el global Madrid | viernes, 16 de marzo de 2018 h |

AstraZeneca ha anunciado recientemente los resultados de un nuevo análisis de su estudio CVD-REAL, el primer gran estudio en práctica clínica real de su clase que evalúa el riesgo de muerte por cualquier causa (MCC), hospitalización por insuficiencia cardíaca (hIC), infarto de miocardio (IM) y accidente cerebrovascular en pacientes con diabetes tipo 2 (DM2) que reciben tratamiento con inhibidores de SGLT-2 (iSGLT-2), incluido Forxiga (dapagliflozina) frente a otros medicamentos hipoglucemiantes. Los resultados se presentaron como late breaker en la 67ª sesión científica anual del Colegio Americano de Cardiología y se publicaron en el Journal of the American College of Cardiology.

El nuevo análisis evaluó datos de más de 400.000 pacientes de seis países (Australia, Canadá, Israel, Japón, Singapur y Corea del Sur), de los cuales el 74 por ciento no tenía antecedentes de enfermedad CV. Los resultados mostraron que, a través de esta amplia población de pacientes con DM2, el tratamiento con iSGLT-2 (a un 75 por ciento se les administró dapagliflozina, a un 9 por ciento empagliflozina, a un 8 por ciento ipragliflozina, a un 4 por ciento canagliflozina, a un 3 por ciento tofogliflozina y a un 1 por ciento luseogliflozina) se asoció a un riesgo menor de muerte por cualquier causa del 49 por ciento, un 36 por ciento de hospitalización por insuficiencia cardíaca, un 19 por ciento de IM y un 32 por ciento de accidente cerebrovascular en comparación con otros medicamentos para la DM2. También se observó un 40 por ciento menos de riesgo de la variable principal compuesta de hospitalización por insuficiencia cardíaca o riesgo de muerte por cualquier causa.

En la actualidad, la diabetes afecta a alrededor de 425 millones de adultos en todo el mundo, cantidad que se estima que aumente aproximadamente a los 629 millones (1 de cada 10 adultos) para el año 2045. La mayoría de estos pacientes reside en Asia Pacífico, Oriente Medio y Norteamérica2. Las personas con DM2 tienen un riesgo hasta cinco veces superior de sufrir insuficiencia cardíaca junto con un mayor riesgo de infarto o accidente cerebrovascular3.