En la industria farmacéutica se está librando una carrera para superar a los demandados medicamentos contra la obesidad de Eli Lilly y Novo Nordisk. Decenas de compañías, grandes y pequeñas, se han lanzado a probar medicamentos experimentales que podrían ser más potentes, cómodos o tener menos efectos secundarios que Mounjaro (tirzepatida, Lilly) y Wegovy (semaglutida, Novo Nordisk), a pesar de que estas dos compañías ya están trabajando en sus propios sucesores. Un ejemplo destacado de ello es Amgen, que, aunque no es conocida principalmente por sus fármacos cardiometabólicos, está desarrollando maridebart cafraglutida, también conocida como MariTide. De hecho, los resultados recién publicados de su ensayo clínico en Fase II la posicionan como uno de los tratamientos contra la obesidad más esperados y vigilados. Este tratamiento actúa sobre las mismas hormonas intestinales, GLP-1 y GIP, que Zepbound, pero, a diferencia de este, está diseñado para inhibir el GIP en lugar de estimularlo. Además, se administra mensualmente, en contraste con las inyecciones semanales de Zepbound y Wegovy.

Cristóbal Morales, vocal de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), cuenta en declaraciones a El GlobalFarma que ha tenido la oportunidad de participar en este ensayo clínico, “cuyos resultados preliminares tras las primeras 52 semanas se han dado a conocer mostrando datos muy positivos”. “El estudio, que evalúa el uso de MariTide tanto en obesidad como en diabetes tipo 2, ha reportado una pérdida de peso promedio del 20% en personas con obesidad, con una tendencia a continuar disminuyendo”, ha expresado Morales. Actualmente, indica que se está llevando a cabo una extensión del estudio con diferentes dosis, cuyos resultados también están siendo muy prometedores. Sin embargo, según Reuters, estos resultados no han alcanzado las altas expectativas del mercado, lo que ha provocado una caída del 4,8% en las acciones de la compañía, eliminando más de 6.600 millones de euros de su valor de mercado.

Científicamente, admite Morales, “los resultados son prometedores, con pérdidas de peso comparables a las obtenidas con otros agonistas de GLP-1/GIP“. Sin embargo, explica que el estudio actual abarca únicamente 52 semanas y parece indicar que la pérdida de peso continúa más allá de ese periodo. “La extensión del estudio, que incluye una administración flexible, proporcionará datos más sólidos a largo plazo”, reitera, pero confirma que “aunque estos son solo resultados de una Fase II, la Fase III parece muy prometedora, con un diseño sólido y numerosos ensayos clínicos ya en marcha”. “Personalmente, creo que aún es temprano para sacar conclusiones definitivas, pero si los resultados de la Fase III confirman estas tendencias, estaríamos ante un tratamiento innovador con un gran potencial en el manejo de la obesidad y la diabetes tipo 2”, subraya.

Otro aspecto interesante de este fármaco es su flexibilidad en la administración, ya que puede administrarse cada cuatro semanas y, en la extensión del estudio, se están evaluando pautas más flexibles con distintas formulaciones. En cuanto a los efectos secundarios, es cierto que, como en otros ensayos, las dosis más altas tienden a ser las que producen más efectos adversos. Sin embargo, Morales explica que en “la Fase III se ajustará la dosis de titulación y la dosis final destinada a la comercialización, lo que permitirá optimizar el equilibrio entre eficacia y tolerancia”. Al margen de todo ello, abunda que “en una cohorte específica de pacientes con diabetes tipo 2, los datos muestran una pérdida de peso promedio del 17% y una reducción de la hemoglobina glicosilada en 2.2 puntos“, afirma Morales. Estos resultados son muy esperanzadores. Sospechaba que sería así, ya que el desarrollo clínico previo, cuenta con una base robusta que abarca no solo diabetes tipo 2 y obesidad, sino también afecciones como hígado graso, insuficiencia cardíaca y enfermedad cardiovascular. En este sentido, se asemeja a otros coagonistas de GLP-1/GIP.

Actualmente, más de 144 moléculas dirigidas contra la obesidad están en desarrollo, la mayoría en fases preclínicas. Según el informe ‘La evolución del desarrollo de fármacos contra la obesidad’, publicado por BioPharma Dive, en 2023 se registró un notable aumento en los ensayos clínicos centrados en esta enfermedad, con más de 109 estudios en curso. Los GLP-1, que fueron inicialmente desarrollados para el tratamiento de la diabetes tipo 2, han demostrado una eficacia notable en la reducción del peso corporal. Uno de los primeros medicamentos en esta clase fue Byetta (exenatida), aprobado en 2005 para la diabetes tipo 2, y que mostró efectos en la regulación del apetito. No obstante, fue en 2021 cuando la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó Wegovy (semaglutida, Novo Nordisk) para el tratamiento de la obesidad. Este fármaco demostró en ensayos clínicos que, cuando se combina con un cambio en el estilo de vida, puede llevar a una pérdida de peso media sostenida del 14,9%, con el 86% de los pacientes alcanzando al menos un 5% de pérdida de peso.

Además de la acción sobre el GLP-1 o el GIP, un documento elaborado por BioPharma Dive expresa que se están evaluando otros enfoques terapéuticos. Uno de ellos consiste en bloquear un receptor cannabinoide llamado CB1, conocido por regular una hormona moduladora del apetito llamada leptina, además de que también tiene efectos sobre otras funciones biológicas, como la inflamación. De esta forma, se menciona que la próxima baza para el CB1 podría ser el nimacimab (Skye Bioscience), cuyos resultados provisionales de Fase II están previstos para mediados de 2025. El ensayo, denominado CBEYOND, compara nimacimab con placebo, así como una combinación de Wegovy y nimacimab con Wegovy solo. El estudio medirá la pérdida de peso a lo largo de 26 semanas con la participación de 120 voluntarios.

Más promesas terapéuticas

Por otro lado, con Zepbound, el tratamiento de Eli Lilly dirigido a adultos con obesidad o sobrepeso y comorbilidades relacionadas, la compañía está llevando a cabo el ensayo SURMOUNT-5 para demostrar que su tratamiento es más efectivo que Wegovy en la reducción de la masa corporal de personas con obesidad o sobrepeso que padecen complicaciones asociadas, como cardiopatías o hipertensión. Se esperan resultados a finales de año, y hasta ahora, sus resultados parecen superiores a los de Wegovy, ya que ha demostrado ayudar a las personas con obesidad a perder hasta un 21% de su peso corporal, en comparación con el 16% que se reporta con la terapia de Novo Nordisk.

A diferencia de Wegovy, que estimula la hormona metabólica GLP-1, Zepbound actúa sobre el GLP-1 y también sobre otra hormona llamada GIP. Su innovador mecanismo dual ha servido como modelo para otras compañías, incluida Novo Nordisk, que está en la fase final de estudio de un fármaco experimental de doble acción denominado cagrisema, una terapia que combina semaglutida con otro compuesto que imita la hormona metabólica amilina. Además, la compañía danesa está probando cagrisema directamente frente a Zepbound, pero los resultados de ese ensayo no estarán disponibles hasta dentro de un año.

Amgen, aunque no es reconocida por sus fármacos cardiometabólicos, ha desarrollado uno llamado maridebart cafraglutida o maritida, que se encuentra entre los medicamentos contra la obesidad más vigilados. Este tratamiento actúa sobre las mismas hormonas intestinales, GLP-1 y GIP, que Zepbound, pero, a diferencia de este, está diseñado para inhibir el GIP en lugar de estimularlo. Además, se administra mensualmente, en contraste con las inyecciones semanales de Zepbound y Wegovy. Los resultados de Fase II de la compañía están previstos para finales de año, según BioPharma Dive.

La obesidad en cifras

Desde 1990, la obesidad en adultos a nivel mundial ha duplicado su prevalencia con creces. En 2022, se estimó que 2.500 millones de adultos de 18 años o más presentaban sobrepeso, de los cuales 890 millones eran considerados obesos, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Solo analizando estas cifras se entiende el importante impacto que tiene a nivel mundial esta enfermedad, no solo para la salud de las personas, también en términos sociales y económicos.

Se trata de una enfermedad que afecta tanto a la salud como a la sociedad en su conjunto. Está vinculada a un mayor riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, problemas cardiovasculares, hipertensión, cáncer y trastornos respiratorios, lo que disminuye la calidad de vida y aumenta la mortalidad prematura. Socialmente, genera una carga considerable en los sistemas de salud debido a los altos costes de tratamiento y la atención prolongada. También reduce la productividad laboral y agrava el estigma y la discriminación, afectando la salud mental y las oportunidades socioeconómicas. Es decir, la obesidad supone un reto global tanto para la salud pública como para la economía de los países.


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