Las terapias CAR-T se han convertido en una forma pionera de tratamiento contra el cáncer que utiliza las propias células inmunitarias del paciente para atacar tumores. Desde su introducción, han demostrado un potencial asombroso en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer y, a medida que la investigación avanza y se perfeccionan las técnicas, el futuro de las terapias CAR-T parece cada vez más prometedor.

“Han supuesto un cambio de paradigma y han introducido modificaciones en nuestros algoritmos terapéuticos clásicos. Y siguen haciéndolo, ya que en los últimos meses se han aumentado las indicaciones para las que se han demostrado útiles”, destaca Pilar Llamas, jefa del Servicio de Hematología de los Hospitales de QuirónSalud integrados en el Sermas en declaraciones a El Global.

No obstante, aunque hayan supuesto una revolución en oncohematología de manera generalizada, “la eficacia de las terapias CAR-T, actualmente aprobadas en recaída o refractariedad en determinados tumores hematológicos, puede variar según el tipo de cáncer y la situación específica del paciente. Cabe destacar la elevada tasa de respuestas duraderas de estas terapias dirigidas frente al CD19 en leucemia linfoblástica aguda (LLA) y en linfoma B de células grandes (LBDCG), de los que ya tenemos una amplia experiencia en nuestro país”, puntualiza a este medio José Luis Poveda, gerente del Departamento de Salud Valencia La Fe.

Presente de las CAR-T

Las terapias CAR-T están aprobadas en diferentes cánceres hematológicos. “Hoy por hoy tienen indicación en leucemia linfoblástica aguda B, linfoma no Hodgkin B de alto grado (difuso de células grandes, primario mediastínico) y, desde hace muy poco, también en linfoma folicular, linfoma del manto y mieloma múltiple”, explica Llamas. Sin embargo, es una terapia que puede ser dirigida frente a cualquier antígeno que pueda parecer útil por ser expresado en la célula que se pretende destruir.

Según la jefa del Servicio de Hematología de los Hospitales de QuironSalud “en linfomas no Hodgkin B de alto grado hay más de un 40 por ciento en remisión completa después de dos años, cuando su esperanza de vida previa, tras recaer o no responder a dos líneas de tratamiento, era menor de 12 meses. Con estos resultados, se han aprobado en segunda línea y también han demostrado aumentar la tasa de respuesta y la supervivencia con respecto a la inmunoquimioterapia convencional en aquellos que no habían respondido a una primera línea de quimioterapia o habían recaído rápido tras la misma”.

Mariana Bastos, hematóloga del Hospital Universitario Gregorio Marañón y vocal de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), señala a El Global que “el mecanismo de acción de estas terapias es muy innovador y se ha demostrado en varios tipos de linfoma, por ejemplo, que es altamente eficaz. En hematología ha sido donde más éxito ha tenido de forma inicial debido al tipo de enfermedad oncológica, vamos a decir que son más accesible que en los tumores sólidos donde el linfocito tiene que entrar a un tejido determinado, lo cual es una de las barreras que han frenado su ampliación a otro tipo de tumores”.

Desafíos y limitaciones

Se están explorando nuevas estrategias para hacer que estas terapias sean más efectivas, seguras y accesibles para un espectro más amplio de pacientes.

“Una de las principales preocupaciones de estas terapias es la toxicidad asociada, con toxicidades agudas como el síndrome de liberación de citoquinas y la neurotoxicidad, o efectos a largo plazo de baja incidencia como las neoplasias secundarias”, señala José Luis Poveda, que además añade que “también preocupa la durabilidad de la respuesta en relación con la persistencia del CAR-T y el desarrollo de resistencias o recaídas precoces, todos ellos abordados con el desarrollo de nuevas generaciones de CAR-T mucho más específicas y con varios puntos de unión”.

José Luis Poveda, gerente del Departamento de Salud Valencia La Fe

No obstante, persisten otros desafíos importantes, como los costes elevados y la infraestructura específica que necesita. Tal y como expone Poveda, “la necesidad de infraestructura especializada para la recepción, almacenamiento y dispensación de las células CAR-T es otro relevante reto, que hemos sabido solventar. Asimismo, la limitación que supone su compleja producción, que requiere obtener una muestra viable del paciente por aféresis, enviarla criopreservada al laboratorio, y, tras periodos que pueden durar hasta tres semanas, obtener el fármaco; todavía es un punto para mejorar, ya que es necesario acortar los plazos”.

En otra línea, la accesibilidad a estas terapias en España es muy alta. Mariana Bastos, señala que “si comparamos el acceso con otros países yo creo que España que tiene un acceso óptimo a este tipo de tratamientos. ¿Podría ser mejor si te comparas con los Estados Unidos o con Alemania? Sí, porque hay indicaciones que todavía no están disponibles, pero a pesar de esto el acceso es muy amplio y además es muy uniforme, ya que cualquier persona que pertenezca al Sistema Nacional de Salud que cumpla los criterios puede optar a esta terapia”.

Avances y nuevas indicaciones

A pesar de los obstáculos actuales, se espera que en un futuro esta revolucionaria tecnología pueda ofrecer nuevas oportunidades de tratamiento y, en última instancia, mejorar los resultados para los pacientes con cáncer en todo el mundo.

“Los avances que se esperan son muchos, sobre todo, en términos de cómo se construyen esas células. Aparecerán nuevos modelos de CAR-T que tengan especificidad no sólo por una señal concreta de la célula tumoral, sino por dos o incluso por más, para así no depender exclusivamente de una diana para que sean eficaces”, indica Pilar Llamas. “Otras mejoras vendrán de la mano de señales coestimuladoras que faciliten su expansión dentro del paciente y aumente su acción antitumoral, así como ver cuál es el mejor mecanismo para introducir el material genético en los linfocitos T del paciente. Hasta ahora, se ha realizado mediante virus, pero hay estudios prometedores con nueva tecnología que busca aumentar la seguridad sin perder potencial”, asegura la experta de los Hospitales QuirónSalud.

Pilar Llamas, jefa del Servicio de Hematología de los Hospitales de QuirónSalud integrados en el Sermas

Además, se está investigando la posibilidad de aplicar las terapias CAR-T a una variedad aún mayor de tipos de cáncer, lo que podría ampliar considerablemente su impacto en la oncología. “Yo subrayaría el desarrollo de CAR-T dirigidas a otros tipos de cáncer más allá de los hematológicos, como los tumores sólidos, destacando importantes avances en melanoma, sarcoma, neuroblastoma y cáncer ovario”, añade José Luis Poveda, quien recalca que “por desgracia, estas terapias tienen una efectividad más limitada en tumor sólido por múltiples causas, como la dificultad para establecer la diana del CAR-T debido a la heterogeneidad tumoral y escape de antígenos y el mayor efecto extratumoral del CAR-T y sus potenciales toxicidades”. Más allá del campo oncológico también se está investigando su aplicación frente a enfermedades autoinmunes como el lupus y la esclerosis múltiple.


También te puede interesar…

El Hospital de La Paz acoge el primer ensayo clínico con un CAR-T alogénico para sarcomas pediátricos