutica se está librando una carrera para superar a los demandados medicamentos contra la obesidad de Eli Lilly y Novo Nordisk. Decenas de compañías, grandes y pequeñas, se han lanzado a probar medicamentos experimentales que podrían ser más potentes, cómodos o tener menos efectos secundarios que Mounjaro (tirzepatida, Lilly) y Wegovy (semaglutida, Novo Nordisk), a pesar de que estas dos compañías ya están trabajando en sus propios sucesores. En 2024 destacaron dos hitos importantes: el lanzamiento de Wegovy y la introducción de Mounjaro.

Cristóbal Morales, vocal de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), cuenta en declaraciones a El GlobalFarma, que “estos fármacos permiten una medicina más personalizada y un mejor acompañamiento del paciente en su proceso de cambio de hábitos”. Para el experto, “no son simplemente tratamientos para adelgazar, sino herramientas terapéuticas dirigidas a pacientes con un Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 27 con comorbilidades o mayor a 30, siempre en combinación con un estilo de vida saludable”. Por tanto, considera que “vivimos una primavera farmacológica en la que emergen soluciones más eficaces para abordar este problema biológico”.

Los GLP-1, que fueron inicialmente desarrollados para el tratamiento de la diabetes tipo 2, han demostrado una eficacia notable en la reducción del peso corporal. Uno de los primeros medicamentos en esta clase fue Byetta (exenatida), aprobado en 2005 para la diabetes tipo 2, y que mostró efectos en la regulación del apetito. No obstante, fue en 2021 cuando la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó Wegovy para el tratamiento de la obesidad. Este fármaco demostró en ensayos clínicos que, cuando se combina con un cambio en el estilo de vida, puede llevar a una pérdida de peso media sostenida del 14,9%, con el 86% de los pacientes alcanzando al menos un 5% de pérdida de peso.

Además de la acción sobre el GLP-1 o el GIP, un documento elaborado por BioPharma Dive expresa que se están evaluando otros enfoques terapéuticos. Uno de ellos consiste en bloquear un receptor cannabinoide llamado CB1, conocido por regular una hormona moduladora del apetito llamada leptina, además de que también tiene efectos sobre otras funciones biológicas, como la inflamación. De esta forma, se menciona que la próxima baza para el CB1 podría ser el nimacimab (Skye Bioscience), cuyos resultados provisionales de Fase II están previstos para mediados de 2025. El ensayo, denominado CBEYOND, compara nimacimab con placebo, así como una combinación de Wegovy y nimacimab con Wegovy solo. El estudio medirá la pérdida de peso a lo largo de 26 semanas con la participación de 120 voluntarios.

Junto con la terapia subcutánea basada en el GLP-1 y sus coagonistas, también se están desarrollando opciones orales no peptídicas, como danuglipron y otras moléculas en fase de investigación, que permitirán mayor comodidad para los pacientes. “En España, se está iniciando la Fase II de ensayos clínicos para algunas de estas opciones. Además, se está explorando el uso de anticuerpos contra la miostatina y la miosina para aumentar la masa muscular, lo que representa un nuevo enfoque en el tratamiento de la obesidad”, indica Morales.

Seguidamente, subraya que “estamos en la era de los coagonistas del GLP-1/GIP, con fármacos como Mounjaro, o combinaciones como el GLP-1 y glucagón en survodutide (AstraZeneca) y retatrutide”. Además, menciona que existen opciones como MariTide de Amgen, que es de administración mensual, y combinaciones con cagrilintida, como CagriSema, que forma parte del estudio Reimagine y que también se ha desarrollado la molécula de micretina, que actúa sobre el receptor de amilina y el GLP-1. “Estos avances han permitido alcanzar una pérdida de peso sostenida en el tiempo superior al 15-20%, lo que representa un gran beneficio para la salud”, ha admitido.

Un informe de GlobalData, ‘The State of the Biopharmaceutical Industry 2025 Edition‘, destaca los medicamentos contra la obesidad como la tendencia del sector que tendrá mayor impacto en los próximos doce meses. La oleada de inversiones en el área de la obesidad está impulsando el desarrollo de la que posiblemente sea la próxima generación de medicamentos contra la obesidad, descubriendo nuevos mecanismos de acción, desarrollando candidatos orales en lugar de inyectables e intentando disminuir la carga para el paciente reduciendo la frecuencia de administración. Actualmente, más de 144 moléculas dirigidas contra la obesidad están en desarrollo, la mayoría en fases preclínicas. Según el informe ‘La evolución del desarrollo de fármacos contra la obesidad’, publicado por BioPharma Dive, en 2023 se registró un notable aumento en los ensayos clínicos centrados en esta enfermedad, con más de 109 estudios en curso. 

Mounjaro vs. Wegovy

En un primer momento, el principio activo más potente para la pérdida de peso fue la semaglutida. Pero, con la llegada de Mounjaro, la situación cambió. Tanto es así que Lilly anunció hace unos meses los resultados principales del primer ensayo clínico aleatorizado abierto de Fase IIIb SURMOUNT-5 que compara a Mounjaro con Wegovy. En ellos se muestra que Mounjaro proporcionó una pérdida de peso relativa un 47% mayor en comparación con Wegovy. “A las 72 semanas, Mounjaro superó a Wegovy tanto en el criterio de valoración principal como en los cinco criterios de valoración secundarios clave en este ensayo de adultos con obesidad o sobrepeso con al menos un problema médico relacionado con el peso y sin diabetes, logrando una pérdida media de peso del 20,2% frente al 13,7%”, confirmó la compañía a través de un comunicado.

Además, en un criterio de valoración secundario clave, el 31,6% de las personas que tomaron Mounjaro lograron una pérdida de peso corporal de al menos el 25%, frente al 16,1% de las que tomaron Wegovy. El perfil general de seguridad de Mounjaro en SURMOUNT-5 fue similar al de los ensayos SURMOUNT anteriores y los acontecimientos adversos notificados con más frecuencia en ambos fármacos fueron de tipo gastrointestinal y, en general, con una gravedad de leve a moderada. “Este estudio es realmente importante porque es el primero que realiza una comparación directa, cara a cara, entre ambas soluciones en un ensayo clínico”, explicó en su día Morales a este medio.

Para el experto, los ensayos clínicos en centros especializados en obesidad, que incluyen visitas mensuales, asesoramiento nutricional y entrenamiento, han demostrado que los grupos placebo logran una pérdida de peso del 3 al 4%. “Estos resultados reflejan el alto nivel de atención que reciben los pacientes en estos estudios. Sin embargo, cuando se actúa biológicamente con agonistas del GLP-1, se observan mejoras significativas en la pérdida de peso”, señala. Además, reitera que “se buscan soluciones que ataquen el origen del problema, abordando el hambre desde una perspectiva cerebral, emocional e intestinal, y modulando el metabolismo para personalizar el tratamiento según las necesidades de cada paciente”. Del mismo modo, sostiene que “estos avances deben ir acompañados de un uso responsable, con una visión centrada en la salud, desde la prescripción hasta el control médico”.

La obesidad en cifras

Desde 1990, la obesidad en adultos a nivel mundial ha duplicado su prevalencia con creces. En 2022, se estimó que 2.500 millones de adultos de 18 años o más presentaban sobrepeso, de los cuales 890 millones eran considerados obesos, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Solo analizando estas cifras se entiende el importante impacto que tiene a nivel mundial esta enfermedad, no solo para la salud de las personas, también en términos sociales y económicos.

Se trata de una enfermedad que afecta tanto a la salud como a la sociedad en su conjunto. Está vinculada a un mayor riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, problemas cardiovasculares, hipertensión, cáncer y trastornos respiratorios, lo que disminuye la calidad de vida y aumenta la mortalidad prematura. Socialmente, genera una carga considerable en los sistemas de salud debido a los altos costes de tratamiento y la atención prolongada. También reduce la productividad laboral y agrava el estigma y la discriminación, afectando la salud mental y las oportunidades socioeconómicas. Es decir, la obesidad supone un reto global tanto para la salud pública como para la economía de los países.


También te puede interesar…